Capitulo VIII

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   Era un sábado por la tarde y Melissa estaba en la sala de la casa con sus cuadernos, sus hermanos estaban en una guerra a muerte contra Carlos y Jorge, las municiones eran las bellotas que caían de los árboles, llevaban así toda la mañana y lo que iba de la tarde, Estéfani estaba leyendo un libro de la biblioteca familiar, en la mañana había ido a casa de Chloe, quiso visitar a Daevin junto a sus amigas pero él no estaba en casa, solo encontró a su mamá, era una mujer mayor de unos sesenta años, cabellos aún negros y ojos que eran testigos de muchos años.

   No dijo nada, tampoco quiso entrar, dijo que no le dijera nada a Daevin, que él no la conocía, no notaba su presencia, antes sí lo hacía pero desde hace unas semanas parecía que no notaba su presencia.

   Era un joven de estatura media y cuerpo trabajado, su cabello estaba recortado formalmente, no era un corte juvenil, su mirada era penetrante, sus hombros y espalda ancha.

   Estaban la dos sentadas en la sala cuando entraron los cuatro desde el jardín ensuciando todo, los niños corrían por toda la casa y los otros dos los seguían con unos palos en las manos, solo jugaban, aunque la madures de Jorge aún no hacia llegado y la de Carlos se tomaba un descanso.

   —señor. ¿Podemos ir al río?

—sí señor, —suplicó uno de los niños.

—con mi papá vamos todos los sábados —agregó el otro.

—a veces los domingos —dijo Melissa.

—está bien, iremos de pesca.

—ahí está todo muerto. —dijo Jorge.

—ya verás que algún día pescaré algo.

—el día que pesques algo ahí, será el día que Jorge madure —señaló Estéfani.

—¿un resfriado cuenta? —preguntó Melissa.

   Todos rieron.

   Estaban todos en el río, Carlos estaba sentado con la caña de pescar entre sus manos, a su lado estaban los niños escuchando cual era la mejor manera de poner el cebo, ya lo sabían ya lo habían hecho con su padre.

   Estéfani estaba sentada a la sombra de un árbol leyendo el libro, parecía que quería terminarlo rápido.

   Melissa se preparaba para lanzarse al río, no llevaba traje de baño así que se lanzó con la poca ropa que llevaba, solamente se quitó la falda y la blusa.

   Jorge la imitó. Al parecer no le importaba que fuera hija de su jefe y amigo. Era una chica guapa y la tenía al alcance pero esta vez ella no quería llamar la atención de él sino de otro.

   Carlos seguía con los niños enseñándoles que debían esperar que el agua se calmara y que no debían hacer ruido, cuando vieron a los dos agitando las aguas.

   —oiga señor. Por qué pierde el tiempo de esta manera.

“por qué lo pierdes tú de esta manera” pensó.

   Solo sonrió, era una chica hermosa, pero Carlos jamás haría eso.

   Jorge se acercó nadando bajo el agua por detrás de Melissa para asustarla. Lo logró, luego la tomó en sus brazos y la sumergió en el agua.

   Estéfani dejó su libro en el suelo al verlos y decidió unírseles, los niños también lo hicieron pero a ellos no les importó lanzarse con ropa, solamente Carlos se quedó en la orilla.

   Uno de los niños salió a buscar una pelota del carro y se pusieron a jugar, era muy divertido y Carlos no pudo evitar quedarse solo mirando.

EL AMOR EN LA ESQUINADonde viven las historias. Descúbrelo ahora