Era domingo por la mañana, Carlos había ido a casa por comida, estaban todos reunidos a la orilla del río, jugando, platicando y reían.
Era la hora de comer, bueno, la hora de comer ya había pasado pero era un domingo así que a nadie le importó.
—¿contará su historia, señor? —dijo Melissa— me lo prometió.
—¡está bien! —dijo Carlos.
Jorge se levantó y fue a meterse al río, solo Melissa y los niños prestaban atención, Estéfani no quería escuchar.
—empezaré desde que conocí a Kateryn, tenía solo catorce años y yo quince, era una chica muy linda, cuando te miraba sus ojos expresaban lo que ella sentía no hacían falta las palabras, su sonrisa era la luz del día. Me enamoré de ella desde el primer momento en que la ví, fue ese día que llegaron a vivir aquí, era un cálido día de diciembre, el sol brillaba en el cielo, pero ella brillaba más.
A pesar que la amé desde el primer día que la ví, no lo confesé sino hasta dos años después, en su cumpleaños dieciséis...—¿por qué no lo dijo antes? —preguntó Melissa, Estéfani también quería hacer esa pregunta.
...tenia miedo, pero no miedo al rechazo sino miedo a lastimarla, mi conducta no era la mejor, a pesar que era muy popular con las chicas, con ella era diferente, sabía que terminaría arruinandolo y no quería herirla...
—¿cómo fue que se declaró?
...yo la amaba y sabía que ella a mi también, pero me decía que me odiaba, y frente a todos me atacaba por mi comportamiento, pero al alejarse, volteaba a mirar y sonreía cada vez que yo me quedaba de pie observando cómo se alejaba.
Era su cumpleaños pero yo no fui invitado así que todos se quedaron asombrados al verme entrar, sobretodo por lo empapado que iba, no querían dejame entrar así que la única manera era entrar por el jardín trasero, pero al entrar sin querer tropecé con un joven que estaba ebrio y casi a la piscina.
Recorrí toda la casa buscándola, la encontré en la cocina, estaba sentada y lucía hermosa, llevaba un vestido rojo y su cabello... Era perfecta, la chica más hermosa del mundo......me acerqué lentamente mientras ella se levantaba y fruncía el ceño, quería echarme del lugar, y la verdad yo también me habría echado, no la merecía.
La miré y acaricié su rostro con el reverso de mi mano, estaba estática, me miraba perpleja sus ojos marrón saltaban de un punto a otro, no quería mirarme fijamente y yo se lo agradecía no hubiera podido concentrarme si lo hacía. La miré y le dije que era la chica más hermosa del mundo, ella sonreía y sus mejillas se ponían rosadas, sus ojos brillaban pero no levantaba la vista, le dije que la amaba, que lo haría siempre y que, si me rechazaba pasaría toda mi vida haciendo lo necesario para que me dirigiera una sonrisa...—¿qué dijo?
...que sería mejor que lo hiciera aunque su respuesta fuera sí.
Pasé mi mano sobre su cabello y la fui bajando, acariciando su cara mientras sujetaba su cintura con la otra, la acerque hacia mi y besé su boca.
Fue lo mejor que me había pasado hasta entonces, y todo lo demás... Lo siento.Ya no pudo seguir, aunque su voz no se quebraba su alma si lo hacía.
—está bien —dijo Melissa— será después.
Estéfani secaba una lágrima de su mejilla, los niños se habían ido a nadar a media historia.
Iban de regreso a casa, en la radio sonaba una canción de esas que hace años hacían vibrar los corazones y almas de los jóvenes y que aún lo hacían, era una de esas canciones que amaron nuestros abuelos, que había gustado a nuestros para y que algunos de nosotros amamos.
Todos sabían la letra menos los niños, iban cantando por todo el camino, cuando Carlos frenó de golpe y todos resultaron más que golpeados, asustados. Un venado pequeño había atravesado el camino, todos rieron.
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EL AMOR EN LA ESQUINA
Teen FictionUna historia de amor diferente, constante y continua que te llevará a los rincones más oscuros del corazón de los personajes de este relato. ¿amor? ¿pasión? encontrarás todo en esta historia.