Capítulo 8; Impulsos.

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Paul nos acompañó hasta la puerta del estacionamiento por las dudas, y cuando vio todo estaba bien, fue a fijarse en las calles. Por un momento pensé que íbamos a ir en el auto de Louis, pero me di cuenta de que él tenía otros planes.

- Nunca me dijiste que tenías una moto, Lou.

Louis- Hay muchas cosas que no sabes sobre mí…-se quiso hacer el serio, pero automáticamente me miró y se rio.

- Que bien te sale hacerte el misterioso, eh.-me reí con él, y me pasó un casco. Se puso el suyo, y nos sentamos a horcajadas en la moto.- Estás seguro de que sabes manejar esta cosa?

Louis- Claro que sí, preciosa, no te preocupes, confía en mí.-abrasé su cintura y sentí esa corriente eléctrica recorrer todo mi cuerpo otra vez. Sonreí y me mordí el labio para no reírme como una completa idiota y quedar en vergüenza frente a Louis.

Paul nos abrió el portón, y nos aseguró que todo está bien, pero que tengamos cuidado. Él arranco y salimos. 

Por suerte era una noche linda y tranquila. No había casi nadie en la calle y era un alivio para mí y Louis. A veces ni siquiera podíamos salir por culpa de los paparazis. Los fans no molestaban, la verdad es que nos encanta interactuar con ellas, pero a veces necesitábamos ese tiempo en el que queremos disfrutar un poco de nuestra libertad e intentar ser una persona normal, aunque estés en la banda del momento y no te dejen tranquila ni un segundo.

No tenía idea de a donde me estaba llevando, pero la verdad es que me sentía tan bien que la idea de a dónde podía estar llevándome no me importo en lo absoluto. La sensación de adrenalina que recorría todo mi cuerpo era increíble. Louis me hizo reír en todo el recorrido, y yo a él. Nos burlábamos de todo lo que veíamos. Reíamos juntos y no existía nadie más ahí. Solo nosotros dos.

Se estacionó en una plaza que estaba iluminada solo por unos faros de luz. En el centro del parque, se situaba una hermosa y gran fuente que despedía cascadas de agua. Nos quedamos ahí, juntos, hablando y riéndonos de cosas que no tenían sentido, pero se ve que para nosotros era gracioso. ¿Nunca les paso de sentir algo en el pecho, que te agarra solamente cuando no queres alejarte de alguien? Bueno, sentía eso. Duplicado. Y sumado a todas las cosquillas que me estrujaban el estómago.

Louis era atento, dulce y divertido conmigo.

- Lou! Son las tres de la mañana! –exclamé mientras miraba mi teléfono.

Louis- Paul nos matara… las horas se nos pasaron volando! –Reímos.- Lo curioso es que siempre me pasa cuando estoy con vos.- se rascó la nuca y lo mire incrédula. Incapaz de poder decirle algo.

Estúpidos impulsos.

Me acerqué a él. Nerviosa, temblando. Tuve que levantar la mirada para observarlo. Sus preciosos ojos azules despedían un brillo especial, único. Una sonrisa se curvó en la comisura de sus finos labios, y su mano se apoderó de mi cintura. Mis manos actuaron solas y se apoyaron en su pecho, sintiendo los latidos muy muy acelerados de su corazón debajo de mi palma derecha.

Rozó mis labios con ternura, y mi corazón empezó a temblar intensamente, un temblor que se extendió por todo mi cuerpo, provocándome un tremendo estremecimiento. Entonces, sus labios se apoderaron de los míos, y creí que explotaría. Encajaron tan perfectamente que por alguna razón pensé que nuestros labios fueron creados para estar juntos. ¿Mariposas? ¿Cosquillas? Para nada. Lo único que sentía y escuchaba eran fuegos artificiales. Y solo existíamos Louis y yo, nadie más. 

Enterré mis dedos en su pelo, y traté de atraerlo hacia mí. Por muy cerca que lo tuviera, sentía que no era suficiente. Nos faltaba el aire y ni siquiera nos importó. Pero reaccioné. ¡No! ¡No podía besarlo! Tarde, ya lo había hecho. Por mucho que me costó, me separé de él lentamente, como si no pudiera alejarme. Me miró incrédulo y respiré como pude.

- Lou yo… No… no puedo.

Louis- Porqué no?

- Yo… Yo estoy confundida y…-sus labios se apoyaron otra vez sobre los míos. Esta vez, acomodó mis piernas en torno a su cintura y no me opuse a aquello. No podía aunque quisiese. Las sensaciones que estaba experimentando con Louis, eran inexplicables. Extrañas, y hermosas.

Me sentó en la moto, tomó un mechón de cabello que estorbaba en mi rostro y lo colocó detrás de mí oreja. Me acarició las mejillas, y cuando sus labios se separaron de los míos, lo abrasé. Sintiéndome completa, protegida, pero mal y culpable a la vez.

- Louis…

Louis- Sh, no pasa nada.- me miró aun con los ojos brillosos. Lo tomé por la nuca, sin poder resistirme ni un segundo más, y nuestros labios estuvieron juntos una vez más, hasta que nuestros pulmones nos pedían a gritos oxígeno.

Nuestras miradas se encontraron, me mordí el labio inferior y le acaricié la mejilla. Una parte de mí amaría darle una oportunidad para que pasara algo, pero había otra parte que me atormentaba repitiéndome “Harry” una y otra vez. Tal y como antes repetían el nombre de aquel oji azul que me traía completamente estúpida.

El camino al hotel en la moto fue más silencioso. Si bien de vez en cuando sonreíamos de la nada, ninguno de los dos tuvo las agallas de atreverse a decir algo siquiera. Cuando llegamos, me acompañó hasta mi habitación. Pasos lentos, miradas fugaces y mis nervios a flor de piel.

- La pase muy lindo.-dije, rompiendo el silencio.

Louis- Yo también, de verdad.- me lamí los labios. Si tan solo los suyos mojaran una vez más los míos… borré aquellos pensamientos y tragué saliva. Y como si Louis pudiera leer aquellos pensamientos, me besó. Lento, suave. Me alejaba, pero él depositaba besos fugaces sobre mis labios y no podía hacer nada al respecto. Me tenía derretida en sus brazos.

- Lou… por favor vete…-me besó.- Louis, no te dejaré ir, y no quiero, por favor…-supliqué, y me besó por última vez, antes de besar mi frente e irse. Dejándome débil, estúpida y atónita.

Cerré la puerta. Me conocía demasiado y sabía que sería capaz de correr tras él a que me bese otra vez y no sé, me haga el amor también, tal vez.

Me tiré en la cama y mis ojos se llenaron de lágrimas por la bronca que tenía en ese momento. Ahora sí, podía afirmar con seguridad, que estaba locamente enamorada de Louis. Pero por otro lado, sentía aquel roce de labios que tuve con Harry. ¿Por qué tenía que pasarme esto justo a mí? Hubiera aceptado cuando Justin Bieber me pidió que saliera con él, quizás ahora esto no estaría pasando.

Sentí que tocaban la puerta. ¿Sería Louis? Rogaba porque no fuera él, pero por otro lado me puse a pensar que si hubiera sido él, quizás sería capaz de entrar de la nada y lanzarse sobre mí, o no lo sé. Y sabía que si entraba, no lo dejaría ir luego.

- Si?

Harry- Puedo pasar? –Oh claro. Esto solo me pasaba a mí. Me beso con Louis, lo rechazo pensando en Harry, y a él se le ocurre hacerme una pequeña visita nocturna. No podía decirle que no. No podía inventarle una excusa tampoco, ya se había dado cuenta de que estaba despierta. Y soy horrible mintiendo, nunca me creen. 

- Claro, pasa.- entró a mi habitación y se sentó en mi cama.- Pasa algo?

Harry- Si, digamos que… dejé algo pendiente con vos...

- De qué estás…- y antes de que siquiera hablando, sus labios se apoderaron de los míos con pasión.

La Sexta Integrante.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora