Capítulo 11

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Camila PoV

La sangre bajó de mi rostro, y parece que abandonó todo mi cuerpo. Los ojos verdes de Lauren me miraban con duda y desconfianza. Aquello se sentía como si un balde de agua fría fuese vaciado en mi. No, realmente no hay comparación de dolor para esto.

— No... ¿No recuerdas nada?.–Dije al borde de las lágrimas, negó con la cabeza muy lentamente.

Las primeras lágrimas rodaron por mis mejillas, con dolor. Con fuerza, rabia y decepción.

— No, no llores. Es broma bebé, si recuerdo.– Lauren trató de acercarse a mi mano pero aún seguía llorando como magdalena.

— ¡Eres una hija de!... .- Frené antes de decir algo de lo que me arrepintiera. Ella reía a carcajadas, tocando su cabeza en ocasiones.

— Ya, pero mi madre no tiene culpa de que sea una graciosa. Ven dame un beso, me duele la cabeza.– En sus labios se mantenía un puchero, pero apenas el miedo empezaba a salir de mi sistema.

— No, eres mala. No te mereces nada además de una buena paliza.– Gruñí cruzándome de brazos, me senté lejos de la camilla manteniendo mi postura.

Lauren sonreía mirándome fijamente, sus dientes blancos llamaban mi atención y sin poder detenerlo mi enojo se había esfumado.

— Bueno, dame una paliza. Pero que sea en la cama, nena.– Guiñó su ojo y lució su más grande sonrisa. Rodé los ojos pero sin poder aguantar las ganas de besarla fui hacia ella.

Nuestros labios se encontraron como tantas veces lo han hecho. El suspiro de alivio por fin salió de mi, sus manos tomaron mis mejillas con cariño haciendo leves caricias. Su lengua se encontró con la mía empezando una danza lenta, mi corazón latía tan fuerte que retumbaba en mis oídos.

— No vuelvas a hacer eso, casi muero del susto.– Hablé apenas me separé de ella, asintió atrayendome en un nuevo beso.

— Eso era algo que me hacía ilusión hacerlo, como en las películas.– Dijo sobre mis labios, golpeé su mano con gracia, rió una vez más desde que se despertó.

— No hay nada que pueda hacer que te olvide Camz.– Susurró mirándome directamente a los ojos, la sonrisa picaba en mi boca. Trataba de retenerla pero era casi imposible, la besé de nuevo castamente.

— Que gran susto nos diste a todos, pensé tantas cosas que me ponían los pelos de punta.–Explique con un escalofrío recorriendo mi ser.

— Espero me hayas pensado en tanga, eso sí que pone los pelos de punta.– Dijo con diversión, trate de ponerme sería pero fue imposible, rompí en una gran carcajada junto al amor de mi vida.

***

— ¡Camila, espera!.– La voz de John me hizo frenar. Respiré con fuerza tratando de calmar los nervios.

— Hola John.– Saludé con una sonrisa falsa. Él me abrazo fuertemente, poniendo sus manos en mi espalda baja.

La incomodidad era alta, tal vez solo para mí. Me aleje delicadamente de su corpulento cuerpo. Vestía unas bermudas holgadas color beige, unas sandalias de playa y una camiseta sin tirantes color roja. Encima de su cabeza descansaban sus Ray-Ban color negro.

— Estás hermosa, como siempre.– Me examinó de pies a cabeza con adoración. Un nudo se creó en mi garganta.

— Que va, solo llevo una sudadera y unos pantalones.–  Traté de bromear, pero solo sonrió de lado.

— Bueno, es que con cualquier cosa te ves bien cariño.– Dijo con dulzura, intento tocar mi mejilla pero la odiosa voz de Andrew me hizo poner los pelos de punta.

Entrenadora CabelloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora