La noche había sido demasiado corta. Había estado durante horas sentada en el suelo apoyada en la pared mirando al cielo rodando en mi mente escenas de mi pasado.
Por eso, ahora por la mañana me encuentro como si un tractor hubiera pasado por encima mío.Fiorella pasa a mí habitación diciéndome que me esperan abajo, Lorenza quiere hablar conmigo.
Ruedo mis ojos, por favor señor mándame un donante de paciencia porque la mía dejó de existir.Me doy una ducha rápida, me hago una trenza y me pongo unos jeans con una camisa de cuadros y unas deportivas.
Me miro en el espejo, qué guapa que estoy.
Acto seguido me marcho hacia el salón donde me encuentro a Lorenza y Arabela sentadas hablando muy bajito.— Buenos días. — Saludo desganada preparándome para enfrentarme de una vez por todas con este par de dos.
— Buenos días Merinda. — Me saluda Arabela, Lorenza ni me mira.
— ¿Has desayunado?
— No, pero vamos tampoco tengo hambre. Gracias por preguntar. — Voy a girarme sobre mis talones cuando escucho como Lorenza se levanta pronunciando mi nombre.
Me volteo alzando mi barbilla, una ráfaga de odio comienza a instalarse dentro de mí.
— ¿Aún sigues aquí? Pensé que ya te habías ido.
— No te preocupes nada más salga el primer vuelo para España me marcho. El problema es que los pilotos se han puesto de huelga. Lo siento, me tendrá que ver por unos días más la cara.
— Arabela, vamos querida tengo cita con mi modista. Espero que tenga listo el vestido para esta noche y de paso tú también debes elegirte alguno, me imagino que te habrá comentado algo mi hijo.
— Sí, ya lo tenía en cuenta. Venga le acompaño. — O me están tomando por estúpida o quieren provocarme con sus malditos comentarios.
El par de dos se van cogidas del brazo.
En serio, estoy atacá de los nervios y necesito desquitarme con alguien. Y ese alguien es Giovanni.Lo llamo y no me responde. Perfecto.
Fiorella que permanece en la puerta en silencio finge una tos seca.— Merinda, por favor no diga nada.
— Tranquila no diré nada de lo que me cuentes.
— El señor Ferretti, su esposo, se ha ido con su madre y Arabela. Yo misma los he visto de marcharse.
— Esto es el colmo. Pero qué quieren ya. De verdad, estoy harta de ellos.
— En verdad la tratan muy mal. Usted no se lo merece. Es mi humilde opinión.
— Tranquila Fiorella, te agradezco tú ayuda. Ah, y gracias por lo de anoche.
— De nada, siempre que me necesite, ya sabe, no dude en llamarme. Encantada le ayudaré.
— Gracias. Ahora me marcho, por favor dame mi maleta, no creo que vuelva más a esta casa.
— De acuerdo, ahora mismo se la preparo. Qué pena que se tenga que ir.
— Qué pena que no me haya ido antes fíjate tú por dónde. Pero oye, al menos te he podido conocer.
Abrazo a Fiorella, acto seguido ella se marcha para buscar mi maleta.
Me despido de Fiorella y su tía, la cocinera algo triste y feliz por poder al fin marcharme de esa casa de locos.Me monto en el taxi indicándole al taxista que me lleve hasta el hotel donde se aloja Alexis.
Antes lo llamo contándole por encima lo ocurrido.
Quedamos en vernos allí en el hotel.
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Aceptar La Realidad
RomanceAún queriendo camuflar su decepción, Meri siente que su gran sueño de poder enamorarse está muy lejano. Su corazón aún espera poder llenarse con el amor del hombre que la haga sentirse la mujer más feliz del planeta tierra. Por otro lado, Giovanni s...