Capítulo 28

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Me encuentro como si estuviera en una nube blanca flotando como un pajarito.
Y no lo digo por el revolcón que me acabo de meter con mi adorable italiano. Es porque nos amamos, y en el amor todo se perdona si en verdad vale la pena.

Entiendo que ya no quiero ni deseo perder este tren que pasa una sola vez, siento que el rencor no te lleva a ninguna parte. Alejarme de Giovanni no ha sido la mejor manera de solucionar las cosas. Solo me estaba haciendo daño a mí misma, llenándome la cabeza de tontas ideas negativas. Ya he dado el paso, mi hijo ha sido el que me dado la suficiente fuerza como para aceptar la realidad de lo que tengo ante mis ojos. Obtener esa vida que desde muy niña siempre he querido. Y aunque no entraba en mis planes empezar la casa por el tejado, estoy que vamos, aún no me lo creo ni yo misma.

Durante la comida me he reunido con mis amigos para darle la noticia. Todos están muy felices por mí y por el salto sin paracaídas que he dado.

—Meri nos alegramos mucho por ti, aunque sabíamos que ibas acabar con el sexy italiano, y lo de quedarte embarazada es todo una sorpresa. —Maribel me abraza con afecto. Quién lo diría que antaño éramos enemigas y ahora comparto momentos de mi vida con ella.

—Mira que eres mentirosilla Maribel, si nadie ha perdido la apuesta porque estábamos seguros de que ibas a cometer la locura de casarte con Giovanni, anda que...mira que nos has hecho de perder dinero. —Observo a mi amigo Niko con cara de "eres mas tonto que pitonto" Pero no le digo nada. Todo se queda en una broma.

Lo más importante es que aquí estoy rodeada de mis amigos contando mis sentimientos y lo feliz que me encuentro.
Y por ello, quería compartir la noticia con mi hermano, desde que se lo dije por teléfono, Alexis no para de regañarme. En verdad este hermano mío hace muy bien su papel.
Tanto como que me ha obligado a ir hasta el pub para hablar muy seriamente conmigo.
No sé si matarlo o pasar de él como de comer lentejas.

En fin, paciencia, tomármelo todo con calma si no acabo estrangulándole con la corbata. Pero como es mi hermano y no tengo otro, debo de resignarme y junto a mis amigas que están más alborotadas que unas gallinas pasamos al pub y por si fuera poco hasta mi madre se ha apuntado.
La primera en entrar es Maribel, seguido Catalina y para no ser menos mi madre y Dania. Si, hasta mi madre se ha empeñado en venir, según ella debemos de celebrar mi soltería.
Claro como ellas pueden beber y yo no.
Manda huevos la cosa, pero bueno tendré que conformarme con ver de bailar a mis mozos.
Uhm, estos si te hacen de subir la tensión y te bajan las calorías de los sudores que te dan. O al menos a mí me hacen de sudar como cerda babosa.

Mierda, se me ha olvidado que ya no puedo hacer esas cosas. Viva mi libertad, creo que aún estoy a tiempo de decirle al cazurro de mi italiano que esperemos un par de años más para casarnos. Pero con mi bebé, estoy segura que mi vida va cambiar por completo.

Mientras mis amigas y mi santa madre que está peor de la cabeza que yo toman asiento en primera fila para ver a los strippers bailar, yo me quedo mientras tanto en la barra esperando a que mi hermano aparezca.

A la media hora contá, hace su aparición el César. Joder, ya le vale dejarme aquí en la barra bebiendo agua como una rana. Espero que la criatura no salga diciendo «cruac»

—Meri, perdón por el retraso, pero había un problema con uno de los strippers, pero ya estoy aquí. Madre mía que guapa te veo, ven dame dos besos hermanita.

—Gracias Alexis por ser mi hermano. Has sido todo un gran apoyo para mí.

—Soy tu hermano y por ello cuido de ti. Y ahora dime, como te encuentras, cuéntame todo lo que piensas hacer ahora en adelante. Me imagino que le habrás dado una oportunidad a Giovanni.

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