Capítulo 6

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Giovanni:

Recibo una llamada de teléfono de mi padre justamente cuando había llegado a la habitación del hotel.
Me río irónicamente pensando que ya estaba tardando en llamarme. Me imagino que mi tío ya le habrá dado la noticia.
Respondo a su llamada sentándome en el borde de la cama y de paso agarro bocanadas de aire antes de ponerme el teléfono en la oreja.

— ¿Qué pretendes con casarte con esa mujer? — Los gritos de mi padre retumban en la habitación, no hace falta ser adivino para saber que está muy enfadado.

— ¿Tiene algo de malo de que me haya casado con Merinda? — Pregunto haciéndome el tonto siguiendo provocando a mi padre.

Sí. Y mucho. Esa mujer es la hija de una ambiciosa que se cree  por tener algo de fama una diva, la cual solo va detrás del dinero de otros. Además, no es de nuestra clase social, y mucho menos la amas. Por lo tanto, esa mujer se va llevar gracias a tú estupidez una gran parte de mi dinero y todo por un capricho tuyo.
Sin contar que ya le había dado mi palabra al padre de Francesca de que pronto ibas a casarte con su hija.El tono de voz de mi padre se alza y a mí comienza a desesperarme con tanta autoridad.
Intento hablar con él respeto a mis sentimientos hacia Meri, un asunto complicado de tratar con mi padre. El cual solo sabe darme sus consejos a través de amenazas.
Y lo que menos esperaba por parte de él me lo ha llegado hacer.
Tuve que decirle que repita la frase por si acaso no había escuchado perfectamente.
Pero sí, había oído muy bien.
Sus palabras eras claras como el agua.
Me daba un ultimátum; si continúo con esa bufonada de querer seguir casado con una mujer vulgar, hija de  una cazafortunas, me quitaría mis tarjetas de crédito, mis coches, y tan solo tendría que sobrevivir con mi salario. Llevar el ritmo de vida que llevaba, eso se me iba a terminar. Era la mejor manera de aprender la lección, amar y respetar por encima de todo a mi familia.
Me repite mi padre antes de finalizar la llamada.

Me levanto rabioso, enojado por la manera tan cruel de tratarme mi padre. Y lo que es peor, ni se molesta en escucharme. Sí o sí debo obedecerlo.

Inmediatamente, llamo a tío, hablo con él y para no variar se pone de lado de mi padre. Perfecto, para que molestarme en tratar de solucionar las cosas en pedir que me entiendan y me dejen hacer las cosas a mi manera, si nadie intenta ponerse en mi lugar.
En estos momentos me encuentro en un callejón sin salida.
Por un lado me siento feliz al lado de Meri, y al mismo tiempo no puedo expresarle lo que siento por ella.
Ella misma me ha dejado claro que no tiene sentimientos hacia mí. Y aunque me duela, debo aceptar la realidad.
Es mejor que ella no se enamore de mí, así el día que tengamos que separamos la despedida no será tan dolorosa.

Al día siguiente, comprobé mis tarjetas de crédito. Mi padre había cumplido con su amenaza.
En estos momentos, no dispongo de suficiente dinero como para permitirme derrochar el dinero tal y como venía haciendo, viviendo a todo confort.

Llego a mi oficina, al menos me queda mi empleo.
Comienzo a trabajar hasta la hora de la comida.
Me encuentro mirando por la ventana a las personas que trabajan en la cadena y su manera de vivir humildemente.
En ese momento veo a Maribel y Meri comiendo en un banco junto a Jorge.
Cierro mis ojos empezando a sentirme celoso.
Me quito de la ventana angustiado y preocupado pensando en mil maneras de poder salir adelante.
Hay muchas posibilidades, y sin embargo yo no veo en estos momentos ninguna opción que me permita estar casado con Meri y hacer que mi familia la acepte.

Al caer la noche, me siento perdido.
No he comido nada en todo el día, y comienzo a sentirme mareado.
No tengo casa, pues hasta eso se ha encargado mi padre de quitarme.
Miro mi billetera, no tengo mucho dinero y necesito alimentarme.
Miro las bolsas que tengo en el asiento atrás del auto. Al menos tengo algo de ropa.
Pienso al recordar que ha sido Meri quién me la ha elegido.
Echo mi cabeza hacia atrás tapándome con la chaqueta.
Pienso que hoy me quedaré a dormir en el coche, no deseo llamar a nadie, siento hasta vergüenza que algunos de mis amigos sepan la verdad.
Debería de llamar a Meri y pedirle ayuda.
Tampoco quiero molestarla con mis problemas y mucho menos hacerla sentir mal cuando se entere que me encuentro en esta situación porque no quiero divorciarme de ella.

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