— Alexis — Increíble, pero cierto.
Sí, estoy en estos momentos abrazándole, sintiendo como él me devuelve el abrazo acariciando mi espalda con ternura.
Escondo mi rostro en su pecho para dejar en libertad este sufrimiento que lleva horas pidiendo salir.— Meri, llora hasta que sientas como te faltan tus fuerzas.
Después aunque te sientas destruida, eso no es cierto. Tus energías volverán aparecer haciéndote invencible.— Gracias por venir... Yo...
— ¡Shuu! No hables, deja que tu dolor salga, yo estaré aquí a tú lado para apoyarte, no estás sola.
Pues eso es lo que hago. Me la paso
un buen rato sentada al lado de Alexis llorando y recordando.
De alguna manera necesito expulsar todo lo malo que sea instalado en mi pobre corazón.— Meri, aunque ahora todo lo veas negro. Simplemente quédate con esa tranquilidad de saber que todo lo que has hecho ha sido con buena intención, has sido realmente sincera y de corazón.
Ahora debes de sonreír, y pensar que hay otras cosas más importantes en la vida. Las cuales vamos adquiriendo experiencia a base de golpes, caídas y dolor.
Anímate, no soporto verte así. — Me seco mi rostro, clavo mis ojos en Alexis, el cual me mira con ternura.
Vuelvo abrazarlo como una niña pequeña cuando busca la protección de su madre.
Me dejo acunar por los brazos de él sintiendo como lentamente va desapareciendo mi angustia.Algo más tranquila, le propongo a Alexis de ir a comer algo. Aunque esté triste no significa que no deba de alimentarme.
Nos dirigimos hacia un pequeño establecimiento de comida rápida.
Pedimos unas hamburguesas con patatas y algo de beber.— Vaya viéndote comer cualquiera diría que hace unos minutos estabas tan triste.
— Una cosa es que llore y otra muy distinta que no tenga hambre. Y como no se me ha muerto el gato, debo comer para coger fuerzas.
— Me alegro de que estés bien. — Alexis apoya su mano en la mía dándome un pequeño apretón. O son figuraciones mías o Alexis oculta algo.
— Alexis... Hace rato que me pregunto por qué estás aquí.
— Porque me necesitas. Y porque tenía que hacer el viaje.
Y ahora pidamos el postre, quiero llevarte a una disco que está de moda para divertirnos un poco.— Vale, por mí que no quede. — Me encojo de hombros mirando qué helado voy a pedirme.
Termino de comerme el helado, no lo puedo evitar miro de vez en cuando el teléfono por si Giovanni me hubiera llamado o al menos mandarme algún mensaje.
Alexis me observa preocupado dándome nuevamente un consejo sobre como puedo levantar mi ánimo y no dejarme llevar por el abismo.
Le sonrío guardando mi teléfono en el bolso quitándole de paso el sonido.Acto seguido Alexis y yo volvemos a montarnos en el coche de alquiler de Alexis para irnos hacia a la disco para pasar una noche de fiesta.
Llegamos a la disco, la música retumba por los altavoces haciendo que me anime junto con un par de cervezas.
Y la que dice un par de cervezas, dice que llega a la cama viendo doble y soltando por su boca de cada tontería como para grabarlo y subirlo al Instagram.Abro los ojos sintiendo mil tambores retumbar en mi cabeza.
¡Madreee que resaca! Necesito ir con urgencia al baño.
Me miro en el espejo, de verdad que careto tengo de borracha, los pelos parece que he salido de una lavadora, y la ropa aún la llevo puesta.
Por lo cual no he hecho ninguna estupidez.
¡ Uff, qué alivio! Mira que voy y le pongos los cuernos a Giovanni y entonces ya sí que salgo hasta el New York Times.
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Aceptar La Realidad
RomanceAún queriendo camuflar su decepción, Meri siente que su gran sueño de poder enamorarse está muy lejano. Su corazón aún espera poder llenarse con el amor del hombre que la haga sentirse la mujer más feliz del planeta tierra. Por otro lado, Giovanni s...