Quien hubiera dicho que el tiempo asienta las cosas, siempre supe que el tiempo curaba las heridas y ponía a cada uno en su lugar y he de decir que es totalmente cierto, en esto dos años que Marcos y yo vivimos separados puedo decir que las cosas van mejor que nunca, pasamos tiempo juntos, solos, en familia, pero sobre todo nos sentimos realizados ambos, sin tener que ceder ninguno de los dos.
En el caso de nuestros hijos, he de decir que llevan bastante bien esta inusual vida, mi miedo hace dos años era como se lo tomaría Lucas, él en el momento que tomamos la decisión contaba con cuatro años, ya empezaba a entender las cosas y su hermana Lucía, ese año empezaba preescolar, la única que viva ajena a todo este jaleo era la pequeña Erin, ella a diferencia de sus hermanos pudo contar con su padre durante el embarazo, aunque por la circunstancia fuera solo en la recta final y el día de su nacimiento, cosa que sus otros hermanos no pudieron disfrutar, ojalá si algún día volvemos a tener otro hijo podamos pasarlo juntos y disfrutar de todo el embarazo, eso el tiempo lo dirá. Pero volviendo a cómo nos hemos organizado estos dos años con los niños, como los dos mayores estaban en preescolar siempre que me apetecía ver a Marcos podía viajar con ellos y si necesitaba estar sola, dejaba a los mayores con mis padres y solo me llevaba a Erin que era la más pequeña, aunque hubo ocasiones que deje a los tres con sus abuelos, solo porque necesitaba huir, no de ellos, sino de la rutina, es decir, la universidad, es verdad que el último año de carrera cada vez tenía menos agobio, ya sabéis que se me da bien vivir y manejar el estrés, así que cuando sacaba tiempo hacía una escapada familiar a ver a Marcos; además en estos dos años, él también ha venido a visitarnos, recuerdo una de sus visitas, vino como agua de mayo, era Semana Santa y yo tenía vacaciones de pascua, pero tenía que empezar con el TFG y no podía dejar a los niños con mis padres, ellos tenían mucho trabajo en el bar y mi hermana tocaba con la banda, así que su visita me cayó del cielo, es verdad que no me pase todas la vacaciones estudiando e investigando, también saque tiempo para estar con mi familia, con Marcos y los niños hicimos excursiones por la comarca de la Safor, le lleve a conocer rincones que había descubierto con mis padres el verano antes de que naciera Erin, al estar medios peleados ese veranos la semana de vacaciones de mis padres me iba con ellos de paseo, el único día que compartimos juntos toda la familia, es decir mis padres y Marcos fue el día que fuimos a la playa porque nos llevamos a los niños, el resto de día los niños pasaban tiempo con su padre, ya que después de cuatro años ambos se merecían un tiempo sin interrupciones , ni discusiones de sus progenitores.
Pero volviendo a la actualidad a día de hoy nos repartimos las vacaciones muy bien, en junio cuando los peques terminaban el cole, los llevaba a Italia para que pasaran el mayor tiempo posible con sus abuelos y primos, en todo este tiempo, mis cuñados habían aumentado la familia, ahora mis suegros eran unos orgullosos abuelos de seis criaturas, tres mías y de Marcos y tres de Roberto y Alicia, que habían tenido gemelos, a los cuales habían llamado Francisco e Iker, eran preciosos tenían la edad de Lucía, un poco más pequeños. Mis hijos se quedaban en Italia hasta finales de Julio cuando iba a reunirme allí con Marcos y pasar unos días más, hasta que en agosto volvimos para el cumpleaños de mi madre.
Por eso ahora después de mis vigésimo séptimo cumpleaños decidimos irnos a pasar los últimos días del verano con los niños a París, y hemos de decir que nos gustó bastante lo que vivimos que nos estamos planteando el día de mañana para mudarnos aquí he instalarnos como una familia, ambos podríamos desarrollar nuestras profesiones y sobre todo sería una ciudad elegida por ambos, donde construir una vida juntas, un futuro juntos; en una ciudad donde solo tendríamos futuro y nada de pasado, sería un nuevo comienzo pero el tiempo dirá.
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El pasado siempre vuelve
RomanceCon el tiempo he descubierto que lo que dicen del pasado, que es posible enterrarlo, no es cierto. Porque el pasado se abre pasa a zarpazos.