Dos hojas de un gran Árbol

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El tiempo era estupendo, era esa pequeña estación en medio del verano y el otoño, cuando la brisa es fresca; cuando el sol solo es una forma de ver pasar las horas, no se siente.

Caminaba cabizbajo y con su tinte siempre sombrío buscando su refugio interior, se movía como una sombra que no tuviese a quien seguir, a los 10 años no era más que vestigios del dolor de la guerra.

Evitaba chocar con la gente, evitaba caminar muy deprisa, no quería llamar la atención estaba harto de que la gente se inclinara al verlo

- Itachi-Sama, ¿Cómo está?
-Salude a su padre Itachi-Sama

Aduladores que no conocían el verdadero valor de su sufrimiento interno.

Camino hasta el bosque y entonces todo se detuvo, sus ojos se posaron sobre dos gotas verde oceánico que lo dejaron inmóvil, con los puños apretados y sin notarlo con la boca entreabierta; una pequeña flor con pétalos color rosa, frágil, dosil y pequeña se asomaba entre la hierba sosteniendole la mirada; posandose en las heridas de su corazón. Se acercó lentamente a ella y se sentó a su lado en silencio, esperando a que ella huyera de sus ojos, pero mientras las hojas revolotean a su alrededor, se miraron y ambos sonrieron, como dos hojas que caen de un gran árbol, sincronizadas con un solo final.

Después de unos minutos de silencio la pequeña le ofreció una flor y le sonrio, el le tomó la mano mientras sentía su infantil tacto, ella retrocedió y sintió como la sangre le subía a la cara.

-Ita... Kun, ¿estás perdido? ¿Quieres que te acompañe a tu casa?

El se quedó callado, mientras observaba con la pequeña se ponía de pie y se sacudía el delantal, se sintió inseguro así que la tomó de la mano y susurrando muy cerca de su rostro le dijo

-Te aseguro pequeña Sakura, que ya no me siento perdido

Se paró a su lado y la tomó para que lo siguiera, caminaron tomados de la mano en silencio. El amor quizá no era la sensación correcta, el sentía que debía protegerla, el sentía que si ella se iba se perdería de nuevo.

Durante días sintió la ansiedad de aquel hombre que pierde algo que no ha sido suyo pero que anhela con la fuerza de mil tormentas una migaja de aquella sustancia que lo mantiene vivo. Seguía a Sakura a través de los tejados, mientras caminaba por el bosque; al fin la sombra había encontrado dueña.


Disculpen si es muy melosa
Trabajo en ella
Espero les guste 🥰

Una Mirada basta 《ItaSaku》DETENIDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora