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Recorriendo los terrenos de aquel alcázar nadie podría ni tan siquiera imaginar la delicada situación política que asolaba a aquel reino, la bella edificación junto a sus magníficos jardines y agradable clima reflejaban la imagen de un país utópico donde el odio y la necesidad no podían existir ni tan siquiera en su más mínima expresión.
Esos pensamientos recorrían la mente del príncipe Stan de Tegridy mientras acompañaba a su amigo el príncipe Kyle, heredero de la corona de Elven, por los inmensos corredores exteriores que llevaban al salón del trono de aquel enorme palacio.
Tomó un segundo para apreciar la belleza de la arquitectura que le rodeaba; los arcos y columnas que daban acceso a los jardines estaban decorados con mosaicos de colores suaves tallados en piedras preciosas como jade y cuarzo, en los jardines frondosos árboles frutales dejaban caer sus flores sobre el agua de las numerosas fuentes de mármol que decoraban el lugar y la cálida luz del sol parecía dar un brillo dorado a aquel hermoso paraje que parecía el mismo paraíso sobre la tierra.

-Realmente amigo... Este lugar parece sacado de un cuento... Las gentes parecen tan dichosas...-Stan suspiró con una sonrisa suave.
-Es por eso que necesito tu ayuda... Es mi deber preservar sus sonrisas, no puedo permitir que suceda una guerra.

Al entrar en el salon del trono encontraron a la reina consorte Sheila que hablaba animadamente con unos comerciantes de joyas y objetos preciosos. Ella, en cuanto notó su presencia, se excusó con sus acompañantes que abandonaron la estancia con rapidez y acudió a su encuentro. Kyle parecía ligeramente sorprendido y nervioso, pero cambió su expresión en cuanto la mujer los alcanzó.

- ¡Kyle hijo! ¿Como has podido no contarme que Stan ha venido a vernos? - La mujer entonces dirigió su atención al joven extranjero -Bienvenido Stan, ha pasado un largo tiempo, realmente te has convertido en un excelente alfa, tal como mi Kyle. -Stan sonrió avergonzado -Me alegro de verla su majestad.
-Lamento haber perturbado tu reunión madre, por favor continua cuanto antes, Stan y yo debemos discutir ciertas cuestiones pero lo haremos en otro lugar -Pese a haber mantenido un tono calmado, la monarca pareció notar algo en su hijo que la alarmó -¿Que ocurre? ¿Es algo que deba saber?
Kyle acarició la mejilla de su progenitora y habló suavemente -No es nada que deba preocuparte madre. Vamos. -Dijo esta vez dirigiéndose a Stan.

Esta vez se dirigieron a los jardines y no pronunciaron palabra hasta que se alejaron lo suficiente como para no ser escuchados por ningún curioso.

-Quiero tu opinión Stan, mi padre era un defensor de la paz y lamentablemente poco o nada es lo que se sobre guerra. -El joven de cabellos rojos miraba al frente decidido, pero algo similar a la duda inundaba sus ojos verdes.
-Voy a ser sincero contigo Kyle, pienso que la contienda es inevitable, por lo que sabemos vuestro atacante es un pueblo bárbaro hasta hace poco nómada, que de la noche a la mañana conquistó los territorios de varias poblaciones pequeñas al norte del continente. Ellos no son débiles y probablemente la guerra es lo único que conocen.
Kyle miró los ojos azules de su amigo y pareció dudar antes de comenzar a hablar.
-Mi reino no ha tenido ejército en todos sus siglos de historia, no puedo pedirle a las gentes que luchen. Seré directo Stan, permíteme comprar el ejército de Tegridy.
El joven azabache miró sorprendido a su amigo y reflexionó acerca de su petición brevemente.
-Sabes amigo mío que aún no soy rey y aun no tengo completa autoridad sobre el ejército, pero voy hablar como representante de mi padre en esta ocasión. En primer lugar permíteme decir que creo imposible que ningún Reino sea capaz de superar el impacto económico que implica comprar un ejército ajeno.- Kyle hizo un ademán de querer interumpirlo, despues de todo él era un hombre orgulloso de su reino y de su prosperidad, pero le dejó continuar. -Mi padre es un hombre avaro que valora mucho a sus fuerzas armadas, ellos son hombres muy preparados en los que el Estado ha invertido una fortuna y mi padre no pedirá nada menos que eso mismo por ellos. Además si eso ocurriese mi Reino estaría desprotegido durante meses, así que los más lógico es que mi padre pida una garantía, y créeme cuando te digo que vuestras arcas de oro o tratados comerciales ridículamente benéficiosos para nosotros no serán suficiente.

Los ojos de un OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora