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Se encontraban en un amplio despacho decorado en un estilo occidental sobrio, muy diferente del resto de habitaciones de aquel palacio, anteriormente el estudio del difunto rey Gerarld III y ahora propiedad de su hijo Kyle, heredero al trono del Elven.
Sentado sobre una butaca de piel, el joven príncipe pelirrojo observaba a su amigo de ojos celestes, que daba vueltas por la habitación en un ademán nervioso y pensativo hasta que se detuvo frente a él con un semblante serio y decidido.

—Te escucho. —La expresión de Stan no cambió mientras sostenía la mirada de su congénere. Parecía tener algo en mente, pero necesitaba tener en sus manos toda la verdad antes de hacer o proponer nada.
El de ojos verdes mantuvo la mirada fija en los ojos de su amigo, tratando de averiguar lo que traía en mente, pero finalmente cedió con un leve suspiro y procedió a hablar.

—Debo confesar amigo mío que no he sido completamente sincero contigo, y que además era mi intención no serlo jamás, sin embargo, viendo la situación que nos acecha, pienso que no habría error más grande que faltar a tu confianza.

Stan sonrió de lado con una expresión divertida que no llegó a sus ojos para sisear sarcásticamente con voz ronca.
—Eso y que tu mentira ha sido descubierta por tu propio descuido ¿no es así Kyle?

El alfa de ojos verdes endureció su mirar de forma leve ante el comentario burlesco, pero ignorando el puñal clavado en su orgullo comenzó a hablar con un bufido.
—La persona a la que has ayudado hace unos momentos es un hombre. —Kyle hizo una pausa para buscar las palabras adecuadas que le permitiesen explicar la situación. —Si no me equivoco, eres familiar con el término omega, ¿no es así?

—Hasta donde sé, los omegas eran seres humanos que independientemente del género primario eran capaces de concevir con una alta tasa de fertilidad, pero debido a su naturaleza frágil muchos murieron durante una epidemia de peste hasta que desaparecieron por completo.

—Así es amigo mío. Kenneth es un omega, lo que es evidenciado por su apariencia y por los perdiodos de celo que comenzó a sufrir un par de meses atrás.

El heredero de Elven calló y se incorporó para asomar la vista al exterior a través del ventanal a su espalda y mientras observaba los jardines rogó internamente que aquello que dijo fuese suficiente para complacer la curiosidad del príncipe extranjero, mas sus esperanzas se vieron frustradas cuando este habló de nueva cuenta.
—Eso no explica quien es Kyle, oí claramente como le llamabas hermano.

El joven de cabellos rojos volteó bruscamente y se abalanzó hacía el otro alfa para agarrar fuertemente el cuello de sus ropajes, a lo que el contrario se mostró impasible.
—Estas jugando con fuego Stan. Te puedo jurar que no quieres saber lo que preguntas.
Kyle hablaba con la mandíbula apretada y a Stan le sorprendió más la ira en sus ojos que la violencia de los actos de su amigo.
—Te equivocas, si quiero y tu también querrás que lo sepa si lo que tengo en mente es cierto. Esto que piensas destruira tu familia podría ser lo que salve a tu amado reino, asi que habla.

Kyle fijo sus ojos verdes en los azules de su invitado durante unos segundos para seguidamente dar un paso certero hacia atrás, poniendo distancia entre ambos y con esfuerzo confesó el mayor secreto de la familia real de Elven.
—Cuando yo era tan solo un infante mi padre mantuvo una aventura con una mujer que en aquel entonces trabajaba en palacio como mi institutriz. Ella un día se marchó a las afueras del reino, pero yo no supe por qué hasta hace dos años, cuando mi padre nos confesó todo a mi y a mi madre.
Kyle hizo una pausa y lentamente se encaminó hacia la butaca de piel que ocupaba anteriormente, para apoyar los codos sobre la escribanía frente a él y apretar sus sienes con los pulgares, ocultando su mirada con el resto de sus dedos.
—Mi padre la llevó lejos cuando quedó embarazada, pero cuando se enteró de su muerte hace 2 años, buscó por todo el reino a su hijo bastardo para traerlo de vuelta a Palacio. Ya lo sabes, Kenneth es mi hermano, la razón de la inestabilidad de mi madre y la vergüenza de nuestra familia.

Los ojos de un OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora