El funeral

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El clon de Delta se quedó un rato pensando con horror que tenía que matar a un ser humano, en su vida había cometido semejante atrocidad, semejante acto criminal.

—¿Ma-matar dices? —dijo el clon de Delta palideciendo.

—Claro que sí, a fin de cuentas, has ganado esta pelea para poder matarme—dijo Delta mirando a su clon.

—Pero yo… yo no puedo matar a un ser humano, eso es ilegal, criminal, horrible…—emezó a decir el bondadoso clon.

—Y tú no estás preparada psicológicamente para todo—dijo la ojiazul rodando los ojos.

—Lo intentaré—dijo la chica de ojos ámbar.

El clon lo intentó y lo intentó, pero no se sentía capaz de matar a nadie. Delta agarraba un cuchillo carnicero que escondía tras su espalda con cautela de que nadie lo viera.

—Bueno, es hora de que vayas aprendiendo. Mira, se hace así—dijo Delta lanzándole el cuchillo carnicero al cuello de manera que impactó con la hoja en el cuello del clon arrancándoselo de cuajo.

Del cadáver empezó a salir un montón de sangre manchando así el suelo y a Delta. La chica se limpió mentalmente recuperando parte de la energía.

—¿Estás bien? —dijo Simeon ayudando a la ojiazul a levantarse.

—Todo lo bien que se puede estar después de recibir una paliza, por suerte mi descabellado plan ha funcionado—dijo Delta medio desorientada.

—¿Cuál era tu plan? Me has dado un buen susto—dijo Simeon.

—Pues como sé que mi clon ha sido criado con gente que le ha bien educado, querido y cuidado, sería como la gente normal, la que no es capaz de matar. Por eso me dejé vencer, para que no fuera capaz de matarme, y así poder yo pillarla distraída y matarla—dijo Delta estirándose y dirigiéndose al presidente.

—Estás loca, podría haberte matado—dijo Simeon siguiendo a Delta hacia el presidente.

—Lo se, pero eso no quita que yo sea más lista que tú—dijo la chica—bien, es la hora.

Delta cogió a su abuelo por el cuello y empezó a agitarlo bruscamente hasta que se hartó y lo estrelló contra la pared desmayándolo.

—Bueno, ya me he divertido, vámonos—dijo Delta saliendo por la puerta.

—Vale—dijo Simeon monótonamente a Delta.

—He de admitirlo, nos ha ganado—dijo Lily a su amiga.

—Sí, pero cuando salgamos con ellos si es que lo hacemos, no tendrá con qué chantajearnos—dijo Karen sonriendo.

—Lo se, pero no nos meteremos en su vida—dijo Lily.

—Pero…

—Karen, a nadie le gusta que se metan en su vida, está muy mal. Imagínate que se están metiendo en cosas que no quieres todo el tiempo, a lo mejor la estábamos avergonzando o atrasando alguno de sus proyectos sanitarios en ese hospital oculto, ¿quién sabe si había alguien a punto de morir? —dijo Lily reprochando a Karen.

—Sí, puede que tengas razón, a lo mejor ese alguien está peor o incluso muerto por nuestra culpa—dijo Karen preocupada.

—Por eso, Karen, es peligroso. Además de haber demostrado ser muy inteligente y poder averiguar otra cosa con la cual chantajearnos—dijo Lily.

—Chicas, deberíais arregleros—dijo Wonderbot apareciendo por delante suyo.

—¿Qué ha pasado, Wonderbot? —dijeron las dos chicas a la vez.

—Espero que tengáis ropa negra, vamos a ira al funeral de una tal Carol—dijo el oso-robot.

Las dos chicas entristecieron al oir el nombre de su amiga junto a la palabra funeral.

—Vale, ya nos arreglamos—dijo Lily frunciendo los labios y marchándose a su habitación.

—Lo mismo digo—dijo Karen apretando los dientes con fuerza y siguiendo a Lily.

—Creo que era una amiga suya, Wonderbot—dijo Fei por detrás del robot.

—Vaya, yo no sabía eso—dijo el oso entristeciendo su semblante.

Delta llegó vestida de negro junto a las entristecidas Karen y Lily.

—Intuyo que era una persona muy importante para vosotras, lo siento mucho—dijo Delta poniendo una expresión de pena.

—Gracias, era nuestra mejor amiga también. Juntas, las tres éramos imparables, pero desde su muerte no es lo mismo—dijo Lily.

—Ella era la chica de las bromas, la chica directa, como quieras llamarle—añadió Karen.

—Entiendo muy bien lo que es perder a un ser querido delante de tus ojos, es devastador—dijo Delta.

—¿A ti también te ha pasado? —preguntaron las dos chicas.

—Sí, pero no quiero hablar de ello—dijo la ojiazul dando la conversación por finalizada.

Karen y Lily asintieron comprensivas y prosiguieron su camino al cementerio. Allí vieron a Carol en un ataúd con la tapa abierta y con los brazos cruzados sobre su torso con una sonrisa en el rostro, como de costumbre.

El funeral pasó lentamente mientras Karen y Lily lloraban sin consuelo.

—Vamos, Karen, no llores. Ha ido a un lugar mejor—dijo Víctor.

Karen lloró más fuerte y se apoyó en el pecho del chico mientras éste la rodeaba con su brazo.

—No es justo, el cuchillo venía para mí—dijo Lily llorando ruidosamente.

—No te eches la culpa, no es culpa tuya. Seguro que te está aoyando desde el más allá—dijo Sol abrazando a Lily.

Delta se quedó observando la tumba, tenía la sensación de que había visto algo extraño.

Experimento A, Delta (Inazuma Eleven Go Chrono Stone)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora