CAPITULO 24

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Jimin salió de su cuarto, iba muy bien abrigado, no quería arriesgarse y enfermarse.

Mientras el menor pasaba por la sala, pudo escuchar que Yoongi hablaba por celular con su madre. Sonrió victorioso, el mayor no se daría cuenta de que había salido, y mucho menos que iba a usar supresores.

Sin hacer mucho ruido, Jimin pudo salir de la casa, con una gran sonrisa en sus labios. Los Alfas odian que los Omegas usen supresores, pues eso les cubre todo el delicioso olor que sueltan cuando están en celo.

La sonrisa de Jimin se borró cuando recordó que las llaves del carro las tenía Yoongi, puesto que la noche anterior, el mayor se la quitó porque Jimin quería ir a buscar algo en plena lluvia.

El menor suspiró, para empezar a caminar, la farmacia no estaba muy lejos, unos quince minutos caminando y llegaba.

Mientras caminaba, el menor se puso a pensar en cómo Yoongi se había convertido en su pareja, no pudo evitar sonreír al recordar como pasaron del odio, al amor, y aunque estaba ansioso de que Yoongi hiciera la marca en su cuello de nuevo, aún no se sentía lo suficientemente atractivo para el mayor.

Así que usaría los supresores esta vez e iría al gimnasio, para que así Yoongi estuviera feliz con su cuerpo.

—Adiós pancita de bebé. —susurro feliz Jimin.

Jimin empezó a sentirse confundido, tenía demasiado calor a pesar de que estaba haciendo frío. Tal vez el clima ya estaba cambiando.

Rápidamente, el menor se metió hacía un callejón para poder quitarse el suéter de abajo, pero eso no evito que siguiera sintiendo calor.

—P-por qué cambió el clima tan rápido.

Jimin pegó su espalda hacía la pared y empezó a respirar profundamente, no podía ser, su celo había llegado antes de lo esperado, no le había dado ni tiempo de comprar sus supresores.

—M-mierda. —El menor susurro mientras sentía como sus piernas se ponían débiles.

Había sido un error salir de casa sin Yoongi, sentía que su ropa estaba sofocándolo.

El menor volteó a mirar hacía todas partes, pero nadie venía. Necesitaba que Yoongi viniera por él, se sentía muy débil, su celular estaba en casa.

—Mira, ¿no es un Omega? —Se escuchó a lo lejos.

—Sí lo es, parece que está en celo.

Jimin empezó a escuchar como caminaban rápidamente hacía él y como susurraban.

—Lindo Omega, ¿por qué estás solo?

Jimin subió la mirada, encontrándose con dos hombres altos, uno de cabello grisáceo, y otro de cabello oscuro, quienes lo miraban con una gran sonrisa en los labios.

—P-por favor, necesito hacer una llamada, ¿Podrían... Prestarme su celular? —La voz de Jimin salía entrecortada.

Los ojos de Jimin se pusieron llorosos, y sus mejillas rojas. Tenía demasiado calor, iba a enloquecer.

—Parece que estás en celo. Podemos ayudarte en eso.

Jimin negó con la cabeza mientras intentaba pararse, pero le fue inútil, porque ambos chicos lo agarraron de la mano y lo tiraron al suelo, haciendo que al menor se le salga un chillido de dolor.

—Estamos siendo amables contigo Omega, acepta nuestra ayuda y nadie saldrá lastimado.

—Estamos siendo amables contigo Omega, acepta nuestra ayuda y nadie saldrá lastimado

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Eres mío ༄ ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora