María se separó de mí y miró a Max confundida.
— No me digas, ¿acaso él es uno de los mellizos adorables? —asentí con la cabeza. María sonrió ampliamente y se acercó a Max para mirarlo mejor—. Te ves bien, muchacho. ¿Cuál de ellos es? ¿Con el que salías o el que era el pesado de los abrazos?
Max negó con su cabeza al oírla.
— Doy por hecho que soy "el pesado de los abrazos".
Luego de que María se haya sorprendido por lo mucho que Max creció nos adentramos al bar. Debía agradecerle por lo que hizo, ya que realmente no estaba segura de si ellos iban a salir para ayudarnos contra esos idiotas.
Cuando entramos al bar todos comenzaron a gritar, golpear sus mesas y a aplaudir. Era la típica bienvenida que le hacían a alguien que no veían hace muchos años. Cada una de las personas que estaba en el bar se iban acercando a mi para saludarme y confesar lo feliz que estaban de verme una vez más en este lugar. Siempre he dicho que no me gustaban las personas porque siempre solían brindarme maldad y odio, pero cada persona que está dentro de este bar me generaba lo contrario, me generaban tanta paz que me gustaría pasar todos los días hablando junto con ellos.
Miré cada parte del bar con una gran sonrisa. Todo parecía estar igual que la última vez. Las luces neón, el gran escenario donde solíamos hacer miles de noches de karaoke, la mesa de pool donde solía ganarle a Eugene, las murales hechos por María, las mesas de madera donde Calíope y Alessia solían mostrar su arte pintando todas las mesas con dibujos ridículos, las fotos colgadas en la pared donde estamos todos juntos, y finalmente la oficina de María. Tal vez crean que eso ultimo no es tan importante, pero para mí yo adolescente si lo fue, ya que mis noches siempre acababan con algún chico, solo sexo, sin cariño ni amor.
Ah, me sentía como si por fin estuviera en casa, no recordaba lo mucho que necesitaba esto. Aun así, no podía negarlo, estar aquí me traía varios recuerdos dolorosos, como lo de Eugene. Si el aun seguiría vivo, seguramente nunca hubiera abandonado este maravilloso lugar.Max se puso a mi lado y largó un suspiro mirando la habitación. Si bien yo tenía miles de recuerdos aquí, Max también los tenía. Hemos pasado miles de cosas los tres, a veces solíamos venir los domingos luego de que todos se iban a su casa para poder utilizar el escenario y escuchar la melodiosa voz de Luke. Sonreí de lado. Sin duda lo que más me gustaba de esos días era escucharlo cantar a él, parecía que lo disfrutaba tanto, aunque... creo que lo que más me gustaba en ese tiempo era la forma en la que me miraba cada vez que cantaba una canción. Creo que eso ha sonado bastante cliché, pero lamentablemente es lo que siento.
María se alejó de mi lado y se subió al escenario sonriente. Max negó con su cabeza y se sentó en el bar para pedir una bebida. ¿Max tomando sin que yo lo invite? Completamente extraño. María le da unos pequeños golpes al micrófono, provocando que un sonido agudo aparezca en los parlantes. Todos nos tapamos los oídos mientras negábamos con la cabeza.
ESTÁS LEYENDO
ᴄᴏʀᴀᴢóɴ ᴅᴇ ғᴜᴇɢᴏ ✔©
Teen FictionFueron meses desde que me fui de la ciudad dejando todo lo que amaba atrás. No tengo ansias de volver y verte de nuevo, estoy más tranquila así, sin sufrir de desamor. Y dejen de repetirme que quien ama de verdad se queda hasta en los momentos más...