• ᴄ ᴀ ᴘ ɪ ᴛ ᴜ ʟ ᴏ xɪɪ •

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— ¡Abby! ¡Esto es muy infantil de tu parte, supuesta chica mala!

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— ¡Abby! ¡Esto es muy infantil de tu parte, supuesta chica mala!

Cepillé mis dientes y salí del baño junto con una toalla rodeando mi cuerpo. Sam se encontraba en mi cama tecleando con su móvil. Ha puesto a que estará en una de esas aplicaciones para conocer personas, siempre está usándolas. Al ver que me dirigía a mi armario el me señaló la esquina de mi cama; había elegido mi ropa. Nunca dejo que nadie elija mi ropa, siempre escogen cosas que a mí no me gustaban, pero Sam al conocerme tan poco eligió bien. Un short celeste y una remera de mangas largas rayada, también un... ¿y esto de donde salió? Sam salió de la habitación rápidamente. Había un conjunto de lencería blanco, cosa que claramente no me pondría.

Me puse la ropa e intenté ignorar lo máximo posible los gritos de Mike. Es cierto, ha sido bastante infantil lo que hice, pero desde que lo encerré en la habitación de Scott, tanto Sam como yo sentimos una gran tranquilidad al no tenerlo rondando por aquí.

Bajé las escaleras y agarré las llaves del auto. Sam usó el auto para ir a comprar algunas cosas, así que decidió dejarlo fuera. No sé qué carajos, pero parece que estos dos se han instalado aquí. De Sam lo entendería, él nunca ha estado en una ciudad, pero de Mike sí que no le entiendo, tiene una casa gigante donde su madre lo espera y viene a joderme a mí. Que, por cierto, luego de correrlo por cada parte de la casa con la ayuda de mi amigo, logré agarrarlo y decirle unas cuantas cosas. Al principio se hacía el indiferente, pero luego lo acepto. Tal vez apre-aprecie un poco el que haya querido que me reconcilie con los mellizos, pero eso lo podía lograr yo sola, la ayuda de los demás no me sirve.

Salí de la casa junto con mi mochila y casi se me sale toda la rabia que sentía por dentro al ver a alguien apoyado en mi auto. Dejé que izan lo manejara ayer para llevarme al bar, y ahora un idiota está apoyado en él. Se nota que no es mi moto, porque si lo fuera ya me hubiera vuelto loca.

— Lo que me faltaba—suspiré y me acerqué a él—. Joshua jediéndome una vez más—él sonrió de lado y se alejó de mi auto para darme un pequeño abrazo—. No me digas que volviste—dije mirando su chaqueta de cuero. Él negó con su cabeza y nos separamos.

— Claro que no. Cuando tú te fuiste, yo también lo hice. Nadie daba tanto miedo como tú, así que era bastante aburrido—se quitó los lentes de sol y me miró fijamente—. Mi casa está a unas pocas calles del bar de los Demons, y ayer he visto que llevaban a alguien muy parecida a ti. Creí que ya estaban preparados para cobrar tu deuda—asentí con la cabeza. También creí eso—, así que me tomé el tiempo de venir aquí y ver que no te haya pasado nada—me extendió un papel todo arrugado y se colocó los lentes—. Respecto a eso, fui obligado—fruncí el ceño confundida—. Nos vemos luego, Abigail Morgan.

Se dio la vuelta sonriente y se dirigió a la moto que esta delante de mi auto. Al ver que la prendió y se fue me adentré a mi auto. Josh nunca sonreía, y por ello el que estuviera tan sonriente no me generaba mucha pasar. He pasado muchos años con él, lo conocí desde que éramos muy pequeños, y lo conozco perfectamente, sé que esa sonrisa indica que ha hecho algo malvado.

ᴄᴏʀᴀᴢóɴ ᴅᴇ ғᴜᴇɢᴏ ✔©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora