Sentía como la luz del sol tocaba mi rostro cuando me asomo por la ventana recibiendo el nuevo día, era bueno que todo estuviera más tranquilo alrededor de la casa de campo.
El olor a café recién hecho perfuma el lugar, voy hasta la cocina para tomar una taza sintiendo la soledad de cada rincón, de repente siento unos bracitos rodear mi pierna, me giro de inmediato para mirar al intruso.
-Hola mi amor ¿y papá? - dejo la taza sobre la mesa y me pongo de cuclillas mirando ese pequeño rostro haciendo puchero, le acaricio sus risos dorados antes de darle un abrazo el cual me corresponde de inmediato.
-Fuera- responde con su suave voz ronca, lo tomo en brazos, sé que está cansado, pero con cuatro años es todo un torbellino que había insistido ir temprano por más comida, desde que nos habíamos instalado ahí para pasar las vacaciones de verano solo quería explorar en cualquier oportunidad que se le presentara.
-Vamos con papá entonces- le digo cuando comienzo a escuchar el sonido de un perro acercarse, salgo de la casa para recibirlo.
Nick había vuelto.
-Hola- saluda con una sonrisa cargando una bolsa grande llena de comida mientras nuestro perro juguetea al rededor intentando llamar nuestra la atención.
-Hola- respondo acercándome a él.
-Te extrañe- susurra contra mis labios con esa sonrisa que siempre trama travesuras.
-Fue solo una hora- digo riéndome.
- ¡Una eternidad! – exclama hacia el cielo dramatizando, le doy un suave empujón sin dejar de reír.
-Entremos, tenemos hambre ¿verdad amor? -
-Si- susurra nuestro hijo que insiste en bajar para seguir y jugar con nuestra mascota que se vuelve más insistente, cuando lo bajo ambos echan a correr hasta la casa, escucho las risas infantiles acompañadas de los ladridos del perro.
- ¿Vamos adentro? – pregunto extendiéndole mi mano, Nick la toma sin pensárselo dos veces.
- ¿Contigo? – me besa atrayéndome a él, lo beso; unos segundos después agrega: -donde se muñeca-
Siento como mi corazón se acelera, a pesar de todos los años que hemos estado juntos sigue teniendo el mismo efecto en mi como la primera vez, cada vez que tiene oportunidad bromea conmigo hasta hacerme enojar y luego besarme hasta dejarme sin aliento, cuando tomo en brazos a nuestro hijo me doy cuenta como nos mira como si todo su mundo estuviera frente a él.
Nos abrazamos unos instantes rodeándonos de nuestra calidez.
Volvemos a escuchar una risa infantil desde la casa, ambos sonreímos mientras regresamos a nuestro hogar temporal que nos espera para un nuevo día.
-Te amo- me dice contra el oído mientras cierra la puerta, le correspondo besándolo.
-Y yo a ti-
Si, sin duda le felicidad verdadera existe.
FIN
Gracias a todos los que decidieron leer esta corta historia hasta aquí.
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FORBIDDEN KISSES ©
Teen FictionSi no hubiera asistido a esa fiesta y besado a un desconocido las humillaciones no habrían bendecido mi vida. Lo peor era que cuando creí que me había librado del inicio de una vida de llena de desastres, el demonio con sonrisa de ángel había vuelto...