Flecha #6

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¡Patéalo ya!

Exhausto.

Así se sentía SeHun desde hace dos semanas.

Llegaba a la escuela con el cansancio inundando todos sus sentidos, acababa las clases con un bostezo incluido y cuando llegaba a su casa realizaba la tarea de manera rápida y eficiente, todo con tal de poder ir a su cama y descansar lo más temprano posible.

Y el ciclo se volvía a repetir al día siguiente.

—Entonces, ¿eres parte del equipo? —preguntó JongDae mientras caminaban hacia la cafetería.

—He estado practicando con ellos y el entrenador me regañó por faltar la semana pasada—respondió SeHun pensando—... no sabía que debía ir a diario.

—Entonces sí eres parte del equipo—obvió JongIn.

—No, porque no estoy contemplado en las alineaciones o para ir a los partidos.

Los dos primos se miraron entre sí sin entender lo que pasaba por la mente del entrenador y, de hecho, SeHun no se encontraba muy alejado de esa confusión también.

Había comenzado a entrenar en las tardes con el equipo de basquetbol. Las primeras clases habían sido difíciles, no sabía cómo dirigir la pelota para dar buenos pases y sus brazos eran bastante débiles para realizar tiros certeros desde varios metros a la distancia. Además de que nunca hubo un acuerdo con el entrenador en dónde le decía bajo qué condiciones podía jugar y unirse a ellos, sólo lo había hecho integrarse de manera espontánea y SeHun aceptó sin cuestionar.

Fue por esa misma informalidad que había decidido que era buena idea faltar un día. Sus piernas dolían, sus brazón se sentían pesados y en todo lo que podía pensar es que le gustaría descansar una tarde. Y así lo hizo, saliendo de clases se dirigió a casa y durmió durante horas, sintiendo cómo su cuerpo agradecía el descanso después de varios días sobre exigiéndose.

Al día siguiente llegó a la escuela revitalizado, su cuerpo seguía doliendo pero era más soportable que antes. Esa misma tarde decidió que daría algunas vueltas por la escuela con la excusa de no perder la costumbre de realizar ejercicio y la verdadera intención de observar a JunMyeon practicar al aire libre, pues no lo había visto desde hace un par de días.

Llegó a la cancha techada con ropa deportiva y una relajación en el rostro que se podía notar desde varios metros a la distancia. Comenzó a estirar y calentar con lentitud, mirando a los jugadores de basquetbol llegar uno a uno, incluso hubo quienes lo saludaron con una sonrisa. Algunos minutos después escuchó el silbato del entrenador y lo buscó con la mirada para saludarlo; sin embargo no contó conque el profesor se encontraría a un par de metros de él, dedicándole una mirada severa y sombría. SeHun tragó grueso.

—B-buenas tardes, entrenador—saludó el menor deteniendo sus ejercicios.

— ¿Por qué faltaste ayer? —preguntó acercándose a él.

—E-eh, no sabía que debía venir a d...

—Claro que debes venir a diario. Si no, habrá sanciones por cada falta—interrumpió—. Ahora quiero diez vueltas y cien lagartijas.

— ¿Entonces no puedo faltar nunca? —preguntó confundido sin mover un músculo. Observó de reojo cómo algunos jugadores miraban la situación y susurraban entre sí. El entrenador endureció aún más sus rasgos tras escuchar aquella pregunta.

—Quince vueltas, cien lagartijas y ciento cincuenta sentadillas—SeHun lo miró aterrado. El entrenador llevó el silbato a su boca y lo hizo sonar con fuerza frente a su rostro, el menor contuvo las ganas de sobar su oído, podía jurar que había quedado sordo de su lado izquierdo—. ¡Tienes quince minutos para hacerlo o se duplica!

Flechazo [SEHO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora