Capítulo 1

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A lo largo de la historia: ⚠️ ADVERTENCIA: Prácticas sexuales explícitas / Escenas de violencia verbal, física y sexual / Contenido alusivo al consumo y abuso de sustancias pscioactivas / Posible mención de autolesiones o suicidio / Muerte de personajes secundarios ⚠️ 

Jimin tomó aire y plantó una sonrisa en su rostro. Empujó su cabello castaño hacia atrás, suspirando. Trabajar en aquel lugar era una mierda. Por ahora, no podía hacer más que tener trabajos esporádicos con mala paga, por aquellos estudios de secundaria que aparecían en el certificado a su nombre. Pensó que las cosas serían algo distintas, pero la realidad lo golpeó con todo su peso y sin clemencia. Amarró el mandil color vino a su cintura y se dirigió al mostrador. Después de algunos meses en aquella cafetería, podía darse el lujo de ser quien atendía la caja.

— Buenos días Señor ¿Está su orden completa?

El hombre canoso, con piel arrugada y dos anillos de oro repujados en su dedo índice, le otorgó una mirada morbosa que hizo que sus entrañas se retorcieran.

— ¿Te puedo incluir? — insinuó con una sonrisa sugerente.

El peli-negro se mordió la lengua antes de insultar al viejo verde como lo merecía. Maldijo para sus adentros, pues no podía perder este trabajo; cada vez era más difícil conseguir uno nuevo.

— No. Son 20 mil.

El hombre le observó molesto y sacó de su bolsillo los dos billetes de 10 mil won. Lanzó el papel verde a la registradora, no sin antes decir — Te podría hacer la vida más fácil chico. Sería beneficioso para los dos.

Reprimiendo las ganas de vomitar, tomó los billetes y los introdujo en la caja registradora. Lo vio alejarse con la espalda erguida a pesar de la avanzada edad, preguntándose qué carajos le pasaba por la cabeza para insinuarse de esa forma cada maldita semana. Detrás, se encontraba un cliente habitual, ese que reclamaba siempre porque su café no fue preparado según sus instrucciones. Suspiró profundamente, todos los acontecimientos anunciaban que sería un día de nunca acabar.

🐣

Al final de la tarde, se dirigió a los vestidores, sintiendo el agotamiento en sus pies. Entró al estrecho cuarto lleno de lockers, con una pequeña silla de madera en el centro, tomó asiento suspirando al sentir el leve descanso. El olor le recordaba los días de verano. A lo largo de sus 24 años siempre le habían parecido majestuosos, amaba la posibilidad de tener luz hasta entrada la noche, sin contar lo mucho que detestaba el calor de mierda y el hecho de que cada que ponía un pie en la calle sentía todo su ser derretirse por pedacitos. Lanzó el mandil en el pequeño casillero, saliendo con una sonrisa agotada. Había sido un día de esos y no podía estar más feliz de que por fin se terminara.

Aunque, para ser precisos las cosas no siempre salen como se planea y él no podría ser la excepción, pues los astros se habían alineado aquel día en su contra. No logró avanzar más de cinco minutos hacia la parada de autobús cuando escuchó un grito. 

— ¡AUXILIO! ¡Alguien por favor ayúdeme!

Sus instintos reaccionaron antes que él, así que corrió con prisa hacia la escena. Su cerebro se desconectó y tomó las riendas, dirigiéndose al cuerpo del hombre en el piso.

— Por favor llame al 119 — ordenó con voz calmada mientras comenzaba a tomar el pulso en el cuello. La anciana a su lado le miraba en shock, estaba en un transe, espantada, observando vacilante el actuar de Jimin.

El peli-negro percibió la ausencia de pulso y con toda la fuerza que su cuerpo le permitió se ubicó a un costado, listo para iniciar las compresiones cardiacas. Miradas curiosas comenzaron a acercarse y rodearlos entre cuchicheos. Al ver que la mujer no reaccionaba, levantó el rostro eligiendo un espectador al azar.

— Usted llame al 119 y dígales que envíen una ambulancia a Gangman-gu. Hay un hombre con un posible paro cardiaco.

El muchacho le vio atontado pero siguió su orden al pie de la letra. Jimin inició las compresiones  contando mentalmente hasta 30, respirando y comenzando un nuevo ciclo. El mundo a su alrededor se había detenido y la sangre sonaba con fuerza en sus oídos. Ya no era aquella persona, pero aún así su corazón fue incapaz de evitarlo. La llegada de los paramédicos lo sacó de su ensoñación.

— ¿Cuánto tiempo lleva realizando la reanimación? — le preguntó seriamente uno de ellos mientras colocaba la máscara de oxígeno.

— Tal vez unos c-

— Lleva cinco minutos — comentó en voz baja la anciana - al parecer compañera del hombre -, que poco a poco se recuperaba de la impresión.

— ¿Sabe el nombre del paciente?

— Min. Min Hyuk.

El cuerpo de Jimin se congeló ante aquel nombre, seguido por un fuerte recuerdo.

"- ¡Ji hyun! - gritaba mientras veía el agua correr en su dirección - ¡Toma mi mano! ¡Joder vamos! ¡solo falta un poco más! En ese instante el agua regresó con más fuerza y lo arrastró dejándolo sin aire y sin la posibilidad de alcanzar a la persona que más amaba en la vida. "

¡Mis amados lectores! Nos encontramos de nuevo en esta historia. Estoy probando algo nuevo. Vamos a ver si resulta y les agrada leer. Esto es un regalo por los 1k. ¡Woah! Es que nunca lo creí posible ¿Saben? No olviden que los amo, nos leemos por ahí. ¡Rían sin moderación! Un abrazo.

Forgive Me «Yoonmin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora