Capítulo 20

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La entrada en el pasado

Jimin sentía que sus pies se encontraban adheridos al suelo. Su estómago se revolvió con la intención de hacerle vomitar. Sus manos temblaron mientras torpemente sostenía la bolsa de helados. No sabría como escapar, mentirle en el rostro era lo que menos deseaba, su corazón se encogió y sintió como si se estuviese comiendo algunos latidos. 

Yoongi se acercó temeroso al delgado cuerpo contrario. Tomó una profunda respiración buscando las palabras adecuadas para su disculpa.  Porque eso era lo que merecía el menor en este momento, una disculpa por el ultraje que su padre cometió  y otra mucho más grande por la invasión de su privacidad. 

En medio de todo Jimin considero que era el momento para confesar lo que había estado ocultando profundamente en su corazón, esa mentira que algún tiempo atrás había jurado llevarse a la tumba. Porque ¿la verdad nos hace libres, no es así? Se volteó reuniendo la valentía que no tenía y las palabras se quedaron atrapadas en su boca. Yoongi estaba tan cerca, su aroma masculino mezclado con el calor del verano. 

— Lo siento mucho — susurró el mayor con el rostro arrepentido. 

Jimin perdió el hilo de sus pensamientos. ¿Qué?

— De verdad yo... fui un cobarde. He actuado mal al permitir que mi padre te lastimara de la forma en que lo hizo... me siento aún peor por averiguar que conociste a Chim Chim pero yo estaba tan... desesperado por encontrarte ¿sabes?

Las brillantes orbes negras se posaron en su rostro. Su cerebro gritando con fuerza ¡Oh! ¡No! ¡No! ¡No! ¡Él jodidamente no puede estarme pidiendo disculpas! ¡Maldición!

¿Te gustaría ... venir al auto conmigo? Tal vez podríamos buscar un lugar más cómodo para hablar. 

El menor en medio de su aturdimiento asintió con la cabeza. Sus entrañas retorciéndose en un nudo difícil de tragar. ¿Sería el momento adecuado si él venía a pedir perdón? 

Juntos entraron en el coche negro. Yoongi sentado en el asiento del copiloto mirando al frente, intentando organizar su cabeza, mientras encendía el auto con un zumbido silencioso. 

— Yo... por fin lo dejé — habló mientras sacudía su cabeza — Creí que jamás sería capaz de hacerlo, pero ver que él no tuvo ni una gota de respeto por ti, fue mi punto de quiebre. 

Jimin sintió como su corazón se hundía. ¿Porque la situación tenía que repetirse de forma tan similar? 

— Amo la arquitectura de esa maldita casa, mamá la arregló a su antojo y es todo lo que conservaba de ella — aunque eso Jimin ya lo sabía —  pero he tenido suficiente de  mi padre y de su mierda. Por mi ¡puede largarse al mismísimo infierno!

El menor soltó una pequeña risita, Yoongi se veían tan lindo arrugando su nariz mientras refunfuñaba al parabrisas y conducía lentamente, dejando vagar sus cabezas en la suave brisa del verano se detuvieron bajo la sobra de un frondoso árbol en la parte lejana del Parque Olímpico de Seúl. 

El mayor se suspiró y empujo su asiento hacia atrás recogiendo sus piernas sobre la silla. Jimin lo observaba atentamente esperando. No se sentía con la suficiente confianza para dejarlo ir. Después de algunos minutos de aparente tranquilidad el mayor comenzó a hablar con voz suave. 

— Yo llamé a un amigo... él... me hizo el favor de encontrarte y mencionó que posiblemente conocieras a Christian Park ¿Es eso cierto?

Jimin se puso pálido y tartamudeó — Y-o ... yo po-

— No sé nada más — aseguró Yoongi, en un intento por calmarle — le pedí a mi amigo que no me dijera nada porque confió en ti. Esperaba que tú me contaras la verdad. Él fue y será la persona más importante en mi vida así que...

¡Maldita mierda! ¡Serás mi condena Min Yoongi! ¡Porque carajos tienes que ser tan malditamente comprensivo!

— Yo... yo lo conocí — susurró Jimin enfocando su vista en el solitario bosque. — Hace varios años... antes de que ... 

— Del tifón en Ishigaki... lo sé. 

El menor asintió con la cabeza. 

— Que tal si te cuento mi versión y tu me cuentas la tuya. ¿Te parece justo? 

Jimin asintió de nuevo. Su corazón tal vez no resistiría ir a través de los recuerdos, de aquellos que representaban la mayor felicidad y el mayor dolor de su vida. Mientras divagaba, Yoongi había empezado hablar, como si tan solo ayer, él fuera el ingenuo mocoso de quince años y Yoongi el rebelde en sus veintes. 

— Yo iba caminando por la playa viendo como Busan había sido destruido por un reciente Tifón, la devastación había sido tan apremiante y entonces este mocoso idiota se me atravesó diciendo: ¡Hey tú! Tienes dos manos funcionales ¡Ven a ayudar!...

¡Hola pequeños saltamontes! Desde aquí serán los capítulos narrados en pasado. ¡Por fin vamos a conocer al Yoongi de 20 y al Jimin de 16! Apreciaremos que chocoaventuras nos traen. Nos leemos pronto. 

Forgive Me «Yoonmin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora