Capítulo 34

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Jimin gritó sintiendo su costado escocer. El dolor lacerante de algo estirándose lo dejó sin aire, mientras trataba de removerse en la incómoda cama de hospital.

Una voz gruesa, conocida y reconfortante se escuchó

— Ya viene el médico, res-respira profundo — susurró Yoongi, apretando las manos sobre la barra del lado de la cama al ver sufrir al menor y no poder ayudarle.

El castaño abrió los ojos sorprendido. Otro grito de dolor escapó de su costado mientras enfocaba su vista en Yoongi. El pelinegro se encontraba más pálido de lo normal, luciendo unas pronunciadas ojeras bajo su rostro. Llevaba consigo una sencilla sudadera, que le quitaba varios años de encima, pero su rostro agotado detonaba lo mal que la pasó en los últimos días. 

El Doctor llegó junto a una enfermera, frunciendo el ceño al ver el estado de su paciente.

— Prepara una dosis de morfina y llama al servicio de anestesia para que instalen una bomba.

La mujer asintió y salió de inmediato. Yoongi le observó con creciente angustia, al ver que Jimin solo gemía por el dolor.

— Ya aplicaremos una dosis que le ayudará un poco. ¿Me permite revisar la herida?

El mayor se movió dando espacio. Observó atentamente como la bata de hospital que portaba Jimin fue levantada, dejando ver el pañal que tenía puesto en reemplazo de la ropa interior. Fijó sus ojos en los apósitos que tenía en su abdomen, sintiendo algo de dolor y culpa. El médico se calzó unos guantes con los cuales retiró el vendaje manchado de sangre, la herida estaba roja pero no se veía suelta por ninguna parte.

Minutos después entró la enfermera poniendo una inyección en la bolsa de suero y trayendo algunos apósitos para cubrir de nuevo la herida. La respiración de Jimin se hizo más pausada, mostrando que por fin el dolor había cesado.

— Él estará bien — aseguró el médico con una sonrisa condescendiente — Lo tenemos que vigilar unos días más y luego tiene que ponerse unas vacunas así como ir a controles regulares. También evitar ciertas cosas pero las recomendaciones las daremos en su salida.

Yoongi asintió con un suspiro, esperando que hallaran una solución para todo el caos, en el que se encontraban. Jimin respiró profundo, permitiendo que el dolor se disipara y volvió a abrir los ojos. El pelinegro le observó esperando que el castaño hablara pero ¿Qué le diría?

— Jimin yo...

— Espera — le cortó el menor — Yo quería pedirte perdón — soltó con la mirada cargada de tristeza — No estuvo bien que te mintiera y ... no sabía ... no tenía idea cómo decirte la verdad...

El pelinegro se acercó a él y lo tomó de la mano, con una pequeña sonrisa triste, en ese momento Jimin se percató que estaba esposado por su mano derecha a la baranda de la cama. Contempló a Yoongi en búsqueda de respuestas, sintiendo como el pánico se colaba por su interior.

— ¿Qué sig-significa esto?

El mayor respiró profundo antes de comenzar. — Hwan te... él te disparó, la bala atravesó el bazo ... tuviste una hemorragia masiva por lo que tuvieron que retirarlo — los ojos de Jimin se abrieron ampliamente — Namjoon estaba en el operativo y trató de cubrirte, pero no lo logró, encontraron contigo la identificación de Park Jimin y pues... él estaba condenado por asesinato, así que están asumiendo que eres un prófugo de la justicia y...

Jimin tragó sonoramente apretando con fuerza los delgados y largos dedos de Yoongi.

— ¿Iré a la cárcel?

El mayor negó con la cabeza. 

— Yo no lo permitiré — aseguró — Con Namjoon estamos recolectando pruebas, Hosoek está buscando un abogado experto en estos temas de suplantación de identidad y Jungkook viajó con Tae a Japón.

El corazón de Jimin se llenó de calidez al saber que todos estaban para ayudarle, a pesar de ello el sentimiento de que no sería fácil escapar de esta, tomaba fuerza.

— Tu padre... ¿Está bien?

Yoongi frunció el ceño sintiendo la molestia hervir desde su pecho.

— Llevas aquí algo así como una semana y media — Jimin se sorprendió — El juicio ha avanzado con rapidez y las pruebas que se encontraron en el sobre que te dieron han sido claves. Por ahora está detenido aquí en la sede central de Seúl, pero planean trasladarlo a Pohang cuando todo termine.

El castaño asintió, quedando en completo silencio. No sentía que tendría algo más para decir, pues su corazón se encontraba adolorido al saber todo el daño que causó.

— Nosotros encontramos... algunos papeles de tu padre... en la oficina de Hyuk — el menor le miró con curiosidad — habían muchas actas de defunción y otras cosas que tapaban muchas muertes causadas por los defectos de construcción. Él... tenía una bóveda oculta.

Hizo un pequeño silencio preparándose para dar aquella noticia.

— Tu padre... había dejado una herencia para ti y tu hermano, algo más significativo que el dinero con el que sobreviviste cuando recién sucedió lo de Busan. Podrías... hacer una carrera universitaria con ello y mantenerte un tiempo.

Los ojos del castaño se cargaron de lágrimas, en ese momento se sentía como un pequeño niño perdido y desorientado frente a la vida. El corazón de Yoongi dolió de igual forma, así que se levantó para abrazar con torpeza a Jimin, quien se encontraba restringido por las esposas. Acunó la cabeza contraria en su pecho, dando consuelo con suaves toques.

— Yo te amo — susurró de forma tan suave y delicada que Jimin creyó que estaba alucinando — Y te perdono Jimin, por todo lo que creas o no que hiciste. 

Exhaló lentamente todo el aire retenido en sus pulmones, pensando en qué Jimin no era el único culpable allí. Sintiendo las lágrimas humedecer su saco comenzó. 

— También te ruego me perdones, por todo el daño que mi propia sangre te ha causado... Por haber roto tu corazón hace ocho años — cerró sus ojos dejando algunas gotas fluir — y no escucharte después de aquella noche hace una semana, donde volvimos a estar juntos después de tanto tiempo. 

El menor lloró aún más fuerte sintiendo como el dique en su corazón se rompía y desbordaba.

— Ya nunca más me iré de tu lado. Porque no me importa quien seas, lo que haya sucedido o a dónde vayas, yo aún así, jamás podré dejar de amarte.

Con dulzura se separó del pequeño rostro y dejó un sereno beso sobre los esponjosos labios de Jimin, sellando una promesa, llena de perdón. 

¡Mis pequeños saltamontes! ¡Aquí termina este viaje de largos meses, en el cual este Jimin y este Yoongi solo tenían que pedirse disculpas y decir la verdad (。ŏ﹏ŏ). Espero les haya gustado. El epílogo tardará un poco en llegar, pero vendrá lo prometo. ¡Rían sin moderación! No olviden lavar sus manos y cuidarse. ¡Los quiero! ¡Un abrazo! Nos leemos por ahí. 

Forgive Me «Yoonmin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora