Forgive Me «Yoonmin»

Capítulo 7

Taehyung no encontraba respuesta al caos de sensaciones que tenía en ese momento. A pesar de la monumental resaca y la vergüenza de vomitar a Jungkook ¿Cómo miraría a Jimin de nuevo a la cara después de la confesión que le había hecho?

Por su cabeza no había pasado la idea de tener que despertar con los gritos desgarradores que atormentaban el sueño del peli-negro - viéndolo con los ojos hinchados por las lágrimas y las mejillas rojas por la conmoción - . Mucho menos, enterarse de que había sido engañado desde hace cuatro años.

Tras la desconfianza y rabia que se abría paso en su corazón, el sentimiento de traición prevalecía. Lo percibía fluir a través de sus venas, con la ira asomándose como un pequeño monstruo.

Si era completamente sincero, esta no se dirigía en su totalidad a Jimin, pues la aflicción y el dolor del chico le hacían retorcer las entrañas. El pensamiento se desviaba justamente a Industrias Min. Maldita sea la avaricia y toda su mierda.

— ¿E-s-tás en-nojado? — Tartamudeó el peli-negro, interrumpiendo su divagar y luciendo como un indefenso bebé.

Sus ojos no reflejaban algo más allá que dolor, pérdida y pena. Una tristeza tan profunda que hizo que Taehyung se preguntara cómo es que el menor seguía vivo. Su cuerpo tenía pequeños temblores, que lo mostraban como una masa frágil y sin consistencia.

Jimin se sentía perdido, desilusionado de sí mismo, pero aquel sentimiento no se comparaba con la culpa de haber traicionado a Taehyung. El único que le tendió la mano, cuando desesperado por una salida había tomado la decisión más inmoral y vil de toda su vida.

Aquel secreto que había guardado con tanto empeño en el fondo de su corazón con la intención de que nunca tocara la luz del día, fue revelado y obtuvo la reacción que esperaba: desprecio y repulsión.

Porque su mejor amigo y la única persona que le quedaba en el mundo lo miraba de aquella forma, esa que le hacía preguntarse porqué había decidido continuar viviendo.

— No lo sé Jimin yo...

— De verdad no... no quería ocultarlo — hipó sollozando de nuevo — No sabía cómo decírtelo y yo... — su voz se extinguió con el dolor y la vergüenza fluyendo a través de sus abundantes lágrimas.

La bolsita de pañuelos que el peli-negro apretaba entre sus regordetas manos se había terminado después de los primeros quince minutos de relato. Ahora solo quedaba un Jimin mocoso, hinchado, débil, lleno de pesar, con una profunda tristeza rasgando su pecho.

Taehyung lo miró de forma inquisitiva ¿Si él estuviese en su lugar, habría hecho lo mismo? La afirmación llegó tan rápido a su cerebro que no sostuvo la mirada perdida de Jimin más allá de algunos pocos segundos.

— Si qui-eres me pue-edo ir... yo em-pac-ar-é y me... — el nudo en la garganta del peli-negro fue tan grande que olvidó como hablar.

A pesar del pequeño alivio que le había otorgado decir la verdad, el dolor de la traición en los ojos de Taehyung lo estaba matando. Era un secreto demasiado grande, pesado y oscuro. ¿Quién en su sano juicio cargaría con algo así por tantos años?

— Tengo una pregunta — dijo Taehyung llamando su atención, acercando su cuerpo levemente al de Jimin que ahora tiritaba fuertemente entre los sollozos. Se había negado a abrazarlo, pero le estaba costando mucho aquella distancia.

— Si Min no hubiese aparecido. ¿Me habrías contado alguna vez?

El peli-negro lo observó con los ojos llenos de lágrimas. Asintió de forma tan segura que el corazón de Taehyung saltó un poco. — Yo no... no estaba listo... planeaba contarte después de... de pagar terapia... — susurró sonrojando sus mejillas aún más, mientras las lágrimas las hacían ver brillantes y esponjosas.