Capítulo 9.

51 6 0
                                    

Sólo se escucha respiraciones que aparentan tranquilidad, gotas de agua que se estampan con fuerza por todo el coche y las múltiples veces que Ryan se humedece los labios o se pasa las manos por el pelo. Es bastante incomodo. Y sobretodo extraño, Ryan no dice nada. Es como si algo o alguien le hubiera absorbido su sensualidad y su carácter.

Miro por el retrovisor. Mi madre sale del portal, de nuestro bloque de pisos, con su habitual bata rosa de pelo sintético y un paraguas negro. Me espera nerviosa. Tuerzo el gesto con desagrado.

- Se ha hecho tarde- resopla- Y tu madre te está esperando- mira por el retrovisor.

- Sí, será mejor que me vaya- me desabrocho el cinturón- Gracias por sacarme de ahí, antes- repongo nerviosa.

Cojo la cartera con fuerza ante la mirada seria de Ryan. Cierra el seguro antes de disponerme a salir. Suspiro con fuerza tirando la mochila. Le miro, tiene la cabeza apoyada en el cabezal de asiento y me mira sereno con mucha naturalidad. Casi puedo sentirme tranquila y protegida. Eso es lo que me inspira en ese momento y lo que quiero que siempre me haga sentir una persona.

- No quiero que te vayas.

- Tampoco me quiero ir- digo inconscientemente.

Pestañeo rápidamente asimilando su sonrisa gloriosa de satisfacción y atractiva.

- Llama a tu madre- alza una mano al aire.

Obedezco callada. Aun que no se por qué lo hago, quizás esa mirada tan...

Una llamada corta y llena de intranquilidad por parte de mi madre. Meto el móvil en el pequeño bolsillo de mi cartera. Ryan no ha dejado de mirarme ni un sólo segundo, con esa mirada tranquila. Pero que me comienza a incomodar.

- Eres extraña- suelta Ryan sin más.

Frunzo el ceño molesta.- ¿Cómo?

- No sé. Tienes unos rasgos diferentes. No son ni americanos ni españoles, es una mezcla bastante extraña pero diferente. Y eso es lo que me gusta, mejor dicho me encanta. Y tu acento es lo mejor- se relame los labios escondiendo una sonrisa.

Reprimo el gran rubor que se intenta explayar en mis mejillas. Dios mío necesito ayuda, ¡y ya!

No te habrá incomodado- dice más serio.

No. Sólo… es que no estoy… acostumbrada a los… halagos- titubeo jugando con las manos.

Yeira no me voy andar con gilipolleces. Ya he perdido mucho tiempo- se acomoda en el asiento y me mira mientras se acaricia el mentón.

Aprovecho para tragar saliva lentamente, al igual que las palabras de Ryan, lentas y dolorosas. Se lo que se avecina y el borrón de esta historia que realmente no es ninguna historia, porque no hemos tenido nada. Un par de besos y forzosos.

El pasado de sus ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora