Capítulo 8.

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Tres horas después de lo sucedido con Ryan. Había entrado a la clase bastante más calmada y con las ideas un poco más claras. Había comprendido que por más que me aleje de él, mi tentación atractiva con ojos azules, ahí iba a estar porque aun que no quisiera había muchas cosas que nos unía y nos haría vernos sí o sí. Tampoco es que me disguste, porque en realidad me encanta.

 Las tres horas de clase se me había pasando volando, lo único que habíamos hecho había sido copiar como unos locos y atender a las pocas explicaciones que daban entre texto y texto. Mientras en los descansos de las clases, Nadia me había contado que en su familia todos eran doctores o especialistas en cualquier trastorno psicológico, aun que ocultaban un secreto familiar. Todos eran aficionados a dibujar, pero sobre las pieles de las personas. Afición por los tatuajes. Lo cual había una cosa que me sorprendía, y no era que el secreto de su familiar lo hubiera contado con tanta facilidad, si no, la confianza que Nadia estaba depositando en mí. ¿Iba a ser mi nueva amiga?, ¿una nueva amiga, pero de verdad? o simplemente eres el exceso de motivación que tenía, por conocer a una chica diferente a las barbies rubias de cuerpos perfectos.

Nadia me ofrece un poco de sus tortitas de arroz inflado y chocolate. Niego con la cabeza mirando su precioso, dorado y fino reloj de Rolex. Juraría que nunca había visto un reloj de tanta calidad en persona. Me revuelvo en el banco de hierro del patio del instituto. Cada rincón del instituto hasta los míseros bancos del patio era  preciosos y elegantes saliendo del estilo de un instituto convencional. Pero lo más bonito que todo aquello no eran las columnas esbeltas con bordados de motivos florales o los bancos con figuras historias si no, el chico de ojos azules que se paseaba por el medio del patio. Ryan esta resplandeciente o eso dice su sonrisa. Acompañado de unos cinco chicos y las “ barbies “, como dice Nadia, que van a nuestra clase.

Su sonrisa se hace más vaga al verme. Alza la cabeza en forma de saludo. Le miro seria, moviendo la mano hacia los lados. Una de las “ barbies “ llamada Dayana aparece a su lado derecho, la cantidad de gente que le rodea no me había dejado ver que ella estaba y menos que iban agarrados del brazo. ¡Boom! Bajada de autoestima, alegría y esperanza en menos de cinco segundos. Demasiado estúpida por pensar que había algo que nos podía unir o que le gustaba.  De nuevo la vida me da una ostia en la cara, para recordarme que él si me ha estado vacilando y  ¿en qué momento he pensado que podían ser un poco atractiva para él? Claramente él no era para mí; ni su belleza, ni su tiempo y menos su interior que aun no había descubierto. Y nunca descubriré.

Suspiro sacando el móvil de mi mochila rosa de Rebook. Comenzaba a odiar todo lo que me rodeaba, hasta mi misma.

Nadia me mira con el ceño fruncido. Se mete a la boca el último pedazo de tortita.

-          ¿ Qué te pasa cariño?- habla con la boca llena.

Noto la necesidad de sus ojos marrones verdosos por encontrar los míos, que estaban en un momento de debilidad y a punto de lo peor.

-          Nada tranquila. Sólo busco el móvil- digo conteniendo el llanto.

Antes de que Nadia pudiera hablar, la llamada de Matt se anticipo. Y en que momento más oportuno. Gracias a Dios. Atiendo la llamada levantándome del banco lo más rápido posible.

-          Hola Matt- digo eufórica.

-          Hola yeira, yo también me alegro de escucharte- rié- ¿Qué tal el primer día de instituto? ,te ha torturado el payaso ese.

Pf, siempre el mismo tema. Ryan, Ryan, Ryan y mucho más Ryan.

-          No hace falta que le insultes no merece la pena- miro hacía Nadia que me mira sonriendo pícara- Pero bueno… Mi primer día muy bien, he conocido ya a buenas personas- nos sonreímos mutuamente Nadia y yo- ¿Y tú? Muy duro eso de atender el “blablablá” que tu dices de los profesores- sonrió.

El pasado de sus ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora