Capítulo 10.

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FOTOGRAFÍA IDEAL: Matt Doyle

La acera de la calle esta muy fría y húmeda. Pero es lo que menos siento en estos momentos. Mis considerables ganas de vomitar aumentan por segundos. No debí beber tanto. Y menos, al ser mi primera vez. Un nuevo intento de vomito amenaza todo mi cuerpo. Ni si quiera soy capaz de meterme los dedos para que este continuo convate finalice. ¡Pero que gilipollas soy! Encima no he aprovechado la mierda oportunidad que he tenido de arreglar las cosas con Ryan. Aun que me lo había negado. Pero a quien quiero engañar es imposible resistirse a unos ojos azules con tez clara y pelo oscuro. Con una mirada tan penetrante e intensa.

Siento el frío de la madrugada agregado al frío convencional del invierno. Estamos en Diciembre, por dios. Solo se me ocurre a mi salir a la calle sin chaqueta y con el vestido más corto que he encontrado en el armario. Y sola. Demasiado sola, demasiado mareada y con una depresión de infarto. Los efectos del alcohol aun afectan. Tanto que quiero llorar. Comienza a sollozar abrazando a mis piernas. Me quiero ir a mi casa y olvidarme de todo.

Unas manos frías se posan en mi hombros. - ¿Estás bien?- dice un voz masculina.

Me volteo con las lágrimas en las mejillas coloradas por el frió.- Sí- titubeo contestando al portero de la discoteca en la que están mis acompañantes; Nadia, Raúl y Martín. Que no se han percatado de mi salida.

- No gracias. Ahora entro- castañeo los dientes por el frío.

El portero vuelve a su posición inicial al ver que alguien sale de la discoteca. Me levanto con dificultad mientras me abrazo a mi misma para darme un poco de calor. Con torpeza me escurro. Unas manos diferentes y familiares me sujetan antes de caerme.

- Ey, ey estas muy mal- Ryan inserta el calor de su voz en mi oreja.

Otra amenaza de vomito. Me inclino hacía delante para no manchar a Ryan. Pero no vomito, solo son amenazas sin ningún fin. Siento como me deslizo entre sus brazos que me sujetan, desde la cintura. Cierro los ojos sin poder aguantar el mareo y el malestar que llevo encima. Añadiendo el puto frío de Diciembre.

- Necesito vomitar- castañeo los dientes.

- Joder, si estas helada. ¿Te puedes mantener unos segundos sola?

Me sujeto de sus brazos con la poca fuerza que tengo. Le sirve de contestación a un no. Con dificultar y maniobra Ryan se quita la chaqueta de cuero, sin dejar de sujetarme. Me la coloca por encima de los hombros. Aun que ni siento ni parezco todo lo que me esta ocurriendo a mi alrededor, el perfume de Ryan se impregna por todo mi alrededor. Es igual de excitante y envolvente. Me deleito unos segundos oliendo ese perfume tan fresco hasta que un nuevo aviso de vomito me devuelve a la realidad.

Ryan me sujeta con fuerza y estira uno de mis brazos haciéndolo pasar por sus hombros. Me arrastra con fuerza hacía un pequeño callejón, que hace esquina en la discoteca. Me postra contra la pared. Me balanceo débilmente hacía delante. Pero me vuelve a erguir con fuerza.

Gruñe en voz baja.

- Haber Yeira necesitas vomitar. Así que métete los dedos suavemente en la lengua presionando hasta que lleguen las ganas.

Escucho sus palabras con retroceso. Intento hacer lo indicado por Ryan pero inconscientemente la mandíbula se me tensa por el frío y me muerdo los dedos.

- No puedo hacerlo- echo la cabeza hacía delante.

Abriendo un poco los ojos sonrió a Ryan. Como no me he dado cuenta de lo guapo que esta hoy. Bueno antes la había visto pero estaba peinado y con una sonrisa más eléctrica. Ahora esta sin chaqueta, con un jersey granate con un cuello de pico muy excitante. Y su rostro esta muy expresivo. Esta entre preocupado y frustrado.

El pasado de sus ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora