Altas horas de la magrugada y estaba atrapado en el cuerpo más erótico y sensual que jamás halla visto. Sus caderas se movían al compás de nuestros jadeos, sus pechos expuestos para mí: la mejor vista de todas. Subían y bajaban rozando mi pecho sutilmente, su cabeza hacia atrás con los ojos cerrados y su boca entreabierta susurrando mi nombre con la voz entrecortada.
Su cuello era mi debilidad, mordía cada parte de él mientras ella seguía cabalgando sobre mí a un ritmo medio. Tomé su nuca con una mano y agilmente hice que me mirara, sus ojos derramaban placer ¿a qué me refiero? A que lloraba, no de dolor, si no de placer, me encanta cuando hace eso. Me acerqué a su boca tirando de su labio inferior robandole un grito, el grito más erótico y sexy que fueron música para mis oídos.
Cambié de puesto dejándola abajo de mí en medio de la cama, tomé sus piernas y las abrí más, queriendo entrar lo más profundo que se pueda. Entré de una fuerte embestida haciendo que se arqueara y expusiera más sus deliciosos pechos. Me acerqué a su pecho y hundí mi rostro entre sus bonitos pechos. Mi lengua inició su recorrido desde el centro hasta su pezón izquierdo donde lo mordisquié hasta que este estubiera exitado, duro, como a mi me gustaban. Repetí esta acción con el derecho.
Sus ardientes gemidos me estimulaban, estaba tan cerca de venirme, seguí embistiendola con fuerza hasta que nuestros nombres se mezclaron en el aire al igual que nuestros flúidos.
Me uní a su lado mientras normalizaba mi respiración, miré a ________, quien seguía con los ojos cerrados. Es tan hermosa y sensual, que podría tener sexo con ella las 24 horas, pero esta cuarta ronda en esta noche, fue bastante dura, no podría aguantar más.
Amaba y odiaba tener sexo cuando ella quisiera, me manipulaba, abusaba de mí. Es una maldita enferma, pero siempre me complacía aún que yo no estubiese dispuesto al sexo, siempre es tanta su necesidad que termino metido en su cama la mayoria del tiempo, la odio.
Soy Christian Coma...o CC /•-•/ trabajo para la revista Alternative Press, soy agendador, lo sé, no es un gran puesto, pero me pagan lo suficiente como para que pueda ser feliz... ya saben, comida, ropa, un departamento, muebles...soy feliz.
Mi único tormento es _______ Routh, maldita y exquisita mujer, desde que la conocí en la empresa he quedado totalmente maravillado con esa mujer. Si, estoy enamorado perdidamente de ella, pero sinceramente, es una maldita perra, el sexo con ella es mágico, es lo más exitante que pude haber echo.
Su cuerpo es el de una diosa, dichosas curvaturas, deliciosos labios, exquisito sabor... me vuelve loco, aún que odio que me tenga a sus pies como un perro fiel a su dueño.
_______ es la encargada de acomodar la información en las hojas de una revista, es una experta.... y también en el sexo.
Cuando estamos en la empresa, somos formales, ni siquiera nos dirigimos la mirada, no nos hablamos, nuestros puestos no necesitan dicha comunicación.
Todo estó inició un día en el que entré a su oficina, mandado por uno de sus compañeros, a entregarle unas notas. Ese día se veía tan sensual con su falta negra un poco más arriba de sus rodillas, una camisa blanca desabrochada de los dos primeros botones dejando al descubierto una perfecta vista de sus pechos. Su cabello castaño ondulado, sus zapatillas de tacón, rojos, sus labios de un color rojo carmín... mierda.
Bastó tragar un poco de saliva; cuando ya la tenía semidesnuda sobre el escritorio, cogiendola de lo más delicioso.
Desde ahí no me deja descanzar ¿seré tan bueno como para que se aferre a mí en ese sentido; o es una completa necesitada?
Maldita y exquisita mujer.