— ¿No escuchaste, cabeza de cereza? – Kakyoin al parecer me había estado persiguiendo desde la entrada de la universidad hasta mi casa, ¿En qué momento lo hizo? Me percaté de su presencia pero cuando quise verificar no estaba...
— ¿Quién dijo que te vengo siguiendo? Mi casa queda a escasos metros de aquí, no te quieras hacer el importante – Quién actuó con indiferencia ahora fue él. Acomodó el mechón que bajaba por su rostro y se pasó de largo.
— Qué tipo tan más extraño... – Susurré para mí mismo, buscando las llaves de entre mis bolsillos. Sabiendo que Kakyoin vive cerca mío me causa un ligero dolor de cabeza, aunque, no lo había visto antes por el vecindario, sin embargo dudo que me haya mentido. Ese nerd no se ve con intenciones de mentir.
Aventé mi saco y gorra con desgano al sillón y posterior me fui a la cocina con la esperanza de que algo de comer apareciera en la nevera. Claro que no fue así, sólo logré decepcionarme por tener nada más que un aguacate.
Solté una bocanada de aire, mi día no podía estar más aburrido, fui de regreso a la sala con intenciones de recostarme y abandonar mi idea de ir a la biblioteca pero algo me detuvo, era el timbre que sonaba muy repetitivamente.— ¿¡Qué quieren!? – exclamé con la idea de que un vecino venía a hablarme de proyectos que las señoras tienen, ya les he dicho que no le interesa una mierda pero no entienden. Ya cuando estuve lo suficientemente cerca, abrí la puerta e inmediato rodé los ojos, aventando la puerta para no mirar su rostro pero el niño pudo detenerla.
— Jotaro, Jotaro, no te pongas así ... – Abrió lentamente la puerta con una sonrisa demasiado fingida. – Ahora que seremos vecinos quise venir a conocer tu casa.
— Kakyoin, lárgate antes de que te saque de mi propiedad a patadas – amenacé aguantando mi enojo. He hecho un buen trabajo en no dejar salir mi ira desde hace algunos días atrás, tengo mi récord y no quiero romperlo por alguien como él.
— Sólo quiero ser amable, Jotaro-san... – me sonrió de forma que sus ojos se cerraban hasta quedar como una raya, después miró al interior de mi morada.
Su mirada era juzgadora, su "amable" sonrisa se esfumó y ahora parecía más hipócrita, ¿Qué carajos cree que hace?
Impactado por lo que parece haber visto de mi casa, abrió sus ojos hasta quedar como platos y sus labios formaron una "O", ahí fue cuando ya no pude más y lo empujé con fuerza queriendo hacerlo caer... Cosa que no pasó. Raramente comenzó a reír cuando lo hice, rió con ironía.— ¿Siempre eres así de salvaje? Qué tedioso será convivir contigo – La risa se desvaneció disminuyendo hasta quedar una sutil sonrisa con aires de delicadeza femenina. Como si fuera coqueteo me dió la espalda y se retiró del lugar sin mirar atrás en ningún momento a lo que yo me quedé sin hacer nada más que observarlo, su mera presencia se me hacía irritable. Dejé que pasaran unos dos minutos y caminé hacia la acera queriendo averiguar en donde vivía, chasqueando los dientes cuando ví que mintió en cuanto al ser mi vecino.
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— ¡JoJo! ¡Ven aquí! – Gritaban emocionadas las chicas de universidad, otra vez quise pasar por enfrente de ellas a propósito.
Rezaba por no encontrarme con Kakyoin o los otros chicos, no tenía ganas de verle la cara otra vez al cerezo ese... Aunque no lo he visto en días, no quiero hacerlo hoy.
Pero, como la vida me tiene de su payaso, a lo lejos venía el chico cabello de bota, el enano y otro chico que era feo, pero no lo había visto antes. Suspiré con pesadez y me acomodé la gorra preparándome para ignorarlos.— Buenos días, Jotaro – No supe bien de quién fue la voz pero uno de ellos me saludó. Yo no le hice caso. — ¿Jotaro...?
— Déjalo, Koichi, debe de estar pasando por un mal momento, recuerda lo que Kakyoin dijo – Y me detuve de golpe. Volteé hacia ellos al escuchar a quien parecía ser el cabeza de bota... Sasuke creo que se llamaba.
— ¡Hey! ¡Vengan acá! – grité llamando su atención y evitando que siguieran caminando. Todos parecieron confundidos en un inicio pero no de opusieron y vinieron a mí cautelosos. — ¿Qué demonios se supone que Kakyoin les dijo?
Esperando una repuesta, ellos se miraron entre sí en silencio, dudando sobre si decirme o no. Sasuke dió un paso adelante y me miró al rostro, o eso intentó hacer, no aguantó más de diez segundos intercambiando miradas conmigo. Debo de darle miedo.
— Tú no eres de universidad – dije con voz firme. Sus actitudes, rostro y voz no me decían para nada que era un hombre mayor de edad, pero su estatura y cuerpo claro que lograban intimidar a más de uno.
— No... – respondió con voz suave y débil, casi temblorosa — Somos de preparatoria.
— Ajá, ¿Y sus nombres? Tú te llamas Sasuke, ¿No? – Él pareció sorprenderse por cómo le llamé, dándome a entender que no se llama así – O como te llames, sólo dime lo que el bastardo de Kakyoin te dijo.
— Me llamo Josuke, él es Koichi y este otro se llama Okuyasu – señaló al enano y al tipo raro en aquel orden, ambos estaban detrás de "Josuke" — Y no creo que sea necesario decirte, son cosas que tú ya sabes, Jotaro.
— Estás equivocado, yo no sé nada de lo que te dijo, ni siquiera le hablo – respondí con nada más que la verdad.
No entendía muy bien de qué iba esto pero lo que sí sabía de maravilla era que sería alguna mentira estúpida que se pudo haber inventado ese mocoso. Cualquier cosa que sea no lo iba a dejar pasar, iría de inmediato a molerlo a golpes a menos que se trate de algo menos importante como "Es un ladrón", mi tiempo es valioso y no iba a gastarlo por chismes como ese. No me interesa si tengo fama de ladrón o no, jamás he robado algo de valor a 10,000 yenes.
— ¿Y bien? ¿No vas a hablar? – Josuke tragó saliva y regresó el paso que había dado — ¿O será que me tienes miedo? Anda, no pasa nada si delatas a tu amiguito rojo.
— Es que, bueno, Kakyoin me dijo que... – Volteó a verme, encontrándose con mi mirada. Puede que por eso se haya puesto nervioso — Bueno... Kakyoin nos dijo que tú estado económico no es muy bueno que digamos... Jotaro, puede que no nos conozcamos pero...
— ¿Me está diciendo pobre? – interrumpí exaltado y enojado por lo que acababa de escuchar. Él siguió hablando.
— Si, Kakyoin nos dijo que vives en miserias.
...
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No Dignity [JotaKak]
FanfictionJotaro, alguien completamente inútil en la vida, dejó la educación superior, así que vive de la mensualidad que su familia le envía. Kakyoin trabaja en una cafetería y estudia la universidad con un beca bien ganada, era un modelo a seguir. Este par...