No Dignity [JotaKak]

Cap. 11 | Reprobado.

—¡Jotaro! Demonios... –escuché gritar con la voz de Polnareff mientras me agitaba con mucha fuerza. —Golpéalo, te doy permiso.

Poco a poco fui abriendo los ojos para observar qué era lo que molestaba mi precioso sueño donde me titulaba como biólogo marino, encontrándome con un Polnareff y un Kakyoin, el primero con semblante enojado mientras el segundo parecía preocupado por mi estado.
Ya con más ganas de vivir me senté sobre la cama agregando un bostezo muy largo, enseguida un golpe en mi nuca.

—¡Jotaro! ¡Kakyoin lleva aquí una hora esperándote! ¿En qué momento piensas despertarte? –me enojé. Estaba bien que yo hubiera tenido un pequeño error en no recordar que le ayudaría a Kakyoin con su tarea pero no tenía por qué gritarme de esa forma. —Más te vale que te pongas a ayudarle ahora mismo o sino en serio que te irá mal... Iré a hacer el desayuno.

No sé si yo estaba adormilado o en serio me daba totalmente igual lo que me dijera, pero me volví a acostar una vez él ya no estaba dentro de mi habitación.
Esperaba poder conciliar el sueño aunque fuera por un rato más pero no fue así, Kakyoin me picaba el hombro con mucha frecuencia mientras susurraba cosas que no podía entender.

—¡JoJo! –terminó por casi gritar en mi oído haciendo que yo me levantara rápidamente por el susto. —¿Podríamos iniciar con mi tarea? Entre más rápido lo hagamos menos tiempo estaré aquí y podrás dormir.

—Había olvidado que ibas a venir, Kakyoin... En fin, hagamos tu cosa aquí en mi habitación, súbete a la cama –crucé mis piernas a la vez que terminaba de tallar mis ojos e inevitablemente noté que él todavía tenía puesto su uniforme verde, ¿Qué acaso nunca se lo quita? —¿Por qué tienes puesto tu uniforme? Es domingo...

—Me gusta traerlo puesto, después de todo soy un estudiante y debo demostrarlo, ¿No es así? –comentó a la par que se quitaba los zapatos y se subía a mi colchón como lo había pedido, sacando de su portafolios un par de hojas y bolígrafos. —Bien, JoJo, ¿Por dónde quieres empezar?

—Espera, espera, ¿Esas en serio son tus razones? Pensé que odiarías traer puesto esa cosa, ¿A qué alumno le gusta traer su uniforme en domingo? –renegué, no quería iniciar con su tesis y por eso intentaba sacarle plática aunque eso me cueste tenerlo en mi casa más tiempo de lo que normalmente una visita se quedaría.

—¡Eso no importa, JoJo! –exclamó adhiriendo unas risas suaves. —Bien, pensaba escribir mi tesis sobre algún animal marino, ¿Me entiendo? Ya sea una orca, una tortuga, una estrella de mar... ¿Qué me sugieres?

—Delfines –respondí en seco. —Habla sobre delfines en tu tesis, yo sé mucho sobre esos animales.

—¿Eres fan de los delfines? –asentí inconscientemente con un gemido sutil a lo que él se mostró sorprendido y no lo culpo, ninguna de las personas a las que les dirijo la palabra se habrían imaginado que yo sería admirador de los delfines. —Entonces hay que iniciar...

Y de repente, Kakyoin comenzó a explicarme un montón de cosas que jamás en mi vida había escuchado, pensaba que una tesis era algo parecido a... No sé... ¿Un ensayo? Ni siquiera tengo claro qué es una cosa y qué es la otra pero él me confundió aún más a tal grado que me preguntaba sólo lo que necesitaba saber sin pedirme opiniones, las dudas que tenía sobre cómo escribir las buscaba en algún libro, no confiaba en mí.

Y lo entiendo. Me da risa esta situación aunque también me enoja, me hace parecer un imbécil de lo peor.

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Un día de la nada, Kakyoin llegó tocando el timbre de mi casa.

Habían pasado aproximadamente dos semanas desde que yo le ayudé a hacer su trabajo y desde ese día no lo había vuelto a ver ni en fotografía.
Mencionando que esa vez se quedó a dormir en la casa puesto a que simplemente no podía acabar su trabajo y los libros no le daban las respuestas que quería. Yo, como buen "amigo", le decía todo lo que sabía y él se encargaba de darse una idea y escribirlo conforme a esa idea, ambos hicimos formamos un excelente equipo hasta que vimos que eran las 12:50 de la mañana cuando al fin habíamos acabado, viendo la hora, Polnareff le invitó a quedarse y me obligó llevarlo a la universidad al siguiente día.

Ese niño sí que es callado pero a pesar de eso era una buena compañía, agradable, una persona que no me gritaba por no aportar casi nada a la situación sino que me ayudaba a que yo también entendiera.

Dejé de mirarlo de mala forma al abrirle la puerta.

—JoJo... –en su mano traía un montón de hojas en una carpeta, supuse que era el trabajo.

—¿Pasó algo? –pregunté ingenuo sin despegar la mirada de aquella carpeta color amarillenta.

—Sí que pasó algo... –rápidamente abrió la carpeta y sacó la primera hoja de su interior, mostrándome todo lo que había escrito sobre los delfines con una enorme "F" en la parte superior de la hoja escrita con marcador rojo. —¡Reprobé!

En cuanto dijo eso solté unas enormes carcajadas.

—¡JoJo! De seguro lo hiciste a propósito... –parecía enojado, apretaba los dientes mientras poco a poco se iba alejando de mí con el ceño fruncido. Me levanté y con cuidado me acerqué a él ya con la risa calmada, regresando a mi rostro esa expresión que siempre tengo, como si no quisiera vivir. —¡Confié en ti!

—¡Kakyoin, cálmate! No jugué con tus calificaciones, en serio, solamente me dió risa como dijiste que habías reprobado... No sé si yo pueda ayudarte más en eso pero si quieres una disculpa, perdón. –la última palabra raspó al momento de salir de mi garganta. Llevaba tanto tiempo sin disculparme con alguien que me sentí sin orgullo, sin dignidad ni heterosexualidad.

—Me dieron otra oportunidad para hacerlo porque tenían altas expectativas de mí y piensan que si lo hago de nuevo lo haré mejor... Ayúdame pero esta vez vamos a la biblioteca, por favor. –su rostro parecía dolido, como si estuviera más preocupado que vivo.

—Ya qué –respondí con desgano acomodando mi gorra. —Mañana a la misma hora, espérame en la biblioteca, yo llego allá.

—¡Espera! ¿Y si-? –no alcancé a escuchar lo que restaba de su pregunta puesto a que le di el portazo en las narices. Luego me disculpo, ya que recupere lo que perdí hace unos minutos y me sienta listo para volverlo a hacer.