Cap. 14 | Tulipanes para ti.

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La portada, por más bonita que la vean, yo no la hice.
Pero apreciemos lo hermosa que está, créditos a mi amix Maicol.

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—¡Vamos, léela ahora para mí! –Polnareff se enteró que tenía una carta con corazones en el sobre y me pedía que la leyera en voz alta, ¿Para qué? No sé pero tampoco pensaba negarme. Necesitaba que alguien más supiera de lo que Kakyoin me escribió o de lo contrario me iba a dar diabetes.

—Cállate, ya voy a iniciar... –extendí la hoja y aclaré la garganta antes de comenzar a leer. —JoJo. Sinceramente no sé por dónde empezar así que disculpa si esta carta no tiene sentido. Llevamos mucho tiempo hablando y saliendo juntos, la verdad es que me la paso muy bien a tu lado, sin embargo, un pensamiento extraño se apegó a mi mente desde hace unas semanas ya, un sentimiento que no había experimentado antes con un chico.

—Esto es tan gay –Pol rió en voz alta a lo que yo le dediqué una mirada sin expresión, me molesta que me interrumpan cuando hago algo tan aburrido como leer. —Lo siento, continúa, anda.

—Continuaré pero ya cállate, ¿Bien? –suspiré buscando con la mirada en donde me había quedado. —JoJo, sé que tú no eres el tipo de hombre al que le atraen otros hombres, incluso a mí tampoco pero es que contigo todo es diferente, me siento otra persona. Sonará raro pero creo que me he enamorado de ti. Espero que no te moleste lo que acabo de escribir ya que aquí no dije nada más que la verdad. Atentamente: Kakyoin, el chico cereza enfadoso.

—Ojalá así fueras para atraer un buen trabajo –fruncí el ceño doblando de regreso la carta y guardándola en su respectivo sobre. —¿Qué piensas hacer? ¿Tú sientes lo mismo?

—Ya vas a iniciar con tus preguntas estúpidas, tan estúpidas como tú –guardé el sobre en mi gabardina y me crucé de brazos, poniéndome de pie puesto a que ambos estábamos sentados en las sillas del comedor. —Iré a hablar con él, pienso decirle que saque esos pensamientos de su cabeza, jamás podría fijarme en él por más que quiera.

—No es tan difícil que logre atraerte, Jotaro –rió bajo recostando su cabeza sobre la mesa. —Kakyoin parece una chica, sólo debes de ponerle un par de pechos y listo, tu mujer ideal acaba de llegar.

—Eres tan gracioso, gracias por el dato –tomé la gorra de la mesa y me la puse, yendo en dirección a la puerta como acto seguido sin escuchar lo que el peligris me estaba diciendo. No me importaba oir sus teorías sin sentido. —Ah bueno, te me cuidas –comenté en voz alta al salir de la casa.

Pensaba ir a casa de Kakyoin pero no exactamente para hablar.

Pero tampoco para coger.

Quería ir con algún regalo que pudiera gustarle, algo cursi y muy típico entre las parejas. Mientras caminaba en camino a su casa decidí irme por otro lado rumbo al centro de Morioh donde hay una gran variedad de vendimias, de ley debía de haber más de un puesto en donde hubieran cosas para enamorados... Me cuesta mucho creer que yo esté enamorado de Kakyoin. Aunque no quise aceptarlo en un inicio ahora mismo me da absolutamente igual si es atracción o admiración por su muy tranquila forma de llevar la vida... No sé, pero creo que es lo primero.

Al llegar al centro pudo observar que sí habían lugares que vendían cosas cursis tales como rosas, chocolates y cuánta estupidez cara podrían imaginar. Yo me fui en dirección a una que tenía más rosas a la vista que cualquier otra cosa, me parecía adecuado llevarle flores por ahora.
Observé los ramos y el precio que tenían cada uno de ellos, uno más caro que otro a excepción de los tulipanes, esos eran los más baratos de la tienda.

—¿Busca tulipanes de algún color en específico? –preguntó la encargada a lo que yo asentí con un gruñido.

—Tulipanes rojos... –respondí intentando encontrarlos por mi propia cuenta sin tener éxito. La tienda era muy pequeña por lo que las flores estaban una tras otra sin dejar mucho espacio, por eso se me dificultaba encontrar el color.

—Tenías que ser tú... –giré la cabeza a la izquierda para mirar a la empleada, era Jolyne. —¿A quién vas a llevarle los tulipanes?

—Eso no te importa –ella rió dándose la vuelta. Detrás del mostrador habían más flores en vitrinas de cristal, ella abrió una de ellas y comenzó a buscar lo que creo eran los tulipanes. —De haber sabido que trabajabas aquí mejor ni venía.

—Cállate. Aunque no lo creas, tú ya no me caes mal... –como lo había predicho, sacó un ramo de tulipanes y me los entregó en las manos tras verificar el precio marcado en una etiqueta color amarillo fosforescente. —Son 1,400 yenes, por favor.

—Pero aquí dicen que son 2,000... –ella guiñó el ojo a lo que yo sonreí ladino sacando mi cartera con algo de trabajo por los tulipanes. —No tienes por qué ser amable conmigo.

—Ni creas que lo hago por ti –recibió el dinero y abrió la caja registradora en busca de el cambio que me correspondía. —Lo hago por Kakyoin... Sé que esos tulipanes son para él, no soy tan ignorante.

Aunque no fuera muy digno de mí, en mis mejillas pude sentir un calor ajeno al que ya tenía por el clima. Agaché la cabeza ocultándome bajo mi corra y tomé el cambio, saliendo del lugar sin decir palabra alguna de despedida.

Tomé algunos minutos en recuperar mi color natural, no estaba acostumbrado a perder la postura por un simple comentario pero sin duda le echo la culpa a Kakyoin, todo es culpa de él y de su cabello bonito.
Pensaba llegar a comprar alguna otra cosa, escribirle una carta sea regreso o parecido pero sentí que ya no tenía tiempo, iba a terminar arrepintiéndome si me tomaba más rato en llegar con Kakyoin, debido a eso opté por ir directamente con él de una vez por todas.

Llegando a su casa toqué el timbre con cierto nerviosismo y retrocedí dos pasos, rogaba a Dios porque su madre no abriera la puerta. Iba a ser incluso diez veces más vergonzoso tener que explicarle a su mamá el por qué llevaba unos tulipanes a su hijo, tal vez ella no sabe que a Kakyoin le gustan los machos y eso le daría problemas... Aunque sería gracioso observar esa escena no estoy dispuesto a ocasionarla. No por ahora.

—¡JoJo! –estaba perdido en mis pensamientos mirando a algún punto fijo del suelo, sin embargo volví a la realidad al escuchar la voz de Kakyoin llamándome. —¿Debo suponer que son para mí?

—No lo supongas –él rió con delicadeza y yo, con lentitud debido a mis nervios, me acerqué poco a poco hasta quedar frente a él. Extendí las flores y él las tomó con una amplia sonrisa en su rostro.

Aunque había algo raro, estaba viendo esas cosas de nuevo. Justo atrás de Kakyoin de nuevo estaba imaginando esa cosa rara con forma de lagartija verde... ¿Por qué? Sentía que me miraba fijamente y yo no hice nada más que regresarle la mirada a tal grado que Kakyoin pasó la palma de su mano un par de veces por em frente de mis ojos, incluso chasqueó los dedos.

—¡JoJo! ¿Qué tanto observas? –parecía asustado, como si supiera que había algo detrás de él.

—Nada... Últimamente me he estado imaginando estupideces, por ejemplo, atrás de ti hay un ovni verde –reí negando con la cabeza. —No me hagas caso... ¿Quieres ir a comer algo?

—Claro... –respondió sin mucho afán, sin embargo sonrió segundos después de haber reaccionado, parecía estar en un trance por lo que le había dicho. —¡Ya sé a dónde ir!

Esto es raro, tal vez él también lo ve.

No Dignity [JotaKak]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora