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Halo~ 💙💜 (La multimedia ayuda a meterse en la historia(?) Bye~ 💜💙

Pov 2D:

Sonreí a Noodle. No quería, pero mis sentimientos estaban saliendo a la luz; aquellos que estaba enterrando en el fondo de mi corazón, sin embargo, la japonesa que me volvía loco los desenterraba una y otra vez.
Bebí de mi taza de té y la miré disimuladamente. Tenía puesto una de mis camisetas repetidas de "Hello Kinky", la cual le quedaba enorme, y un short de deporte pero de los que usan para estar en casa; Noodle era demasiado hermosa... y supongo que realmente se arrepiente de seguirle el juego a Murdoc... aún así, no puedo perdonarla y menos después de todo lo que me hizo sufrir. Todavía no. Me siento encerrado en una diminuta cárcel, sin escapatoria alguna, y la única que persona que me puede sacar de ahí es... mi bella Noodle... mi añorada Noodle.

― Noodle ―murmuré mirando el poco té que me quedaba en la taza.

Me miró con esa tierna sonrisa― ¿Qué ocurre, 2D?

Clavé mis ojos en los suyos― ¿Me quieres? ¿Me amas?... ¿más que a nada en este mundo?

Mordió su labio inferior sonriendo levemente, con ganas de aguantar unas lágrimas que querían salir. Un tenue ujum salió de su boca cerrada y agachó su cabeza; sus hombros se movían como si le estuvieran dando pequeños espasmos... estaba sollozando. Alzó su cabeza y con su rostro inundado en lágrimas, sonrió.

― Te quiero, 2D... te amo más que a nada ni nadie que haya estado en mi vida jamás... yo.. ―inspiró aire y abrió su boca levemente para que dicho aire saliera― No sé qué haría sin ti... ―tomó mi mano con suavidad― Eres mi mundo. Mi todo.

Se me estaba empañando la mirada, cristalizando. Iba a llorar con ella.
Aparté mi mano de la suya viendo como sus cejas se levantaban con tristeza y las comisuras de sus labios se curvaban hacia abajo.

― Me voy a Crawley ―dejé salir con rapidez― Necesito pensar, aclararme, encontrar el camino del que me desvié ―me levanté de la silla― Espero que lo entiendas.

Noodle se secó las lágrimas y sonrió con esa sinceridad que me encantaba.

― Claro que lo entiendo ―aclaró con un tono de voz apagado― Lo que más quiero, deseo en estos momentos, es que te sientas bien contigo mismo.

Suspiré― Gracias... Noods.

Me miró sorprendida por volver a usar ese apodo, el cuál llegué a rechazar, y asintió en silencio, supongo que con nuevas lágrimas amenazando por salir.
Dejé mi taza vacía en el fregadero y me dirigí a las escaleras.

― ¡Toochi! ―gritó Noodle, haciendo que me girara a verla― Te amo ―pronunció suave como el aceite.

Sonreí como respuesta y subí a mi habitación.
Me dolía esta situación y parecía que en cualquier momento me iba a romper, iba a explotar... iba a llorar como nunca. El dolor que siento no se compara a cuando Noodle no aceptaba mi amor, este es peor.

Miré el cajón de las pastillas cerrado, me estaba tentando. Tragué saliva, abrí dicho cajón y cogí seis pastillas, cada una de distinto color; las observé por un rato largo, no estaba seguro de hacer lo que mi mente me decía. Suspiré pesadamente y tan sólo tragué dos de las seis pastillas, para por lo menos quitar un poco el dolor que estaba experimentando. Al poco rato, saqué un cigarrillo de mi caja, ya casi vacía, lo encendí con el mechero y le di una calada tan grande que noté cómo me llenaba los pulmones.
Me acosté sobre la cama mirando al techo con moho que tantas lágrimas ha visto de mi parte y solté el humo grisáceo tanto por la nariz como por la boca. Esto me relajaba cada vez que lo necesitaba...

AnonymousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora