La primera semana en Estados Unidos había sido terrible. No salía de casa, e intentaba adaptarse al ritmo de vida de los habitantes de Nueva York, como intentaba adaptarse a su padre y a su hermana. Era una misión bastante difícil.
Estaba inscrito en la universidad, listo para comenzar su carrera de diseño. Suspiró, había sido una semana tortuosa sin Minho. Lo extrañaba como nunca, solo pensar en la calidez de un abrazo de su ahora ex novio, lo hacía sentir solo. Extrañaba esa sonrisa traviesa que se formaba en sus labios cuando quería conseguir algo, o cuando estaba pensando algo pervertido. Extrañaba su risa, esa melodiosa risa tan pura proveniente de esos labios que tanto le gustaban. Sus besos, ¡como los extrañaba! La forma en que sus labios encajaban, como si hubiesen sido hechos el uno para el otro. Y tan solo era la primera semana, quizás debería comenzar a buscar una actividad para ocupar su mente al cien por ciento, y dejar de pensar en su vida.
Su madre le había llamado montón de veces. La única que contestó, fue para dejarle en claro que era mayor de edad, y que no pensaba volver jamás. Y solo esas palabras la habían destruido. Jamás volverás a ver a Minho se dijo a si mismo. Y tan solo eso, le causaba dolor. Le provocaba una tortura interna. Aunque no podía seguir bajo el mismo techo que su madre y SeungKwan. No podía, tan solo pensarlo le daba miedo. No quería volver, aunque le costara su relación con Minho, no quería arruinarle la vida a él.
Y Minho… bueno, lo que quedaba del Minho que todos conocían. Casi no sonreía, era como que todo se hubiese apagado. Y en realidad, así lo sentía. Era oscuridad ahora que el no estaba, sentía pena, sentía rabia, todo junto, pero solo tenía que sufrir en silencio. Nunca hubiese creído que se enamoraría a tal punto de no querer seguir vivo luego de que el se fuese. Pero así estaba, viviendo casi por inercia. Nada podía salvarlo de esa soledad y esa amargura que comenzaba a consumirlo por dentro. Se sentía abandonado, su autoestima estaba dañada, y constantemente las preguntas rondaban su mente.
Estaba acostado en su cama, con los ojos cerrados, dándole vueltas al asunto. Acababa de recibir la aceptación de la universidad, pero solo imaginar que el no estaría allí a su lado, le provocaba ese vacío inexplicable en el pecho. Las lágrimas cayeron por su rostro, lo extrañaba y no habían pasado más de dos semanas, pero es que el hecho de saber que el no volvería lo tenía en ese estado. Se preguntaba día y noche el porqué de la decisión de TaeMin y aún no hallaba la explicación lógica al asunto. Y aunque se quemara la cabeza intentando descifrarlo, no, la respuesta no llegaba. Y ahora él se preguntaba como seguir sin el, como seguir adelante. Era como vivir sin aire, realmente el era tan necesaria como respirar en su vida. Y es que después de tres años locamente enamorado, lo necesitaba cerca, necesitaba su constante preocupación, sus regaños, absolutamente todo. Y seguía siendo ilógico, y más absurdo de lo parecía, pero al fin y al cabo ¿tenía lógica el amor?
Taemin no tenía idea de como vencer la ansiedad de llamarlo, pero aún no podía saber nada de lo que sucedía en Corea. Tenía miedo, y los recuerdos del último y terrible mes alla lo abrumaban. Temblaba al pensar en ello y comenzaba la desesperación. Había comenzado a ir a un psicólogo luego de aquello, y le había contado todo. Le había recomendado estar un tiempo lejos y volver, para sellar el asunto, con la justicia. Pero estaba asustado, creía que jamás lograría tener el valor para hacerlo, más aún sin Minho en su vida.
Se sentó en su cama con el notebook en las piernas. Abrió su correo electrónico y sus cuentas en las redes sociales. Lleno de mensajes pidiendo explicaciones de sus mejores amigos. Y no había ninguno de Minho. Sintió un enorme vacío en el pecho. ¿Es que Minho no había intentado comunicarse con el? Bueno, su celular se mantenía apagado, así que no podía emitir un juicio tampoco.
Leyó un mensaje de Key, su mejor amigo. Lo extrañaba, y le dolía haberlo dejado sin mayor explicación tampoco. Pero sentía que era algo que tenía que superar solo.
“¡LEE TAEMIN! ¿ESTÁS LOCO? ¿CÓMO NO TE DIGNASTE A EXPLICARME POR QUÉ TE IBAS? ¿ACASO CREES QUE NO TE APOYARÍA? ¿CREÍAS QUE NO SERIA CAPAZ DE ENTENDERTE? ¿PARA QUÉ ESTÁN LOS AMIGOS? Espero que estés bien, sea lo que sea que esté pasando… por favor, intenta darme una explicación, o al menos enviar un mensaje que diga que estás bien. Te extraño, y los chicos también te extrañan. Bueno… Minho está destruido, Jonghyun debe estar vigilándolo constantemente, es algo impulsivo, ya sabes… espero saber de ti amigo, te extraño.”
Sus ojos llenos de lágrimas retenidas no aguantaron, y comenzó a llorar. Extrañaba Corea, solo porque sabía que no volvería en mucho tiempo, si fuese un viaje, no estaría llorando y sufriendo cada día.
Su padre, ahora era más preocupado con el. No le tenía rencor por su “abandono”, y su hermana, también lo quería y lo ayudaba. Ellos aún no sabían el porqué de su huida repentina de su ciudad natal, y tampoco lo presionarían para que hablara sobre ello, solo esperarían hasta que el estimara pertinente contarles.
Así que solo quedaba soportar el vacío y el ardor en el pecho, y esperar por algún día lograr sanar todas las heridas que llevaba en su interior. Esperaba llegar a lograrlo