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Dima estaba terminando de rellenar algunos informes con un poco de desgana. No le gustaba haber sido colocado en el turno de noche cuando recién empezaba la semana. Eso truncaba sus planes de seguir teniendo citas con Thomas. Sonrio inevitablemente al pensar en él. Joder, era tan hermoso y eran divertido estar con él.

Sin mencionar que caminar de la mano con Thomas era algo que definitivamente quería hacer todo el día. Cerró la carpeta de los informes y estiró los brazos por sobre la cabeza para aliviar la rigidez de su espalda, nunca había sido bueno para el papeleo.

Le hecho un vistazo a su reloj, era cerca de las cinco y debía estar en la estación a las ocho. Todavía tenía tiempo, tal vez podía irse antes y pasar haciéndole una visita express al delicado castaño. Si, ese sonaba como un buen plan.

Se encamino a la habitación y se metió a la ducha disfrutando del agua tibia. Apenas si se había colocado una toalla al rededor de la cintura, listo para volver a la habitación y vestirse cuando escuchó el timbre sonar un par de veces. Sonrio pensando que se trataba de Goff, quien seguramente iría para contarle su última salida con Mae.

Le causaba mucha gracia el saber que su rubio amigo no había tardado ni un par de días en caer a los pies de la chica. No sabía si es que estaban saliendo oficialmente, pero se notaba que estaban teniendo bastante diversión... eso si es que no estaba interpretando mal los chupetones que a veces Goff portaba en el cuello.

—Hey, creí que...—se quedó callado cuando al otro lado de la puerta se encontraba un hermoso chico castaño. —Cosita— dijo sonriendo ampliamente — Pero que linda sorpresa.

—Uh...hola— tuvo que contener la risa cuando notó la manera en la que Tommy recorría su cuerpo con la mirada. —Estas buenísimo— el chico se puso rojo en cuestión de segundos— ¡No! me refiero a que es buenísimo verte, si eso, yo...¡No te rías!

Oh Dios. Thomas haciendo pucheros apretaba todos los botones correctos de Dima, por lo que no dudó en estirar su mano hasta posarla en la nuca del chico y atraerlo para poder besarlo. Sonrio cuando Thomas suspiró contra sus labios. Pero por mucho que le gustara besarlo, no quería darle un espectáculo gratuito a los vecinos, por lo que arrastró al chico dentro del apartamento y luego lo empujó suavemente contra la puerta para poder besarlo un poco más.

Le encantaba lo receptivo que el castaño era. Separando sus labios dándole la bienvenida y soltando esos soniditos apreciativos que lo ponían a mil. Después de su última cita en aquel espectáculo de baile, Dima descubrió que se le permitía tocar un poco más a Thomas, por lo que no se lo pensó dos veces antes de deslizar sus manos por los costados del esbelto cuerpo, hasta sus espalda baja y arriesgándose un poco más se animo a posar sus manos sobre el redondeado y respingón trasero del chico.

—Oye...—se quejó Thomas pero sin hacer el intento de alejarlo. De hecho se pegó más a su cuerpo poniéndole las manos sobre los hombros desnudos.

—Me gusta que estes aquí— susurró el mayor, frotando sus labios contra los del castaño— justo estaba pensando en ti.

—¿Si?— Las manos de Thomas resbalaron hasta su pecho con lentitud. Y Dios, los ojos del chico lucían vidriosos y Dima sintió como algo en su interior se prendía en llamas. De pronto lo único que quería era besar, tocar, quería volverlo loco. —¿Me extrañaste?

—Cada maldito segundo desde la última vez que nos vimos— confesó porque era la verdad. Deslizó su boca hasta la mejilla del castaño dejando pequeños besos, hasta llegar a su cuello. Sonrio cuando este ladeó el rostro dándole más acceso. Amaba la suavidad de su piel y el olor afrutado que siempre llevaba consigo. —Se que se supone que debo conquistarte, pero justo en este momento lo único que puedo pensar es en lo mucho que quiero estar dentro de ti.

Un Beso Real (Suerte # 5.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora