La chica llegó hasta la casa de los McDougall, que estaba vacía. Como no era una desconocida, entró a la casa y comenzó a llamar a Elliot.
El chico apareció por la cocina, y sus ojos estaban hinchados de tanto llorar. Elle tuvo una expresión de asombro, nunca había visto su novio en ese estado; sabía que algo muy malo había pasado.
— ¡Elliot!— la chica gritó y corrió donde él hasta abrazarlo. Con todo lo que estaba pasando con Evan, incluso había pensado en cortar de raíz esa relación ran dañina para ella y Elliot, pero al verlo en ese estado, se confundía y creía que algo real entre ellos aún quedaba.
Flashback:
— Me gusta estar contigo— Elliot fumaba mientras caminaba de la mano junto a Elle.
Era una noche de verano, del primero que pasaban juntos como novios, estaban en esas típicas ferias de las playas, donde habían juegos y algodón de azúcar, manzanas con caramelo rojo y palomitas de maíz.
Elliot había ganado un juego de pescar peces de plástico con una caña de pescar de juguete con un imán en la puntita. Gracias a esa victoria, por infantil que sea, el dueño del stand con el juego, le dio como recompensa un león de peluche grande.
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— Supongo que ya está claro para quien será este peluche— Elliot le sonrió a la chica.
— Te amo— Elle le sonrió y Elliot atrapó sus labios en un beso profundo— me haces muy feliz ¿Eso lo sabías?— Ambos sonrieron.
— Tú me haces el doble de feliz, no sé a quién agrdecerle por haberme dado a la mejor novia de este mundo— Elliot tomó a la chica por la cintura.
Ambos reían como una pareja enamorada; quizás se amaban en esos tiempos. Elliot era muy agradable cuando estaba así con Elle, pero a veces llegaba Jonah, ese amigo que es mala influencia, ese amigo que lo llevaba a fumar hierba, el que lo llevaba a beber alcohol en época de exámenes. Cuando Jonah llegaba, la cosa cambiaba, Elliot adoptaba esa personalidad antipática, burlona, narcisista e irresponsable. Pero con el tiempo, Elliot se quedó así; además de manipulador, controlador y arrepentido. Aún así, Elle lo amaba, y le gustaba sentir sus abrazos tibios y fuertes.
— Te amo Elliot, nunca me dejes— sonrió al pensar que tenía un hermoso novio que cuidaba de ella y le tomaba la mano en todo momento.
— Jamás voy a dejarte, nosotros nacimos para estar juntos. Podría apostar que no hay otro chico en la tierra que pueda amarte tanto como yo, y si llegara a desaparecer de este mundo, créeme que mi hermano podría cuidar muy bien de ti— ambos rieron, porque era bizarro pensar en quedarte con el hermano de tu novio.
