LOVE ME ; SEULRENE [G!P]

40.The wedding

❤️

Tiró de su pelo tratando de terminar de planchar uno de los mechones que faltaban para que tuviera todo el pelo perfectamente liso.

Seulgi suspiró cansada, sabía que su pelo no era del todo lacio, pero esa mañana se había levantado con el pelo como el de un león y la verdad es que justamente tenía que ser el día de la bendita boda.

Se supone que el día tenía que ser perfecto y divino y se esforzaría muchísimo más para arreglarse para aquella boda si al menos fuera la suya, porque no, no era la suya.

La boda era de Lisa y Jennie, quienes las habían invitado como damas de honor y bueno...estaba siendo algo desastroso todo.

Yeri era quien se estaba ocupando de ayudarle a plancharse el pelo para estar presentable al igual que las demás. Mientras tanto, Joy que ya estaba lista se reía de su unnie desde el sofá.

—¿Ya? —preguntó Seulgi. Ya llevaban ahí como más de una hora y media.

—¡No! ¡Es que no paras de moverte! —chilló sin paciencia.

Estaban en el enorme departamento que habían alquilado Irene y Seulgi poco después de "comprometerse." A decir verdad es que veían bastante lejana su boda, primeramente porque según Bae no había ninguna prisa, además Joohyun había comenzado a trabajar como ingeniera.

Por otro lado estaba Seulgi, que estaba triunfando en la empresa de SM junto a sus ingeniosas coreografías, ganaba dinero más que de sobra para mantenerla a ella y a su novia, pero Irene se negaba rotundamente a ser una mantenida. Cada una pagaba su parte y lo que sobraba era para ocio, la compra o algún capricho.

Era difícil ser adulto.

De repente, Kang notó otro tirón en su cabello y no pudo evitar gruñir.

—¡Mierda Yeri con más cuidado!

—Mientras más le grites peor, a mi una vez me quemó la oreja con esa plancha...—le sugirió Joy recordando ese episodio con algo de miedo, su novia cundo se enfadada era aterradora.

—¡Fue sin querer! —se defendió Yeri —Te dije que te quedarás quieta y parecía que te picara el culo.

Seulgi tragó saliva y se quedó quieta esperando que la maknae terminara con su trabajo. Efectivamente, la menor finalizó en quince minutos dejando a su amiga mucho mejor que antes.

—Bien, ahora falta que Wendy y la anciana lleguen con los vestidos...—suspiró Yerima agotada mientras retocaba su maquillaje.

—Ya la llamo yo —habló Seulgi buscando su teléfono móvil.

Kim al arreglar su maquillaje notó a la más alta detrás de ella mirando al espejo.

—Estás guapísima, perfecta, estás hecha un bombón —halagó.