Tomás.
—van a tener que hacer grupos de a dos, pero mixtos.—habló la profesora.
—¿los elegís vos o podemos nosotros? —preguntó Sebas.
—elijan, pero elijan bien.—respondió Mariela.—no quiero que se distraigan, hagan grupo con quién saben que pueden trabajar.
—no sé con quien mierda hacer.—habló Mauro.
—yo voy con Lara, alta linda.—soltó Alejo y reímos.—¿vos, cenfe?
—ya tengo una piba en mente, y hace bastante.—los tres chicos anteriormente mencionados me miraron atentamente.—pero ni cabida.
—¿quién, Jamilah?—preguntó Sebas y lo miré confundido.—¿pensas que no nos dimos cuenta? boludo sos re obvio.
Mauro y Alejo rieron.
—yo que vos, voy y le pregunto.—dijo Mau.—y si te dice que no, al menos lo intentaste.
tenía razón, no perdía nada, porque dignidad ya no tenía hace tiempo.
cuando me dicidí, estaba por pararme de mi banco pero Jamilah fue quién se acercó.
—¿ya tenés grupo, Tomás?—preguntó, y no solo sorprendiendome a mi, sino también a los pibes.
—eh, no.—respondí.
—bueno, ahora si. haces conmigo.—se alejó, buscó sus cosas que tenía acomodadas arriba de su banco, y se acomodó en uno que estaba al lado mio.
miré a los chicos y me hicieron caras raras. Alejo murmuró "idolo" y reí.
Sebas, Mauro y Alejo se alejaron y miré a Jam.
—¿te puedo preguntar algo?—dije y ella igual me miró. asintió con la cabeza.—¿por qué haces grupo conmigo?
—¿por qué no?—apa, me gustaba esto de que responda una pregunta con otra pregunta.
—porque me ignoras siempre, quizás.—respondí obvio.
—buen punto. pasa que sos el único pibe de acá con el que tal vez pueda llevarme.—acomodó su pelo.—todos son unos imbéciles y pajeros.
—¿pensas que yo no?—reí.—es decir, no lo soy, pero no sé como me tenés.—por dentro maldecí, que wacho pelotudo.
—si pienso que lo seas, pero tal vez no tanto como todos estos estúpidos.—sonreí.
—Viloria y Campos, ¿están trabajando?—escuchamos la voz de la profesora dirigiéndose a nosotros.
—si, profe.—habló Jamilah.
—bueno, no parece.—nos miró mal.—trabajen o los voy a tener que separar.
se alejó y acomodé mi carpeta, la cual ni siquiera estaba abierta.
—bueno, hagamos los ejercicios. creo que ya hablamos demasiado.—soltó Jamilah.
—mal ahí, volvió la versión de vos que ni bola me da.—respondí.
—bueno basta, veníamos bien.—soltó.
rodé los ojos y nos dedicamos a hacer el trabajo.
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ah, ya fue, ya quedó ñeri, fue horrible
dijo el mesa ui