Tomás.
estaba yendo a la casa de Jamilah a terminar el trabajo, aunque eso era lo que menos quería hacer.
llegué y toqué la puerta, me atendió una chica.
—hola, ¿está Jamilah?—pregunté.
—hola.—sonrió.—si, pasa.
entré y me quedé parado al lado de la puerta.
la rubia que me atendió, al verme rió.
—subí, está en su habitación.—asentí con la cabeza.—la puerta de la izquierda.
sonreí y subí las escaleras, llegué a su puerta y toqué.
esperé unos minutos y no atendió, la puerta estaba entreabierta así que pasé.
Jam estaba acostada con los auriculares puestos y desde acá podía escuchar la música.
no me vio, así que me acerqué y le toqué suavemente el hombro.
—la puta madre.—gritó. se dio vuelta y se sacó los auriculares.—boludo, me re asustaste.
—perdón.—reí. dejé la mochila en el piso y me senté en la cama.—linda casa.
—gracias.—se paró y se acercó a su escritorio, ahí había una compu. la prendió y me miró.
—¿qué?—pregunté confundido.
—las fotocopias Tomás, las tenes vos.—respondió obvia.
—ah, si.—reí y me acerqué a la mochila.—perdón, es que tu belleza me distrae.
—¿ya empezamos?—rodó los ojos.
solo me limité a reír y a pasarle las fotocopias.
nos pusimos a buscar información y toda la mierda esa que la verdad me chupaba un huevo.
miré mi celular y ya había pasado una hora y algo.
—¿tenés hambre?—la voz de Jamilah me sacó de mi trance.
—un poco.—respondí.—¿te puedo comer, bombón?
—Tomás, no rompas las bolas.—rió.—vení, bajemos a tomar algo.
rodé los ojos, le preguntaba en serio.
bajamos las escaleras y la piba rubia que estaba anteriormente, estaba sentada en el sillón mirando una serie.
—bueno, supongo que conociste a Megan cuando entraste.—soltó buscando algo en un mueble.
—si.—sonreí.—¿quién es?
—mi hermana.—respondió.
—ah, está linda también.—dije sin pensar y ella soltó una carcajada.—parece ser todo lo contrario a vos.
—lo es.—me miró.—tal vez ella si pueda darte bola.
la miré igual.
—pero yo quiero que vos me des bola.
—qué pena.—soltó riendo.—bueno, ¿qué querés tomar?
—¿por qué sos tan forra conmigo? —pregunté ignorando su pregunta.
—café, café con leche, té, chocolatada, no sé, lo que quieras.—respondió ignorando también mi pregunta.
—café está bien.
[...]
—bueno, al menos tenemos toda la información.—soltó Jamilah acompañandome hasta la entrada.
—si, genial.—respondí.
—no estuvo tan mal hacer grupo con vos, podría haber sido peor.—rió.
—viste, soy re piola.—dije y reímos.—bueno che, me voy a ir yendo.
—dale, nos vemos mañana en la escuela.—se acercó a mi.
miró mis labios y se relamió los suyos, creo que me late algo y no es el corazón.
hice lo mismo, pero ella rió y me dejó un beso en el cachete.
—chau, Tomi.—me guiñó un ojo y entró a su casa.
bue, si quería jugar, íbamos a jugar.
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maaalisimo, pero si no subía nada Jam m iba a matar jej