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Al otro día, Scott se lo topa por los pasillos y decide emprender su plan. Lo encuentra guardando sus libros en el casillero.

—Hola, me llamo Scott.

Matt le mira, se queda quieto en su posición, sin saber qué hacer. ¿Por qué le habla? ¿Qué es lo que quiere?

Él lo distinguió, era nuevo, relativamente pues ya llevaba semanas ahí, siempre se hacía solo e ignoraba al mundo.

Scott se sintió incómodo ante el escrutinio y silencio del chico, Matt no había respondido, aunque pensó que no lo escucho.

—Bueee... Te veo en clase -decidió irse dejando a Matt más confundido.

Y más y más, porque no fue la única ocasión en que el nuevo quiso entablar una conversación con él. En todas y cada una Matt permanecía en silencio. Sin embargo su nuevo, no pedido mejor amigo -notese el sarcasmo- no desistió de sus momentos empáticos. Y eso lo estaba cansando. Así que en una de esas lo más que respondió fue su nombre.

—Matías, mi nombre es Matías -Al escucharlo Scott quedó paralizado, Matt no supo si fue por su nombre o porque le respondió, pero ahora quien no habló fue Scott, y ante eso así Matt decidió irse.

Lo que paso despues fue que Scott tuvo una mala noche después de ese descubrimiento. Tanto así que al día siguiente no fue a estudiar, ni al siguiente, ni... Al parecer se tomó la semana. Cosa que extraño a Matt, aunque sea un poquito.

A la siguiente semana regresó, Matt no supo porque pero verlo de nuevo el género cierta paz. Y que volviera a tratar de hablar con él, como si no se hubiera desaparecido por una semana, le agrado, esta vez se decidió a ser menos seco con el chico.

Lo gracioso es que cuando Matt se encontraba con Ben, Scott desaparecía por completo. Y al parecer, no fue el único en darse cuenta.

—¿No crees que es una ironía que tú perrito faldero no aparezca por ninguna parte cada vez que te encuentras conmigo? -pregunta con burla Ben- Pero mejor ¿No? Ya sabemos que es lo que le pasa a los que se creen héroes.

Matt solo se limitó a asentir con la cabeza y a pasarle el trabajo que le había pedido. O mejor, exigido.

La verdad de ese hecho marcado por Ben, era que Scott no tenía ni idea cuando se darían sus encuentros. Él había tratado de marcar un patrón u horarios, pero ni ellos mismos sabían cuando se veían. En realidad a veces pasaban días sin toparse para suerte de Matt, pero eso Scott no lo sabía. Además de que él nunca se quedaba después de la hora de salida, cosa que sí pasaba con Matt y Ben.

Penúltimo día de clases antes de las vacaciones de semana santa. Después, Matt sería libre -al menos por una semana-. Podría dormir a sus anchas, claro está, si su madre no lo obligaba a ir a las procesiones y eventos que hacían durante aquella época. Si, su madre era una fiel creyente.

De vuelta al salón, él estaba planeando sus vacaciones perfectas, dormir hasta tarde, ver muchas películas, no bañarse. Sin embargo, el encanto le duró poco, pues a su mente vino el recuerdo de su mártir y con él, los trabajos que se le habían acumulado (de Matt) y los que dejaron para entregar después de vacaciones (de Ben, sus amiguitos y Matt).

"¿Qué no saben que en vacaciones nadie hace nada? Para que las inventaron sino." Pensó Matt mientras se levantaba del pupitre para volver a casa, esperando no encontrarse a cierta persona en el camino.

Y hablando de el rey de Roma, como la suerte de Matt no podía ser peor, chocó contra Ben.

—¡Vaya, vaya! Mattsito -profiere con burla- Supongo que este encuentro del destino es para decirme que tenemos todo bajo control, ¿Verdad?

>>¡Responde! -le gritó al ver que no decía nada.

—Yo... Este, si... Ya... -balbuceaba Matt.

Ben lo agarro de las correas de su mochila y lo estrelló contra la pared sacando un quejido de su parte.

—Iba a buscarte para pedirte los trabajos que haré en vacaciones -agregó Matt con temor.

No quería llegar con un ojo morado a su casa.

—No me mientas Mattisito, ¡no me mientas! -respondió Ben, y lo dejó caer al suelo.

—Te lo juro, t-te lo j-uro... Ben...

Ben estaba a punto de lanzarle una patada a Matt, pero una voz lo detuvo en el acto. Cómo en una película de ficción, de las sombras salió Scott.

—No se te ocurra hacer eso -dijo amenazante con su dedo índice apuntando fijamente.

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ira, que locuraaaaaaaa!

Mi Karma [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora