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—Scott -llamo Matt al encontrarlo en una mesa-, Las personas murmuran -le dijo, murmurando.

—Si, tal como lo estas haciendo.

—No, no, o sea -hablo en tono confidencial-, están diciendo que alguien tuvo una pelea con Ben y le partió la cara.

—¿Se la partieron? ¿qué más dicen? -preguntó a su vez, como si no supiera de qué hablaba.

—Que lo atacaron, que resbaló y se golpeo, que entre varios lo cogieron a golpes en el baño, que lo robaron y más.

—Wao, la gente si habla -comento con un toque de diversión.

—¿Tú qué crees que le haya pasado?

—No tengo ni idea, yo estaba en la biblioteca, ¿recuerdas? -evade Scott- por cierto, hay que hacer ese trabajo rápido.

—Si pero… tus nudillos están rojos, Scott -declaró Matt, que se había dado cuenta desde que llegó a la mesa. El acusado escondió las manos bajo la mesa de inmediato-. ¿Fuiste tú? ¿qué hiciste?

—¿Yo? -se hizo el loco- No sé de qué hablas, ya te dije.

—Scott, habla.

—Matt, me sorprende que desconfíes así de mí -se hizo el ofendido.

—Scott…

—Ok, ok -acepto al fin, no tenía caso esconderlo-. Solo le dí una pequeña advertencia.

—¿Pequeña? -exclamó asombrado- tiene un moradote en la cara.

—Ya, no te escandalices, nadie se tiene que enterar -le calmó y le quitó importancia-. Además no fue para tanto.

Allí Scott dio por concluida la conversación y se dirigió al salón a su próxima clase. Sin embargo, Matt no. Siguió preguntando porque lo había hecho.

Temió, temió mucho por él y por su amigo, por la represalia que les caería, Ben no se quedaría con eso, prácticamente Scott le declaró la guerra a él. y Ben podía pelear una guerra.

Al final no recibió nada de Scott, más que un:

—Ya cálmate, todo está controlado Matt, yo sé lo que hago.

y no, eso no calmó a Matt, ni un poquito.

Scott por su parte sentía una muy extraña calma, Ben no había dicho nada, según averiguó, ni sus amigos sabían quién lo había golpeado, eso lo inquieto mucho, que Ben no haya hecho nada no era una buena señal, o ¿si?

Por su parte Ben solo quería ahorrarse la vergüenza de decir quién lo había golpeado, eso sería demasiado humillante, además, no le convenía que las personas se centrarán en Scott, y desde ese día en el baño las cosas para con él cambiaron. Scott escondía algo, lo sabía desde el primer día que lo vió, se veía más grande que todos, no socializada, era muy misterioso, además, tenía un aire de haberlo visto antes, sin embargo no recordaba en donde.

Scott escondía algo, la pregunta era ¿Qué?

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Los días pasaron sin mayor contratiempo, Ben se mantenía alejado y ocupado, pero claro, al no tener a Matt tuvo que buscar un reemplazo, no tan eficiente, aceptó, pero era lo que había. Con Scott como una amenaza no se podía dar el lujo de provocarlo, además necesitaba estudiarlo.

Y ese cambio le sentó muy bien a Matt, quién ahora dormía más, comía más y se preocupaba por él. Su madre viendo ese cambio tan positivo le compro ropa incluso. Y hasta lo comento con Scott, quién ya prácticamente era parte de la familia.

—¿Tú crees que tenga novia? -le pregunto en una ocasión que Matt había salido por pan, a lo cuál el chico solo río- Es que se ve muy cambiado, ayer me dijo que quería hacerse un nuevo corte de cabello. Incluso creo que está haciendo ejercicio, a veces se echa colonia para ir al colegio.

Y si era cierto, si él tampoco supiera diría que quería impresionar a alguien allá, pero solo era parte de su cambio personal. Al oír a la madre el chico río más fuerte, que ocurrencias. Definitivamente esa señora era un pan de Dios.

Todos esos cambios se los debía a él, aquella colonia se la regalo él y como su amigo ya tenía más tiempo libre, lo convenció de salir a trotar o hacer ejercicio en las tardes. Ya estaban pensando en invitar a la señora a ciclopaseos.

—Quizás solo quiere verse bien -le respondió a la mujer.

Para Matt, las cosas estaban mejorando, claro aún tenía miedo cuando veía a Ben, él bajaba la cabeza y pasaba rápido al estar a su lado, pero sin su presencia permanente Matt saco a aquel de hace años, el que aún no había cometido la peor imprudencia de su vida. Y Scott era feliz, en lo que cabía con su amigo, encontró en él un medio para mantenerse a flote, llegó a olvidar en ocasiones la escoria que era y se permitió darse "lujos". Sin embargo no todo fue color pastel, llegaron los días rojos, días oscuros, días en los que su realidad le pegaba de golpe en la cara, recordandole todo lo que había pasado.

—Scott, ¿Escuchaste? 

—¿Eh? Si, si… -desperto de su trance.

Aquel día rojo, su cita se había pospuesto a la tarde, normalmente era en horas de la mañana. Por lo tanto decidió ir a estudiar.

—¿Qué tienes?

Estaban a mitad de una clase pero su amigo se veía bastante distraído y extraño. Y no era para menos.

—Nada, estoy bien -evadio Scott, y como salvado por la campana, la clase termino.

De esa clase surgió el hacer una exposición que representaba el 30% de la nota final de la materia. Con ella algunos la salvarían y otros aumentarían su nota. Scott decidió que aquello lo podrían estudiar en su casa. A Matt aquello le sorprendió porque Scott siempre había sido muy reacio a eso, hablar sobre él y que alguien fuera a su casa.

En ese momento se dió cuenta que en realidad no sabía mucho acerca de si mejor amigo.

Quedaron en verse el fin de semana para estudiar. La madre de Matt incluso insistió en que se quedará allá, ya que ella tendría que hacer un viaje de trabajo y al parecer tenía mucha confianza en el muchacho.

Al finalizar las clases Scott se dirigió a ese lugar que sentía una tortura, pero que si no iba sería peor. Siempre habían sido las dos horas más largas de su vida, como cada mes.

Mi Karma [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora