Capítulo 7

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Después de ese día pasaron dos semanas decidi hablar con él, pero ni los mensajes ni la llamadas le llegaban, me preocupé, pero supuse que se estaba tomando un tiempo o simplemente no quería saber nada mas de mí.

Cuando llego el primer mes recibí una llamada de él la cual contesté casi al instante, él se escuchaba agitado y tenía un tono cansado.

— ¿Estas bien, Mati? — no recibí respuesta— ¿Matias?

— Realmente me gustas mucho, llevamos demasiado tiempo conociéndonos y me acostumbre mucho a tu compañía. Yo siempre daría todo por ti sin importar que pase, no te estoy diciendo esto para presionarte y hacer que te guste, te lo digo porque no me quiero ir sin que lo sepas, estaré bien; no te preocupes.

No tuve oportunidad de responder porque termino la llamada, no sabía qué hacer. Pensé en llamar a Federico, pero él me había contado que había discutido con Matias; no me dijo la razón, pero dijo que Matias no quería saber de él y desde hace tiempo no se hablaban.

— Pero eran mejores amigos, no creo que no le importara.

— Lo eran, pero pensé que tal vez yo estaba exagerando y Matias se molestaría más con el sí lo ayudaba.

Así que decidí llamar a Lucia y le explique lo que paso, ella dijo que podíamos ir a su departamento para ver si estaba bien, pero cuando llegamos nos dimos cuenta que no había nadie y se notaba que desde hace un tiempo el lugar estaba vacío. Tanto Lucia, Federico y yo decidimos ir a casa de David, el padre de Matias, para saber si él estaba ahí, pero cuando hablamos con David nos dimos cuenta que Matias tampoco estaba ahí, aunque David nos dijo que no nos preocupáramos que él estaba bien y decidimos creerle.

Entonces pasaron dos meses y aun no sabía nada de él.

Al cuarto mes me di cuenta que David tampoco sabía en dónde está su hijo porque comenzó a buscarlo y a entrar en desesperación al igual que todos al no saber que paso con Matias. Una vez me dijeron que lo habían buscado en casa de su madre, pero tampoco estaba ahí.

Durante esos meses yo arregle las cosas con Federico, ya que buscábamos juntos a Matias decidimos seguir como amigos. También durante ese tiempo me dijo que se dio cuenta que realmente no le gustaba Roxana y cuando me di cuenta el y Lucia comenzaron a salir.

Llego mi cumpleaños, no fui tan feliz porque me sentía rara festejando sabiendo que Matias aun no aparecía y para el día siguiente me sentí aún peor porque era el día de su cumpleaños.

Entonces nuevamente llego la navidad y año nuevo, Fabiola me conto que en su casa no habían sido fechas tan felices sin Matias, yo solo podía desear que donde sea que el estuviera se encontrara bien y en paz. Fue un año muy raro porque fue como si la tierra se hubiera tragado a Matias.

Yo iba constantemente a su departamento, aunque nadie lo usara se llenaba de polvo, él también tenía algunas plantas entonces iba a cuidar de ellas con la esperanza de que un día llegara y el ya estuviera ahí.

Realmente fue demasiado tiempo sin él, hubo días en los que me preguntaba si lo volvería a ver o si tendría la oportunidad de disculparme con él. Sabía que yo no era la única que se sentía así, Federico se sentía igual o peor que yo, su mejor amigo le dijo que no quería volver a saber de él y días después desapareció.

Alison cada día se veía un poco mal, no tenía mucho tiempo que ella y Matias se habían reencontrado, y en ese momento no tenía ni la menor idea de en donde estaba su hermano.

Para ser sincera fue un tiempo muy difícil para mí, mi madre cada día se comportaba un poco más raro. Pero entre tantas cosas que tenía en la cabeza, no le tome importancia a eso. Emilio seguramente estaba igual de preocupado, pero aun así me apoyo mucho, al igual que Sara, una de mis hermanas; ella casi no conocía a Matias, pero noto lo mal que me hacía no saber de él. Supongo que Federico tenía razón y todos sabían que yo amaba a Matias, yo era la única que no podía aceptarlo.

— ¿Por qué te costaba tanto aceptar que lo querías?

— Porque nuevamente; nunca me había sentido así por alguien, sé que le di muchas vueltas al asunto, pero tenía miedo de enamorarme.

Y una noche recibí una llamada suya, se escuchaba mucho más cansado que la última vez que escuché su voz.

— ¿Matias? ¿Dónde has estado? Te hemos estado buscando todo este tiempo.

— Emma escúchame— se notaba que le costaba hablar— Dile a mi padre que estoy con Amanda— fue lo último que dijo antes de que se cortara la llamada.

A pesar de que ya era bastante tarde decidí ir a casa de David, cuando llegue yo estaba muy agitada y en pijama, pero no me importo, solamente le dije lo que Matias me había dicho y la mirada de David cambio al instante. Me pidió que me fuera a mi casa y él se encargaría de todo. Le hice caso, pero no pude dormir en casi toda la noche, estaba realmente preocupada.

Hable con Federico, pero lo único que me dijo es que todo estaba bien y no debía preocuparme. Paso una semana así, todos me decían que no debía preocuparme más, pero tampoco me decían que había pasado con Matias.

Hasta que Fede fue tan amable de decirme. Llego a mi casa diciéndome que debíamos hablar.

— ¿Qué pasa? — pregunte con angustia.

— Matias ya apareció— dijo y sentí como se me iba un peso de encima— Él está bien.

— ¿Dónde está? Necesito verlo.

— No puedes— dice casi en un susurro— No vas a poder verlo en un tiempo, pero él ahora está en un lugar en donde se va a poder recuperar y estará bien.

— ¿Recuperar? ¿Qué le paso?

— Solamente ya no te preocupes, Emma— fue lo último que dijo antes de salir de mi casa.

Después de eso intente ya no preocuparme tanto, aunque por un tiempo intente convencer a Fede o Lucia que me dejaran verlo, pero ellos se negaban diciendo que no era decisión de ellos, que simplemente Matias no estaba listo para que alguien lo vea y deje de insistir porque quería respetar su decisión.

Los meses comenzaron a pasar nuevamente, comencé a salir con mis amigos más seguido y a enfocarme cada vez más en mis estudios.

Hubo un día en el que estaba en mi casa junto con mis hermanos y mi madre, estábamos pasándola bien al igual que otras veces, pero ese día encontré un sobre que traía mi nombre, le pregunte a mi madre que era, pero ella simplemente me lo arrebato y dijo que tenía prohibido leerlo. No intente hacerlo porque en ese momento no me importaba.

— Entonces ¿Dejaste de saber de el por casi más de un año? — me pregunta Olivia.

— Si.

— ¿Tus sentimientos no cambiaron en todo ese tiempo?

— No, incluso se intensificaron, porque me di cuenta lo mucho que lo necesitaba.

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Ven Conmigo [Recuerdos Fugaces #1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora