𝐕

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Cuando Frank salió de hospital, se fue directamente al taller necesitaba hablar con alguien y ese alguien sin dudas era Ray, quien lo conocía incluso más que él mismo.

—Entonces me estás diciendo que el señor corazón de piedra no sólo recogió a un chico mal herido de calle, quien además no tiene no en que caerse muerto y que encima crees que es el amor de tu vida —Ray lo miró cuando terminó de sintetizar la historia dramática que Frank le había narrado.

—Básicamente, aunque eso de que creo no es correcto Ray, yo estoy seguro y es lo que me preocupa.

—Hombre, pero si estás seguro ¿Cuál es la preocupación? —dijo en tono burlón.

—Afro sabes que yo nunca me he enamorado y aparece este chico de la nada con sus ojos hermosos, esa carita tan angelical, que resulta que ha sufrido tanto, y el ogro Frank ¿Qué hace? le dijo que todo estará bien y que estará siempre a su lado, y como no le bastó, lo besó...

—¿Que qué?

—Es decir le di un beso en la cabeza antes de marcharme —se sonrojo levemente.

—Mi querido amigo, usted como el hombre que es, se va a fajar los pantalones y va a volver a cumplir con su palabra.

—Pero Ray, tu no entiendes —hizo una pausa, reordenando sus ideas—. No sé porque siento esto por ese muchacho, te juro que fue tan mágico, sentí esa gran necesidad dentro de mi, de cuidarlo, protegerlo y quererlo.

—Frank, escucha, cuando las cosas son para ti ni que te quites y si no ni que te pongas, si ese chico llegó a ti en este momento, sigue a tu corazón, lucha por él, demuéstrale a tus padres que tu no eres como ellos.

—Y ¿Qué pasa si Gerard no siente lo mismo por mí? Tal vez sólo es buena persona como para decirme que soy un idiota acosador además de que siente agradecimiento por que lo ayude.

Ray escuchaba cuidadosamente a su hermano y comenzó a negar.

—A veces no creo que seas nada de lo que dices ser, el tipo fuerte, rudo e inquebrantable, porque ahorita estás actuando peor que una adolescente enamorada.

—Pero...

—Una estupidez más y te juro que te abofeteó  —Ray lo señaló con el dedo índice—. El que no arriesga no gana Frank, ve, lucha por lo que sientes, si en verdad el es el amor de tu vida te corresponderá, solo lleva las cosas con calma, cuídalo, apoyalo y ganate su confianza y su cariño. Antes que interrumpas de nuevo, si no resulta, no pasa nada Frankie, me quedaré junto contigo, te prestare mi hombro para que llores todo lo que quieras y te levantarás a volver a empezar —al finalizar su discurso motivador sonrió, Frank había escuchado atento sus palabras.

—En verdad no se que haría sin ti —ambos se abrazaron—. Gracias hermano.

—Ahora ve, bañate que ya lo necesitas, te pones guapo y vas por el amor de tu vida.

¿Amor de su vida? si que era un término demasiado fuerte, considerando el hecho que apenas lo había conocido ese mismo día, con mucha dificultad sabía que se llamaba Gerard y que no tenía nada ni a nadie en el mundo, Donald contaba como nadie.

Además tenía que tomar en cuenta el hecho de que nunca había estado involucrado sentimentalmente con alguien más como para saber que es estar enamorado. Pero como Ray le dijo, el que no arriesga... y Frank ama arriesgarse, si la recompensa es pasar el resto de sus días junto a ese hermoso pelinegro haría hasta lo imposible por conquistarlo y convertirse en alguien importante para él.

Lo que Frank no sabía era que en aquel hospital, sólo en esa habitación, Gerard tenía dibujada una enorme sonrisa en su rostro, no había sido una alucinación, ese ángel lo había recogido y su nombre era Frank.

Gerard estaba feliz, sentía que realmente podía confiar en él, que él estaba preocupado por su salud, hombre, se quedó a acompañarlo sin saber si quiera su nombre, no lo rechazó cuando le contó su verdad, al contrario se ofreció a apoyarlo y estar a su lado. Además Gerard no podía ignorar lo que su corazón se alegró cuando Frank lo había tenido en sus brazos, consolandolo.

Tenía la esperanza, pequeñita, de que Frank, sería el que cambiara su vida, quien le diera color.

Un par de horas después, Frank estaba en camino al hospital, como había prometido se quedaría esa noche a cuidar a Gerard. Llevaba un mochila con ropa para ambos, no quería verlo triste al recordar que no tenía nada que usar ni a donde ir, así que decidió que le propondría que se quedara en su casa, de todas formas tenía una habitación vacía.

Pasó por un Subway comprando la cena, sabía muy bien que la comida de hospital era insípida y fea, los escondió muy bien en la mochila y subió al cuarto de Gerard.

—Hola, ya llegué —saludó un Frank muy alegre.

—Hey, que bueno que estás aquí —el otro no podía ocultar su alegría tampoco.

—Traje cena y la compu para que miremos películas, no creo que haya mucho que hacer en este lugar.

—Gracias Frank, es muy lindo de tu parte.

—No es nada Gee.

"Gee", hasta él se sonrojo, no sabía de donde le salió ese apodo pero vaya que era bonito y se notaba que a Gerard le había gustado, estaba rojo como un tomatito.

Mientras comían mantuvieron una charla sobre los tatuajes de Frank, a Gerard le gustaban mucho, pero él nunca se atrevería a hacerse uno, tenía un pánico profundo hacia las agujas.

Después de haber terminado de comer, Frank se deshizo de las evidencias y colocó la computadora en la repisa de la camilla de Gerard para que los dos pudieran ver, puso El Conjuro 1, habían decidido hacer un maratón de películas de terror, Gerard solo había visto los anuncios de esta saga de películas pero nunca pudo ver una, así que se alegró cuando Frank le comentó que las tenía todas.

—No Frankie, ven acá, hay lugar para los dos —esa sonrisa de Gerard era tan hermosa y perfecta.

—Pero Gee, te puedo lastimar.

—Tranquilo ven, quédate de este lado, mi costilla rota es al lado contrario —Gerard hizo espacio en la camilla para que se acomodará.

Frank no podía estar más feliz, después de todo Ray tenía razón, no perdía nada con intentar, se acomodó a un lado de Gerard, cuando la película llevaba poco más de una hora se tomó el atrevimiento de colocar su cabeza en el hombro de su compañero y antes que se diera cuenta ya estaba profundamente dormido.

A New Day's Coming for Us ➛FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora