𝐗

523 68 29
                                    

"That he can't change for love
And he explains how long he's waited for
He wanted more
Gone, today

I might just see you around
It hurts but I understand
If you can't find another reason not to stay
And while he's walking away, he says
That he can't change for love
And he explains how long he's waited for
He wanted more
And as these days go by
They can't change how long we've waited for
A love that's more
A love that's more"

Gerard terminó de cantar y rasgar las cuerdas de la guitarra "Rose" de Frank.

Tenían un precioso mes de estar saliendo, aún no tenían un título que los definiera, pero él sabía que no era necesario, estaba seguro de que lo que ellos sentían eran de esos amores indestructibles que superan todo y a todos.

Frank siempre seguía siendo muy atento con él como desde el primer día, le hacía pequeños obsequios, cada semana lo llevaba de visita a un lugar hermoso y cuando estaban libres compartían el tiempo muy juntos, abrazados, sintiendo la calidad de los brazos ajenos y la dulzura de sus besos.

Esa noche Gerard quería que Frank se sintiera especial, como él lo hacía sentir cada que le preparaba una sorpresa, así que con consejos de Marie, decidió escribirle una canción a Frank, "Drugstore Perfume" la tituló, sacó la melodía de la guitarra a través de tutoriales en YouTube, además prepararía una deliciosa cena, Pasta Italiana que Frank amaba, con extra de quesos acompañado con pan de ajo. Marie, su cómplice le había dado la tarde libre e incluso ella misma le enseñó a hacer un montaje de mesa para que todo fuera perfecto.

En el centro de la mesa yacían un par de velas sin aroma y un arreglo floral demasiado delicado, cortesía de su amiga, los platos de base eran unos plateados que Frank nunca había usado, las copas estaban ubicadas perfectamente alineadas y los cubiertos estaban puestos impecablemente en sus respectivos lugares a los lados de los platos, las servilletas eran unas color rojo vino.

Faltaba una hora más o menos para que él llegara del trabajo, Ray también puso su granito de arena puesto que hizo que Frank trabajara más tarde de lo normal para que a Gerard le diese el tiempo, aunque Ray no sabía que era una cena lo que el pelinegro había organizado, solo tenía conocimiento de que sería un detalle que le quería regalar a su amigo y con tal de que Frank mantuviera esa sonrisa siempre, claro que él apoyaría.

Colocó a Rose a un costado de la mesa para el momento ideal, luego revisó que todo estuviera en orden y listo, cena en el horno, postre en el refri esperando a ser servido, mesa perfecta, solo faltaba él.

Fue al baño, tomó una ducha rápida y escogió algo elegante pero no tan formal para vestir, decidió usar sus converse negras, un pantalón de vestir ajustado combinado con una camisa manga larga, todo negro, dejó desabrochados un par de botones de su camisa y se colocó delineador negro en los ojos haciendo que el verde en ellos resaltara aún más, por último peinó su cabello y se puso su perfume favorito.

Una vez estuvo listo bajó las escaleras irradiando felicidad, aún tenía 15 minutos para que él llegara así que apagó el horno y revisó todo una vez más.

Se sentó en la sala a esperarlo, estaba un poco nervioso mientras miraba el reloj colgado en la pared contaba los segundos al tiempo que su corazón palpitaba con más rapidez hasta que la puerta se abrió y sus miradas chocaron.

Se perdieron en la belleza de ellos mismos.

Frank lucía espectacular, jeans ajustados, camisa blanca y zapatillas, su cabello castaño bien peinado y usaba el perfume favorito de Gerard en él, aquel que le regaló con su primer salario trabajando con Marie "Mont Black", en las manos de Frank yacía una rosa blanca en un empaque de celofán.

Cerró la puerta lentamente, mientras Gerard se levantaba sonriente a su encuentro, cuando se juntaron Gee colocó sus brazos alrededor de su cuello y él lo tomó por la cintura con la mano libre, se besaron tierna y apasionadamente como si no se habían visto en años.

—Ray me obligó a ducharme y cambiarme de ropa en el trabajo y Marie me llamó para decirme que debía escoger para esta noche la flor más especial para traertela.

Apenas separaron sus labios Frank puso a Gerard al día de todo, como respuesta éste solo negó y sonrió, tomó la mano de su chico y lo guió hasta la cocina, donde aguardaba la sorpresa.

—Yo quería hacer algo especial para ti Frankie, y ellos fueron mis padrinos mágicos.

La mandíbula de Frank por poco cae al suelo cuando vio la mesa tan pulcra y sintió el delicioso aroma que salía del horno.

—Eres lo mejor que me pudo haber dado la vida, lo sabías —dijo Frank abrazándolo por detrás e inhalando el olor de su cuello.

Gerard sonrió dejándose envolver un par de minutos en los brazos de Frank, luego se giró y plantó un corto beso en sus labios.

—Siéntate cariño —ordenó Gee, yendo a servir la cena.

Todo transcurrió según los planes de Gerard, platicaron del día de Frank, Gee le contó como había sido la preparación de la cena. Para cuando estaban terminando el postre predilecto de Frank, Gerard sintió que era el momento ideal para la siguiente fase de su plan.

Tomó aire y se levantó de la mesa en busca de la guitarra, Frank lo miraba sin comprender, hasta donde sabía Gerard no tocaba guitarra.

Ignoró la mirada de su compañero, se sentó en su lugar nuevamente y fijó sus ojos en él, en su ángel.

Así pues comenzó a cantar, su voz era tan fluida, parecía que toda la vida se hubiese dedicado al arte del canto, emanaba de él una melodía tan hermosa y perfecta que cautivó en el instante a Frank y de sus ojos comenzaron a descender lágrimas, de alegría y felicidad, esas palabras lo llenaban, lo hacían sentir bien.

—A love that's more...

Terminó su labor, puso la guitarra en el suelo y se levantó para sentarse en las piernas de Frank que estaba limpiando las pocas lágrimas traviesas que se habían escapado.

—Estas letras las escribí para ti mi vida, las melodías las compuse pensando en ti, en lo que hemos vivido, Frankie gracias por haber llegado a mi vida.

—Gracias a ti Gee, me llenas tanto, no sabes la alegría que siente mi alma cuando estás conmigo —lo abrazó—. Gracias por todo, la cena estuvo divina y la canción, por Dios, me la tendrás que cantar muy seguido.

Ambos sonrieron, felices, enamorados, agradecidos con la vida.

Se fundieron en un beso, esta vez de manera distinta, más cálida, más atrevida, aún faltaba un paso más en esta noche especial el cual no había formado parte de los planes de Gerard.

A New Day's Coming for Us ➛FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora