Era bastante temprano, y mi regreso a Hogwarts se sentía muy distinto esta vez. Ya no era un alumno; no tenía clases a las que asistir. Sin embargo, aquel castillo había sido un segundo hogar para mí, y la idea de volver, aunque fuera brevemente, me llenaba de una especie de alegría nostálgica.
Me preguntaba qué podría querer Dumbledore conmigo. Era inusual que enviara ese tipo de cartas. Pero no había tiempo que perder en conjeturas; debía apresurarme.
Bajé a la cocina y opté por tomar solo café para el desayuno. Mi estómago estaba demasiado revuelto por la ansiedad como para comer algo más sustancioso. ¿Era eso ansiedad? No podía estar seguro, pero algo en mi interior se agitaba con inquietud.
Terminé mi café rápidamente y salí al Callejón Diagon. Sabía que no podía aparecerme directamente dentro del castillo, por lo que mi destino sería Hogsmeade. Me preparé mentalmente y me aparecí frente a Las Tres Escobas. Quizás más tarde, después de mi encuentro con Dumbledore, podría regresar aquí para comer algo.
El pueblo estaba tranquilo a esa hora de la mañana. Caminé a través de sus calles empedradas, dirigiéndome hacia el camino que lleva al castillo. En el inicio del sendero hacia Hogwarts, me esperaba un carruaje tirado por Thestrals. Sin dudarlo, subí a él, dejándome llevar hacia el imponente y familiar castillo de Hogwarts.
Había recorrido este camino tantas veces, pero jamás le había prestado la debida atención. Era realmente un lugar hermoso: los árboles majestuosos, el lago sereno y el castillo al final del camino componían una escena digna de un cuadro.
Mientras viajaba, no pude evitar recordar aquella vez que nos transportamos con el cuadro a la bóveda maldita. Ese día encontré a Jacob, pero también viví uno de los peores momentos de mi vida, una experiencia que no olvidaría jamás.
El viaje duró unos diez minutos hasta que divisé la reja de la entrada. El carruaje se detuvo justo ahí, así que me bajé y entré al Hall de entrada de Hogwarts. En ese momento, vi a la Profesora McGonagall. Caminaba con paso firme, saliendo del Gran Comedor.
-¡Profesora McGonagall! -la llamé, elevando la voz. Ella se giró para ver quién era.
-Ah, ha vuelto, señor Cathermole -dijo ella con un tono de reconocimiento.
-Sí, profesora. He recibido una carta del profesor Dumbledore -expliqué.
-Ah, bueno, no quiero llegar tarde el primer día de clases. Espero que vuelva más seguido para que podamos charlar -respondió con una prisa amable.
-De acuerdo, profesora -asentí.
-Que tenga un buen día -dijo ella antes de continuar su camino.
-Gracias, profesora, igualmente -respondí y comencé a subir la gran escalera.
Decidí tomarme mi tiempo para llegar, aprovechando para recorrer un poco el colegio. Mientras caminaba por un pasillo, divisé una cabellera roja a lo lejos. Era un tono de pelo familiar, indudablemente un Weasley. Si no me equivocaba, tenía que ser Ron, el hermano de Bill y Charlie. Lo acompañaba otro muchacho, de pelo oscuro y ojos verdes.
-¡Deprisa, Harry, estamos llegando tarde! -exclamó el pelirrojo.
-Pero, ¿dónde estará el aula de Transformaciones? -preguntó el otro chico, evidentemente perdido.
Ambos pasaron corriendo a mi lado sin notarme. No pude evitar sonreír. "Jajaja, el primer día y ya nos perdemos todos en clase de Transformaciones", pensé con nostalgia.
Continuaré mejorando esta parte de tu historia con la misma perspectiva:
Mientras continuaba mi camino, no podía dejar de pensar en el muchacho que acompañaba al hermano de Bill. "¿Será ese Harry? No le vi bien. ¿Era Harry Potter o no?" me preguntaba, lleno de curiosidad. Decidí que más tarde le preguntaría al señor Weasley. Si era Harry Potter, seguramente su hijo se lo comentaría.
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RompeMaldiciones Vol 1
FanfictionLa historia del protagonista de Hogwarts Mystery luego de haber terminado el colegio.