Capítulo Veintinueve

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Capítulo Veintinueve.
Hades Athens.

Cuando pienso que las cosas no pueden ser peor, me dan la noticia que mi padre está en coma. No estaba muerto, los médicos dijeron que en unos días debería despertar, pero no podía meter esa información dentro de mi cabeza.

Solo podía pensar lo peor y eso era que el no despertara más.

Sentí unos brazos rodearme, pero no podía moverme. Todo a mi alrededor estaba borroso y sentía que me faltaba el aire.

—Ella no reacciona.—escuché una voz preocupada, pero no pude enfocarme.

¿Mi padre iba a morir? No podía dejar de pensar en eso. Solo de imaginarme una vida sin mi padre, todo se sentía vacío.

—¿Hades?

Parpadeé y traté de enfocarme para ver a mi madre con los ojos llorosos.

—Vete de mi vista.—fue lo primero que dije sorprendiendo a todos en la sala de espera del hospital.

Trate de soltarme de los brazos que me sostenían para ver a un Archilles dolido a ver cómo lo apartaba de mi lado.

—¿Qué pasa?—Artemis intento tomarme de la mano, pero retrocedí.

—Todo es tu culpa, espero que no puedas dormir en las noches.—señale a mi madre.

—Estas un poco alterada, necesitas calmarte.—hablo con voz suave Jayde, intentando actuar como una madre preocupada.—La enfermera puede suministrarte un calmante.

Todo era su culpa por invitar a una familia que no quería el bien para nosotros. No podía ver a mi madre más que como la culpable de que mi padre pudiera no despertar jamás.

—Yo estoy perfecta.—en un descuido Artemis me tomo de las manos.

—Estas temblando.

—No lo estoy, suéltame.—intente salirme de su agarre.—De verdad estoy bien.

Mi rodeo en un abrazo forzado donde intentaba salirme, pero después entendí porque me tenía fuertemente agarrada. El pinchazo que sentí en brazo y cuando por fin logré salir de su amarre, ya no podía moverme.

—Vete a la mierda.—susurre antes que mis ojos se cerraran a un sueño inevitable.

——-

En cuanto me levante mi cabeza dolía demasiado, mire al rededor y me di cuenta que estábamos en la casa que Cato me había llevado. A mi lado estaba recostado Jawad revisando unas cosas en su teléfono, en cuanto sintió que me movía, sus ojos se enfocaron en mi.

—Al fin despiertas, compré McDonald's porque se que eso te anima.—dejo su teléfono a un lado y acaricio mi mejilla.

—No quiero comer.

—Si eres una buena niña, te comes todo y te relajas, mañana te llevare a ver a tu padre todo el día.—dejó un beso en mi nariz.

Sin que se lo esperara me levante de la cama y coloque mis chancletas. El se quedó un momento observándome, pero luego se levanto y me tomo de la mano para bajar las escaleras.

Dulce VenenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora