Capítulo Treinta

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Capítulo Treinta.
Hades Athens.

Al terminar de ponernos de acuerdo a que hora íbamos a reunirnos, decidí que era momento de irme así que le deje a Archilles la responsabilidad de dejar a Odin en su casa mientras que Cato me llevaría a mi Penthouse. Necesitaba despejar mi mente y poder adelantar trabajos pendientes.

Estaba agradecida de tener un trabajo en el que podía hacer las cosas que me gustan.

No pase del elevador cuando ya tenía brazos rodeándome y sentí el familiar olor de Damien. No me sorprendía verlo aquí, el trabajaba mayormente de noche. Una mierda de turno si me lo preguntan, pero es lo único que pudo conseguir en un bar de mala muerte, ya que no quizo mi ayuda.

—¿Cómo estás? Vi lo que sucedió en la fiesta, estuve preocupado y no contestabas mis mensajes.—me dejó libre para poder entrar y recostarme en el sillón que estaba en la sala de estar.

Damien se sentí a mi lado, atento a lo que tenía por decir.

—Estoy tratando de tomar las cosas con calma, las cosas no están pasando como quiero pero sé que puedo manejarlo.

Tomó mis manos y les dio un pequeño apretón que me hizo sonreír.

—Eres una chica fuerte y aquí me tienes siempre que me necesites.—dejó un beso en mi frente—Sabes que te quiero mucho.

¿Ya había dicho lo dulce que es Damien? Si no estuviera interesada en idiotas, sin duda iría tras el.

—No hablemos todo de mi, mejor cuéntame como te está yendo en tu nuevo trabajo y cómo está tú madre.

Soltó mis manos para recostarse en el sillón.

—Estoy haciendo lo mejor que puedo y estoy en búsqueda de un trabajo mejor que esté más relacionado a mi carrera.

—Sé que puedes con todo lo que te propones, solo debes estar enfocado y no dejar ir oportunidades por otras personas.

Me levante del sillón porque tenía clara cuáles eran mis intenciones al venir aquí.

—Gracias por siempre creer en mi. Haré la cena para nosotros, ¿hay algo especial que quieras?

—Sorpréndeme.

Damien lograba que amara comer más que nuggets y papas fritas. Mi relación con la comida era amor odio con una gran preferencia hacia las papas fritas y todo lo relacionado al pollo frito, eso era algo que el sabía así que no me preocupaba que podría darme de comer.

Después de decirle que podría encontrarme en mi estudio por si necesitaba de mi, camine dando saltitos a mi lugar seguro. Estar en mi estudio, rodeada de pinturas y lienzos por todas partes me llenaba de paz y tranquilidad que no sabría cómo describir; simplemente se sentía como mi hogar.

Al llegar a la habitación me cambie de ropa por una camisa que me quedaba demasiado grande, pero era cómoda y solo había costado un dólar en una tienda de segunda. Acomode lo que necesitaría para empezar a pintar y coloque mi playlist favorita para trabajar.

Lo mejor de mi trabajo era que mis clientes me daban la libertad de hacer lo que yo quisiera, me gustaba la confianza que depositaban en mi para crear un obra que estaría en algún lugar de gran importancia para ellos. Podría decir que los trabajos favoritos eran para los hoteles, pero este trabajo para Fénix me tenía ilusionada porque era para su hermana menor Kelpie, no es un secreto que para mi Kelpie es una modelo hermosa con la que espero colaborar en algún momento.

Dulce VenenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora