-No hay dueña más digna de mi corazón. –y la atrajo hacia él y la besó. Le dio un beso tímido pero en seguida se convirtió en uno más feroz, sentía que le explotaba el pecho al saber que ella también lo amaba y correspondía su abrazo y su beso, cada vez más demandantes.
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Tauriel se separó de su cálido beso aturdida, la reina los había dejado a solas. Había tantas cosas de las que hablar que no sabía por dónde empezar. Se puso en pie nerviosa, quería ser honesta con él, se lo debía.
-¿Qué ocurre? –preguntó Legolas mientras se erguía también. En su mirada había preocupación y algo de arrepentimiento. –Sé que me he precipitado pero...
- No es eso. –Tauriel lo cortó. –Creo que me tienes en más consideración de la que merezco. –dijo mirando al suelo.
- ¿A qué te refieres?
- A que ya he yacido con alguien. –lo miró temerosa de su reacción, su mirada se fue al cuerpo sin vida de Kili sintiéndose miserable aunque Legolas no se percató.
- Ya veo... -el elfo se puso tenso, intentando contener la rabia que lo invadía.
- Sé que no es excusa, pero yo ya había perdido toda esperanza de estar con vos, el rey me pidió que me alejara. Me hice a la idea de que nadie me amaría nunca... -se hizo un silencio que pareció durar años, veía a Legolas batir una guerra de sentimientos en su interior.
- No te culpo, Tauriel. Fui un cobarde por no mostrarte antes mis sentimientos, por querer ir despacio y asegurarme de que no eras una interesada como tantas otras. –dijo finalmente Legolas, ya un poco más sereno.
- Nunca lo he sido, no puedo pensar en quedarme algo que no es mío. Tengo tan poco que siempre supe que estaría sola, no tenía nada que perder porque pensé que moriría de todos modos en la batalla por eso me atreví a... -no podía continuar, se le trababan las palabras.
- Lo sé. –
- Lo siento. –se disculpó ella. –Aunque sé que no merezco vuestro perdón, como tampoco merezco vuestro amor. –apretó los puños intentando contener las lágrimas en vano pero Legolas cogió sus manos delicadamente y las besó. Ese gesto la dejó contrariada.
- Tauriel, hasta hace unos instantes pensaba que te perdía y ahora te tengo aquí. Yo te amo y quiero pasar el resto de mi vida contigo. –y antes de que pudiera reaccionar la besó lento y suave, saboreando sus labios delicadamente. Sus lágrimas rodaban por sus ojos por esa declaración de amor sincero, sintiendo que no merecía nada de lo que él le ofrecía.
- Pero he actuado de forma impetuosa e irracional, debí haber esperado a casarme. He ido contra toda norma.-
-No eres la primera y tampoco la última elfa que ha mantenido relaciones sexuales antes de casarse y no precisamente con su prometido. Lo mismo sucede con los elfos. –la tranquilizó él.
- ¿Y con un enano? –en cuanto dijo eso se arrepintió de haberlo hecho, se estaba boicoteando a sí misma. Legolas la miró con los ojos que se salían de las cuencas, su mirada se fue a Kili y de nuevo a Tauriel, ésta asintió. El elfo se separó de ella, se llevó la mano a la frente y comenzó a caminar de un lado a otro como un animal enjaulado, inspirando y espirando aire intentando recobrar la compostura y algo de lucidez en su mente.
Tauriel sintió como sus esperanzas de estar con Legolas desaparecían por completo, ¿por qué se entorpecía a sí misma para ser feliz? Tenía la llave de la felicidad en la palma de su mano y la estaba pisoteando, pero quería ser honesta con él. Viendo que él seguía debatiéndose entre el amor y la traición decidió facilitarle las cosas.
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Vuelve a mí
Fiksi Penggemar¿Y si la reina del Bosque Negro no estuviera muerta? Este es un fanfiction que contiene sexo explícito. Los personajes no son míos, pertenecen al imaginario de J. R. R. Tolkien y Peter Jackson.