Décimo Segundo Capítulo

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Al entrar a ese lugar era como presenciar una lluvia de colores en la obscuridad. El ritmo de la música estremecía todo el lugar, llegaba a los oídos de todos, motivándolos a bailar hasta enloquecer por completo. El licor, cigarrillo eran más accesibles que una prostituta de avenida y las imágenes de lo que se daba a su alrededor zumbaban en su mente mareándolo completamente. Estaban en un jodido strip club y no se lo podía creer ni un minuto.

Jisung abrió muy bien sus ojos y encogió sus hombros a la vez que llevo la mano a su cara para cubrir su boca anonadado, completamente paralizado. Se decepciono a si mismo al sorprenderse como un niño cuando él había estado en millones de clubs en su vida. Pero esto era una locura que tuviese que cuidar a la señora Ji en ese lugar.

Miro a su alrededor esperando terminar de inspeccionar el lugar y había una mujer con ropa ajustada en cada esquina. El dinero llovía sin parar al redor de ellas. Creyó pensar que ganarían más que el en una noche y le parecía impresionante.

_¡Hey chiquillo! no te distraigas y realiza tu trabajo efectivamente. Sigue a la señora lee a donde ella se desplace. _Sentencio el asistente Jinyoung mientras miraba a Jisung fijamente a los ojos y lo meneaba ya impregnado del ambiente del club.

Jisung recordó aquellos días en los que solía perder en conocimiento en clubes de esa índole y a quien quería engañar con sus pensamientos si seguía en las mismas de vez en cuando. La juventud no le iba a durar para siempre y tenía que aprovecharla viviendo al límite. Sonrió para sí mismo al recordar aquellas noches y deseo repetirlo nuevamente, pero era hora de trabajar.

_Seguro yo la sigo a donde sea. _Aseguro con una media sonrisa en la cara.

Siguió con sus pasos a la señora Ji y aterrizo de manera torpe una bolsa repleta de billetes.

_¡Hey toma esto! y repártelo entre todas esas dulces niñas de que trabajan de bailarinas. _Él lo tomo algo confuso y ella asintió mostrándole confianza para proseguir a hacer lo que se le había mandado a hacer. Asintió algo intimidado, aun no le tenía confianza o simplemente no estaba acostumbrado a interactuar mucho con las personas.

Jisung se quedó algunos segundos mirando a su empleadora. Su mirada punzante recorría todo su cuerpo de manera insaciable. Se detuvo a si mismo preguntándose que estaba tratando de divisar en ella y le surgió la idea de que la había visto en algún otro lugar, rebobino y se lo negó así mismo porque era algo imposible.

Se preguntó cómo rayos iba a poder repartir el dinero hasta que vio al asistente hablar con la señora Ji y le señalaron ambos que se pusiera en marcha. Él puso mala cara y se giró sobre sus talones. Camino hacia donde se encontraban y fijo sus ojos en una de ellas.

Ella era completamente preciosa. Su cuerpo era delgado, su cara parecía la de una muñeca, se juró a si mismo que era extranjera y menor de edad. Sus ojos se encontraron y ella sonrió coquetamente justo como su profesión lo exigía siguió su baile con gracia mientras cambiaba partes de la coreografía para acercarse a Jisung. Soltó su mano de largas uñas y venas marcadas y acaricio la mejilla del chico. Él se dejó acariciar como de costumbre. Se alejó lentamente y desplazo el fajo de billetes en el piso de la plataforma donde la chica estaba bailando.

_La señora Ji se ha conseguido un lindo pichoncillo de guardaespaldas. Ya era hora de desechar a ese reverendo vejestorio que ni sabía cuidarse a sí mismo. _Ella envolvió su mano en el mentón del castaño sin siquiera voltear a ver el dinero.

El no dijo nada al respecto y solo miro de los ojos hacia los rojos labios de la chica y ella mostro sus dientes en una sonrisa. Ella lo empujo juguetonamente y tomo el dinero mandando un beso al aire que obviamente pertenecía a el muchacho.

Placer Vacío || ChensungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora