𝐁𝐋𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 𝐆𝐈𝐑𝐋 ━ MICHAEL GRAY

07.

HABÍA PASADO UNA SEMANA DESDE SU INEXPLICABLE MOMENTO en la habitación, Michael y Olivia no se habían dicho una palabra. Ambos estaban sentados en su oficina, Olivia estaba trabajando hasta la muerte en algunas matemáticas para hacer con la caridad, pero Michael estaba demasiado ocupado arreglando su lámpara.

La constante iluminación de encendido y apagado estaba llevando a Olivia al borde de un ataque de nervios.

—¿Puedes detener eso? Por favor.

Ella golpeó bruscamente su escritorio y se pellizcó el puente de la nariz.

—¿Detener qué?—Michael suspiró, no queriendo lidiar con su queja hoy.

—La luz. Me está dando dolor de cabeza—gimió y se frotó las sienes.

—Qué maldita vergüenza.

La respuesta sarcástica de Michael casi la terminó allí y luego, esa fue la primera conversación que tuvieron en siete días enteros. Aunque vivían juntos, nunca hablaban en la casa, en el trabajo, a la hora de comer o en la Guarnición.

Apenas se reconocieron el uno al otro.

Michael tenía curiosidad.

Quería saber cuál era el gran secreto que Olivia le estaba ocultando.

Se lo dijo sutilmente a Tommy y Polly, ambos lo negaron diciendo que no era su lugar. Su siguiente plan era John, Arthur o Finn. Eran menos conscientes de lo grandes que eran sus bocas, lo que significaba que podían dejarlo escapar en cualquier momento.

Finalmente arregló la lámpara, pero continuó presionando los interruptores solo para molestar a Liv.

Su cabeza estaba en sus manos desesperada.

—¡Para!

—¿Todo bien aquí?—Tommy entró en su pequeña oficina confinada con una sonrisa engreída en su rostro.

—Nunca he estado mejor, gracias—Michael le sonrió, como el pequeño hipócrita que Liv pensaba que era.

—¿Liv?

Tommy y Michael se enfrentaron a la mujer furiosa.

Ella no respondió con palabras, solo un pequeño gruñido para mostrar su disgusto.

—Encantador. ¿Todo listo para esta noche?—Tommy giró su chaqueta y colocó sus brazos en los agujeros.

—¿Está noche? ¿Por qué?

Liv no sabía que la noche de la Cena de Caridad de la Fundación Shelby, nadie le había mencionado nada.

Sin embargo, fue invitada, solo había una falta de comunicación por parte de Michael, cuyo trabajo era informarle.

—La cena. Esta noche. Vienes, así que no protestes.

Tommy abrió la puerta, listo para partir.