𝐁𝐋𝐈𝐍𝐃𝐄𝐑 𝐆𝐈𝐑𝐋 ━ MICHAEL GRAY

18.

OLIVIA Y MICHAEL SE SENTARON UNO FRENTE AL OTRO en el suelo. Charlie todavía se estaba divirtiendo agitando la cuchara en la otra habitación.

En un pensamiento rápido, Liv arrancó parte de la túnica del padre Hughes para poder limpiar la sangre de la cara de Michael. Todavía estaba agachado junto a la pared, sin moverse en absoluto en el tiempo transcurrido desde el asesinato.

—Solía ​​llevarme a la trastienda. Pensé que era especial.

Michael apenas era audible, Liv solo lo escuchó ya que no se estaba haciendo ningún otro ruido. Su honestidad hirió su corazón.

—Cuando tenía tres años, mi madre se suicidó. Tomó el revólver de mi padre, lo empujó por el fondo de su garganta y apretó el gatillo. Sam la encontró. Tenía solo cinco años, lo marcó de por vida.

Le contó ella, pero continuó limpiando la sangre de la cara de él con la bata rasgada.

—Olivia yo...—Michael comenzó a hablar pero ella levantó la mano para silenciarlo.

—Dijo que estaba mal mentalmente. Perdió la trama después de tenerme. Ella nunca sonrió, nunca quiso abrazarme o nunca me quiso realmente. Siempre estuvo triste. Fuimos Sam, papá y yo por tanto tiempo. Luego, la guerra estalló afuera y papá fue enviado. Sam y yo lo logramos, lo hicimos bien, ya sabes. La abuela vino y nos cuidó. Papá murió en acción. Luego, cuando Sam tenía quince años, se escapó para unirse al ejército.

Murmuró, una lágrima rozó su mejilla, pero no se detuvo:

—Dijo que debería tomar el lugar de papá. Mintieron sobre su edad y se lo llevaron. Se lastimó dos semanas antes del final de la guerra. Metralla en la columna vertebral. Murió una semana después.

Una sonrisa dolorosa apareció en su rostro.

—La abuela me llevó a Australia para un nuevo comienzo. Lo odié. No tenía dinero y se enfermó. Yo era su cuidadora a tiempo completo. Luchamos tanto Michael. Pasé mi cumpleaños número dieciocho teniendo sexo para obtener un poco de dinero.

La voz de Olivia se quebró al final de su oración mientras las lágrimas corrían por su rostro.

—Esa vez te llamé un caso mental, fue porque...—Michael fue amable con sus palabras cuando se dio cuenta.

—Me molestaban todo el tiempo, me jodían. Llamaban a mi madre la loca de Small Heath. Simplemente me recordaste eso...

—No tenías que decirme todo eso.

Michael le acarició la mejilla con el pulgar.

—Tenía que hacerlo. Te obligue a decirme la tuya. Es justo que sepas la mía. Eres el único que sabe sobre la prostitución. No se lo digas a nadie, menos a tu mamá. Por favor.

Se secó las lágrimas maniáticamente con el dorso de la mano. Charlie se arrastró hacia ellos mientras continuaba limpiando la sangre de las manos de Michael mientras sollozaba.