Día 4: Secreto vergonzoso

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Encontrar la cafetería en la cual se reunirían fue más sencillo de lo que esperaba. Se sentía aliviado que sólo hubiera perdido unos minutos por ir en dirección contraria.

Ahora, Sousuke estaba en la puerta del "Marron Café ", donde Kisumi lo había citado. Faltaban unos diez minutos para la hora acordada. No quería parecer ansioso ante los ojos de su amigo, pero quedarse parado frente a la entrada de la cafetería lo hacía ver como alguien sospechoso.

Respiro hondo, contó hasta diez y cruzó la puerta del local. Puso una cara impasible, como si solamente pasara por el lugar porque estaba en su camino. Estaba dispuesto a seguir en ese papel hasta que llegará Kisumi a su encuentro. Pero no contaba con que él ya estuviera ahí, acompañado de su novio y escenificando una escena cliché de celos.

― ¡¿Cómo pudiste, Kisumi?! Te he entregado los mejores años de mi vida ¡Y haces esto! ― decía Asahi, sacudiendo a su pareja de los hombros― ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Es por qué no soy lo suficientemente alto para ti? ¡¿Es eso?!

― ¡Claro que no, Asahi! Te amaría, aunque fueras bajito. Serías mi adorable llavero― Kisumi sonreía, totalmente despreocupado del reclamo de Asahi.

― ¡No te burles de mi altura ahora! ¡Estamos hablando de nuestra relación!

― ¡Ah! ¡Sousuke! ― deseo tanto que Kisumi no lo hubiera dicho en voz alta y señalándolo― Únete a la conversación. Ven, ven.

― ¡Sousuke-san! ― Asahi no reguló el volumen de su voz― ¡Sí, únase! Quiero que de su opinión con respecto a este asunto.

Asahi tomó un gran sobre que estaba en una mesa cercana a ellos.

― ¡Miré! ― le entregó el sobre― Dígame si no es para sospechar. Pillé a Kisumi ocultando estas fotos. Tuvo el descaro de pedírmelas porque creí que era por nostalgia de la Secundaria ¡Pero hizo copias! ¡Y sólo de las fotos donde esta Makoto!

Sousuke dio un grito interno y sus alarmas se encendieron. Su impulso de ahorcar a Kisumi se emparejaba con el pánico de ponerse en evidencia.

― Yo opino que...― no sabía cómo terminar esa oración. No era un actor profesional y no sabía si su actitud indiferente era convincente.

― ¡Asahi! ¡Deja de ponerte en vergüenza! Es una suerte que el Café este vacío, si no también me avergonzarías a mí. Ve al almacén y acomoda las cajas que acaban de llegar ¡Ahora!

― ¡Hermana! No ves que mi relación con Kisumi está en juego...

― Tu vida va a estar en juego si no haces lo que te pido ¡Ve ahora!

Asahi no objeto nada, si su hermana le hablaba así, era mejor obedecer. Apretó los dientes y fue, refunfuñando, a la parte trasera del Café.

― Chicos― dijo Akane a Kisumi y Sousuke― disculpen a mi hermano. Denle espacio. Necesita ocuparse en algo y volverá más tranquilo. Tomen un capuchino en lo que regresa― les sirvió dos tazas ― Iré un momento a controlar que Asahi no rompa nada.

Con la atmosfera algo más relajada, tomaron asiento dispuestos a disfrutar su respectivo capuchino. Sousuke aun tenía el sobre con las fotos de Makoto en sus manos. Kisumi lo observó divertido.

― Oye, oye, no has pagado por ellas, Yamazaki― dijo sonriendo con picardía― Incluso creo que debes pagarme el triple. Hiciste que Asahi se enojará conmigo.

Sousuke era un hombre de honor. Aunque no soportará la actitud socarrona de Kisumi ahora, le debía un favor por las fotos y una compensación por causar una pelea entre Asahi y él.

Saco de su bolsillo un gran rollo de papeles, que en realidad eran más que eso.

― Son cupones válidos por todo este mes. Desde restaurantes a pastelerías. Hay paquetes especiales para parejas.

― ¡Guau! ― a Kisumi le brillaron los ojos al revisar todos los cupones― Realmente debes necesitar mucho esas fotos― dijo ladinamente― Si te interesa: tengo algunas que tomé de Makoto mientras le daba clases de natación a Hayato. Te las doy por el mismo precio que estás.

Era evidente que Kisumi se divertía siendo su proveedor estrella y Sousuke era un adicto al material que le daba.

― Más te vale que sean buenas y que valgan su precio. Adiós― Sousuke se retiró sin terminar su capuchino. Estaba deseoso de llegar a su departamento y estar a solas con nueva adquisición.

Todo había iniciado con Gou que le regaló, por amistad y complicidad, unas fotos de Makoto cuando era el capitán del Club de Natación en Iwatobi. Desde ese día, se dio cuenta que necesitaba más.

Nagisa, a cambio de unos postres, le paso su amplia galería de recuerdos de Iwatobi. Era un grandioso archivo de miles y miles de fotos de Makoto, algunas de su infancia y otras de su época en la Preparatoria.

No podría pedirle fotos de Makoto a Nanase. Estaba seguro que lo tacharía de pervertido. No tenerlo de su parte era un perjuicio para su gran colección.

Era una suerte que Kisumi, además de prometer guardar el secreto, le proporcionará ahora las fotos. Tenían un precio, claro, pero lo valían.

Sousuke no sabía si algún día le confesaría a Makoto que, mucho antes de ser novios, tenía toda una pared con sus fotos a las que decía: "Buenos días", "Buenas Noches", les contaba sus actividades diarias, sentía vergüenza y excitación al vestirse o desnudarse frente a ellas.

Tampoco le diría a Makoto que tenía una copia de cada foto en su teléfono, para poder verlas en cualquier lugar. Y las besaba, para sentirse tranquilo e invocar a la suerte.

Era su más grande secreto, que esperaba que Makoto nunca lo supiera.

Su colección lo hacía ver como un enfermo obsesionado con Makoto Tachibana, el cuál aun no era su novio. Pero le avergonzaba tanto admitir ante él, ante todos, que ya imaginaba una vida junto a él.

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💕Feliz cuarto día de Souweek  💕

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