Ƈαρίтυℓσ 4

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-Gracias. No tenías que hacerlo, pero gracias. -estamos frente al edificio. Pero aún estoy sentada en el asiento de su auto, mientras busco mis llaves.

-De nada. -me sonríe-. Alise me mataría si te hubiera dejado bajo la lluvia sola.

Le sonrío, asintiendo. Porque, él tiene razón. Alise lo hubiera dejado sin bolas. Sin embargo, me hubiera gustado que dijera:"lo hice porque no quería que caminaras sola bajo la lluvia". Pero, seamos realistas. Eso sólo sucede en las películas, y en los libros que amo leer.

Bajo del auto despidiéndome, para luego acercarme a la puerta. No encontré las llaves, supongo que las tendrá Alise, así que sólo me queda esperar. No veo al guardia nocturno, así que supongo que anda por ahí. Me divertí mucho, a pesar de ese momento incómodo con Adam. Aún, si cierro mis ojos, puedo ver la forma tan decidida en la se acercó a mí. La manera en que sus labios se adueñaron de los míos. La forma en que hizo nuestro el momento. Debo admitir que movió algo en mi interior, que no fueron precisamente las hormonas. Fue algo más. Y... Luego arruinó todo.

Mis cavilaciones se ven detenidas cuando escucho el ruido de un auto acercándose, y me pongo en alerta de inmediato. Pero al darme vuelta veo el auto de Adam.

-¿Por qué sigues aquí afuera? -pregunta frunciendo el ceño.

-Ah. Es que hace una noche hermosa y... Nada, sólo quería verla. -miento. Luego le doy mi mejor sonrisa falsa, esa que me ha funcionado otras veces. Pero el me mira serio.

-Sky, no está bien que estés afuera y además sola a estas horas de la noche. Es peligroso. -argumenta-. Sube.

Me quedo patidifusa un segundo, totalmente de piedra. Supongo que me tardo mucho, ya que suspira y se baja del auto. Se acerca hasta la puerta del copiloto y la abre.

-Sube al auto, Sky. No voy a secuestrarte ni nada así. -me dice entre serio y juguetón.

Yo asiento y subo al auto. Unos segundos después, Adam está en su asiento, y está arrancando el auto. A donde sea que me lleva.

El trayecto es silencioso. Pero no un silencio incómodo, ese que te dice a gritos que lo llenes con palabras; es más un silencio relajante. «La calma antes de la tormenta» pienso. Pero es algo a lo que estoy acostumbrada. A tener pedacitos de cielo, antes de regresar al infierno.

A los pocos minutos, Adam estaciona el auto frente a una linda casa de piedra rojiza. Con increíble porche decorado con algunas flores; dos ventanas a cada lado de la puerta de madera. Juntos, nos acercamos para entrar, pero en el momento en el que tenemos un pie dentro de la casa, somos invadidos por la pequeña disputa entre Alex y Nick. Quiénes supongo se aburrieron de la fiesta y regresaron a su casa.

-¡Eres un jodido tramposo! -le grita Nick a Alex. Quien protege un trozo de pizza como si su vida dependiera de ello-. Perdiste justamente, ahora, cumple tu apuesta.

-¿Que perdí justamente? -inquirió Alex anonadado-. Tú hiciste trampa, ¡Admítelo!

-¡No hice trampa, Alex! Cumple lo que prometiste joder.

-¿Qué carajos está pasando aquí? -pregunta finalmente Adam. Su semblante está entre divertido, confundido y molesto.

-Hicimos una apuesta, quien ganara obtenía el último trozo de pizza, ¡Y este gilipollas perdió, y ahora no quiere pagar! -nos explica Nick, gritando y acercándose a Alex.

-Adam eso es mentira, él hizo trampa. Yo lo sé. -se defiende como un niño Alex.

-Alex, dame el trozo de pizza. -dice Adam. Extiende la mano hacia Alex, que prácticamente abraza el pedazo de pizza-. Dámelo, no me lo voy a comer, te prometo que no le pasará nada.

Wicked DestinyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora